Sánchez e Iglesias abrirán un nuevo diálogo tras el congreso del PSOE

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

BENITO ORDOÑEZ

El socialista insiste en un pacto a tres con Ciudadanos que los otros dos rechazan

16 jun 2017 . Actualizado a las 08:35 h.

Un año y medio después de las elecciones generales del 2015, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias vuelven a la casilla de salida y se emplazan a buscar un acuerdo contra Mariano Rajoy que hasta ahora se ha demostrado imposible. Tras dos votaciones de investidura fallidas del secretario general del PSOE que Podemos no apoyó, y de una moción de censura planteada por el líder morado que los socialistas no han respaldado, ambos líderes intercambiaron mensajes ayer para tratar de acercar posturas de cara al futuro una vez que se celebre este fin de semana el congreso federal del PSOE.

Iglesias tomó la iniciativa

Fue Pablo Iglesias el que tomó la iniciativa tras su derrota en el Congreso en una votación en la que solo obtuvo el apoyo de Compromís, Bildu y ERC, enviando un mensaje al secretario general de los socialistas a través de la red Telegram para trasladarle que valoraba «positivamente la relación y el tono de ambas formaciones en el debate», según la versión transmitida desde Podemos, en la que se asegura que ambos intercambiaron impresiones sobre el desarrollo de la moción y se emplazaron a hablar tras el congreso socialista. Desde la dirección del PSOE se mostraron menos explícitos y aseguraron que Sánchez se limitó a contestar a un mensaje de Iglesias «por cortesía».

En todo caso, ese contacto rompe con una dinámica de alejamiento mutuo alimentado por la respectiva desconfianza que se ha ido acrecentando desde la negativa de Podemos a sumar sus votos a los del PSOE y Ciudadanos para hacer presidente del Gobierno a Pedro Sánchez. Inmediatamente después de salir derrotado del Congreso, Iglesias instó a los socialistas a presentar cuanto antes su propia moción de censura para tratar de sacar a Mariano Rajoy de la Moncloa. Pese a no contestar a ese desafío, en un artículo publicado ayer con su firma en el diario El Mundo, el líder del PSOE se declaraba dispuesto a buscar «cuanto antes» una mayoría alternativa a la del PP en el Congreso. Pero nada ha cambiado sin embargo en el fondo del discurso de Sánchez, que sigue buscando esa mayoría alternativa a través de un acuerdo que incluya a Podemos y a Ciudadanos, por más que estos dos partidos hayan manifestado ya en reiteradas ocasiones que son absolutamente incompatibles y que nunca entraran en un pacto que incluya al otro.

Sánchez, por el contario, afirma que ese acuerdo sigue siendo posible y por eso critica los «garrotazos» entre Iglesias y el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, en el debate de la moción de censura. Algo que, a su entender, supuso una gran «decepción» para «los millones de ciudadanos que demandan un cambio en nuestro país».

«Importa que fluya la relación»

Ni en el PSOE ni en Podemos confirman por ahora una posible reunión formal entre ambos líderes. La número dos de la formación morada, Irene Montero, aseguró que no está previsto. «Sé que tiene cierto interés periodístico, pero lo importante es que fluya la relación», señaló, aunque ella misma lanzó una pulla a los socialistas. «Esperamos que cuando cierren su transición los socialistas nos prefieran a nosotros que al PP y a su muleta», dijo en referencia a Ciudadanos.

Rivera enfrió ayer cualquier expectativa de acuerdo al negarse a participar en un «caos» político para derrocar a Rajoy. Reiteró su «profundo» desacuerdo con el modelo «económico, político, y de la nación» que defiende Iglesias. «Con PSOE, Podemos y los separatistas no vamos a estar en un Gobierno Frankenstein», explicó, y añadió además que «hay muchos socialistas que nunca han estado por esa idea y no es momento de reeditar un fracaso, como ya pasó con Pedro Sánchez». Según aseguró, el líder del PSOE «tiene que comentar la actualidad desde artículos y no desde el Congreso porque él se bajó renunciando a su escaño» y Ciudadanos no va «poner patas arriba a un país por esto».

El Gobierno no se siente amenazado por el deshielo entre las fuerzas de la izquierda

Lo que temen los populares son las alianzas que permitan a la oposición ir derogando la obra legislativa de Rajoy

N. V.

El Gobierno asiste como espectador al intercambio de gestos entre el PSOE y Podemos. Pero en la Moncloa ponen en cuarentena el «pacto mínimo de no agresión» que parecieron escenificar en el hemiciclo del Congreso Pablo Iglesias y el portavoz interino de los socialistas, José Luis Ábalos. A falta de conocer la evolución de los acontecimientos, el Ejecutivo, escéptico, cuestiona la tesis de que se estén sentando las bases para una nueva moción de censura. Los números, recuerdan, siguen sin dar. En los análisis del Gobierno, las dos opciones que el secretario general electo del PSOE podría explorar para desbancar al PP en el corto plazo resultan igual de improbables a día de hoy.

Ni el Gabinete de Mariano Rajoy ve a los socialistas, que el miércoles marcaron distancias con el modelo territorial de Podemos, sumando ahora fuerzas con Esquerra ni parece fácil la alianza de Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera. «En la transición se decía que la política hace extraños compañeros de cama, pero estos me parecen extrañísimos», apuntó ayer en RNE el portavoz gubernamental, Íñigo Méndez de Vigo.

Acuerdos o trinchera

Aunque es cierto que la moción de censura de Podemos ha evidenciado que sigue sin haber alternativa a Rajoy, tras el congreso del fin de semana, el PSOE tendrá manos libres para pactar con Podemos o con Ciudadanos con el objetivo de desgastar al Gobierno en la Cámara baja. El portavoz parlamentario de los populares, Rafael Hernando, instó ayer a los socialistas a elegir entre la oposición constructiva, que no excluye los acuerdos con el PP, o la «trinchera» de Podemos y los rupturistas. En realidad, lo que temen los populares son las alianzas que permitan a la oposición ir derogando la obra legislativa de Rajoy.

Los próximos plenos en la Cámara baja, los últimos de este período de sesiones, se convertirán por ello en un buen test para evaluar el estado de las fuerzas parlamentarias, comprobar si el Gobierno saca adelante sus decretos, si los partidos se anotan éxitos como la reforma del sistema de elección en RTVE y hasta dónde llegan las comisiones de investigación. El PP confía en que, al menos, se mantenga la pauta de los últimos ocho meses y que el Gobierno pueda seguir salvando las iniciativas «importantes».