Podemos exige a Díaz que se defina y decida ya «si va a ser candidata o no»

Luís Pousa Rodríguez
Luís Pousa REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

La ministra de Trabajo y vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, se reunió este lunes con el fiscal general del Estado, Álvaro García
La ministra de Trabajo y vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, se reunió este lunes con el fiscal general del Estado, Álvaro García Juan Barbosa | EUROPAPRESS

La ministra de Trabajo replica a los morados: «Estoy dejándome la piel por mi país»

08 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Podemos reservó el domingo el momento estelar de su Uni de Otoño, el foro anual en el que la formación busca el rearme ideológico, a su antiguo líder. Pablo Iglesias ya no será el secretario general de los morados, pero aunque formalmente Ione Belarra dirige ahora el partido y Yolanda Díaz lidera el flanco a la izquierda del PSOE en el Gobierno de coalición, el exvicepresidente sigue siendo el máximo referente del espacio rupturista y, cuando los tiempos son inciertos, Podemos lo saca del armario junto a otros ex, como Juan Carlos Monedero, para agitar conciencias e infundir moral a sus huestes.

En la clausura del foro, Iglesias estalló contra Yolanda Díaz y la indefinición de su proyecto Sumar, que por ahora se mantiene en la incertidumbre del «proceso de escucha» y los «encuentros con la sociedad civil». «Podemos ha sido una fuerza política generosa como ninguna otra. Y tiene que apostar por confluir con Sumar en las elecciones generales. Pero Podemos debe ser respetada», clamó Iglesias, en clara referencia a Yolanda Díaz.

No se quedó ahí el antiguo líder de los morados, que elevó el tono y el desafío a la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo: «¿Quién piensa que le puede ir bien en las elecciones generales a una candidatura de la izquierda si a Podemos le va mal en las municipales y autonómicas? Hay que ser estúpido».

Ante el revuelo mediático por sus palabras, desde Podemos trataron de matizar este lunes el mensaje. El propio Iglesias echó mano de las redes y de los micrófonos de RAC 1 para recalcar que no hizo referencia alguna a la vicepresidenta y que su «estúpido» aludía a «cierta opinión mediática».

Díaz no quiso comentar este lunes el discurso del exlíder de Podemos y, a preguntas de la prensa antes de asistir a un homenaje a Almudena Grandes, respondió: «Estoy dejándome la piel por mi país y sigo trabajando».

También salió a escena el coportavoz estatal de la formación, Javier Sánchez Serna, quien, por una parte, intentó rebajar la tensión con el sector liderado por Yolanda Díaz. «No hay que quedarse con una frase aislada, hay que entender esas referencias dentro de un contexto más abierto y no solo referido al ámbito partidista, sino en la esfera de los medios de comunicación o de las cloacas», trató de apaciguar Serna. Pero, a continuación, redobló el aviso a la ministra de Trabajo y le exigió que se defina cuanto antes de cara al ciclo electoral que se abre en mayo con las municipales y autonómicas y que se cerrará con las generales a finales del 2023.

«Cuando Yolanda Díaz termine de organizar su partido político, escucharemos su propuesta. Nuestra voluntad es conseguir un acuerdo de coalición con Sumar, pero es Yolanda quien debe decidir si es candidata o no. Ahora mismo no tenemos esa información», demandó el coportavoz de Podemos. 

De gira por España

Pero por ahora no hay fecha ni plazos para la puesta en marcha de Sumar. Antes de sentarse a hablar con los partidos, en el horizonte del 2023, Díaz quiere concluir su gira por España, para tratar de integrar en su proyecto a representantes de la sociedad civil, y valorar luego si opta a la presidencia del Gobierno.

La debacle de las llamadas confluencias de la izquierda en Andalucía, donde las disputas internas son particularmente ásperas, y experiencias traumáticas como la desaparición de En Marea del Parlamento gallego no hacen más que avivar las dudas de Díaz sobre la viabilidad de la propuesta y, en particular, sobre el complejo encaje de esta fórmula en una coalición con Podemos.

