«Non queremos que Miguel Ángel Blanco quede no olvido»

E. F. OURENSE / LA VOZ

ESPAÑA

Tumba de Miguel Ángel Blanco en A Merca.
Tumba de Miguel Ángel Blanco en A Merca. Álvaro Vaquero

La familia ourensana del asesinado por ETA recuerda el dolor de su secuestro y asesinato veinte años después

11 jul 2017 . Actualizado a las 13:54 h.

Aurelio Garrido esconde los ojos cuando habla de su sobrino. Intenta que no se noten las lágrimas que asoman a sus rostro cuando le preguntan cómo recuerda las 48 agónicas horas que transcurrieron desde que ETA comunicó que tenía secuestrado a Miguel Ángel Blanco hasta que unos cazadores lo encontraron con dos tiros en la nuca. Fue el 13 de julio de 1997, a las cinco menos cuarto de la tarde. 

«Nós preguntabámoslle se non tiña medo por aquilo de que ETA estaba nunha época moi activa. El sempre nos contestaba que non, que se non se metía con ninguén non lle pasaría nada», recuerda su tío. Y es que, después de veinte años, aunque la herida siga doliendo como el primer día, Aurelio es consciente de que no había un porqué en la elección de su sobrino como cabeza de turco.

«Desde que está aquí, nós coidámolo e levámoslle flores», explica. Hace diez años que decidieron trasladar sus restos por las continuas pintadas que aparecían en el cementerio de Ermua al cementerio ourensano de A Merca. «Non hai día que non lembremos todo aquilo, é inevitable», explica sentado en el patio de su casa, a escasos cien metros de donde descansan los restos de Miguel Ángel. «Non nos gusta andar lembrando todo isto, pero tampouco queremos que quede no esquecemento», cuenta con voz temblorosa. Solo sonríe cuando explica que muchos jóvenes -y le hace especial ilusión que así sea- llegan hasta Faramontaos, donde está el cementerio, preguntando por la tumba de su sobrino. «Viñeron ata unhas mozas de Andalucía e un poeta que escribiu un libro na súa memoria», enfatiza.

Otro de sus tíos, Antonio Blanco (de Xunqueira de Espadanedo, a pocos kilómetros de A Merca) cree que el asesinato de su sobrino supuso un antes y un después: «Lo único que consiguieron fue crear odio y rechazo, tanto de las familias como de la sociedad vasca». Jamás se imaginaron que les fuera a tocar tan de cerca porque la víctima tenía 29 años y llevaba poco tiempo en la política. «A día de hoy todavía me cuesta creerlo, nunca pensé que llevasen a cabo la amenaza», lamenta.

El jueves está previsto que el Concello de Xunqueira de Espadanedo le rinda homenaje, con una ofrenda floral, y el domingo se celebrará una misa en su memoria en la capilla del cementerio de Faramontaos. Los padres de Miguel Ángel no podrán asistir por problemas de salud que les impiden viajar.