Queda también por definir el papel de Izquierda Unida en el proceso —Díaz tiene carné del PCE—, pero se da por hecho que IU respalda la candidatura de la ministra de Trabajo, al igual que los comunes, donde Colau es una de las grandes valedoras de Díaz.

En el PSOE preocupa mucho que la grieta abierta entre Podemos y la vicepresidenta segunda se traduzca en una pérdida de peso del conjunto de la izquierda en las urnas. Aunque su portavoz, la ministra Pilar Alegría, no quiso comentar este lunes las palabras de Iglesias, subrayó la necesidad de que todas las formaciones progresistas «tengan capacidad de movilizar al electorado».

Sí terció en la polémica el exdirigente de Podemos Ramón Espinar, que calificó el papel de Pablo Iglesias como «una caricatura de un liderazgo tóxico».

Yolanda Díaz saludando a Pablo Iglesias en el Congreso, en enero del 2020
Yolanda Díaz saludando a Pablo Iglesias en el Congreso, en enero del 2020 Mariscal | EFE

De «la mejor ministra» a «hay que ser estúpido»

En marzo del año pasado, Pablo Iglesias abandonó el Gobierno para lanzarse a una incierta carrera por la presidencia de la Comunidad de Madrid. En pleno traspaso de carteras —incluso antes de verse forzado en mayo a dimitir como secretario general de Podemos tras su estrepitoso fracaso en el duelo con Isabel Díaz Ayuso—, Iglesias señaló a Yolanda Díaz como heredera de todos sus cargos. A dedo y sin el consentimiento de la elegida, designó a Díaz como su sucesora en el Ejecutivo, donde asumió la vicepresidencia segunda y la coordinación de los ministros de Unidas Podemos, y como futura candidata a la presidencia al frente del espacio ideológico a la izquierda del PSOE. El 31 de marzo del 2021 la presentaba como «la mejor ministra de Trabajo de la historia de nuestra patria» y la futura «primera mujer presidenta de España».

Desde los elogios de entonces, la relación entre ambos —que se remonta al 2012, cuando Iglesias trabajaba de asesor en la campaña de la Alternativa Galega de Esquerda de Beiras y Díaz— se ha ido deteriorando hasta desembocar en el irreversible «hay que ser estúpido» que, en alusión más o menos velada, le dedicó el domingo a la vicepresidenta segunda.

Dos causas de fricción

Los ataques de Iglesias a Díaz se han multiplicado por dos causas principales. La primera, que el exlíder de los morados nunca se fue del todo. Sus constantes alocuciones en las plataformas mediáticas tratan de marcar la pauta al partido y a los ministros de su espacio, mientras que la vicepresidenta exige manos libres para actuar tanto en el Gobierno como al frente de una hipotética candidatura. La segunda causa es la cercanía de la ministra de Trabajo a Pedro Sánchez, al que Díaz se ha mantenido leal incluso en cuestiones esenciales para Unidas Podemos como el envío de armas a Ucrania.

En noviembre del 2021 se llegó a un punto sin retorno. Yolanda Díaz organizó un acto en Valencia junto a Ada Colau, Mónica Oltra y Mónica García y no invitó a Podemos, a lo que el omnipresente tertuliano replicó que le habría gustado ver allí a Ione Belarra e Irene Montero, «las dos mujeres más atacadas de la izquierda».

En esa espiral, el pasado abril, Iglesias ya se preguntó abiertamente si había acertado al nombrarla heredera. «No tengo claro que fuera lo correcto. Quizá tendría que haberlo dejado en manos de los partidos para que organizaran unas primarias», espetó. Solo unos días después, recordó a la vicepresidenta que su actual posición se la debe a la cúpula de Podemos y su presión al PSOE. «Por eso existe Yolanda Díaz», zanjó.