45 minutos para devastar todo un edificio

Pablo Medina MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Las llamas devoraron en apenas media hora el edificio de 14 plantas en el barrio de Campanar, en Valencia
Las llamas devoraron en apenas media hora el edificio de 14 plantas en el barrio de Campanar, en Valencia Manuel Bruque | EFE

Los expertos se centran en el material de construcción para explicar la rapidez del incendio

26 feb 2024 . Actualizado a las 14:04 h.

El edificio del barrio de Campanar de Valencia tardó menos de una hora en ser dominado por las llamas y destruido. Con las investigaciones técnicas aún en marcha, varios expertos apuntan a que el sistema de ventilación de la fachada estaba confeccionado con materiales altamente inflamables que aceleraron el incendio.

A las 17.37 horas, el fuego se inició en el balcón de una vivienda ubicada en el séptimo piso del edificio y 13 minutos después devoró la primera torre. La rapidez de propagación del fuego se debió a cómo se hizo la fachada. «Es un edificio que tiene una fachada ventilada, es decir, que tiene una cámara de aire dentro de lo que sería el cerramiento habitual y el exterior, que hace bonito con placas de aluminio. En un momento dado, las llamas pueden subir por ese espacio y hacer un efecto chimenea», según citó el presidente del Colegio Oficial de la Arquitectura Técnica de Valencia (COAT Valencia), Luis Sentra, en declaraciones a medios.

Este efecto chimenea actúa como impulsor de las llamas. Al tener solo un espacio vertical para expandirse, las llamas siguen un circuito hacia arriba y hacia abajo. El calor se concentra y el aislante térmico se derrite, dando lugar así a una expansión acelerada del fuego. El subdirector de Calidad y Acreditación de la Escuela de Ingeniería Industrial de la Universitat Politècnica de València, Rafael Royo, alertó además de que «la utilización de grandes ventanales acristalados, que cuando rompen permiten que el fuego entre en las viviendas» y «el famoso material para las paredes que lleva cartón» también facilitaron que el interior del bloque ardiera con rapidez, recogió Efe. 

Hipótesis sobre los materiales

Los componentes de dicho cerramiento fueron el segundo motor y abrieron tres hipótesis entre los expertos. La primera, que el revestimiento de la fachada constara de poliuretano, lana de roca con adhesivo o ambas distribuidas en distintas plantas del edificio. La segunda, que fuera polietileno, más inflamable. Pablo del Árbol, jefe del estudio Del Árbol Arquitectos, explica que puede que exista una tercera, ya que el edificio no contaba solo con un centenar de viviendas, sino también con oficinas y comercios. «La lana de roca es muy útil para aislar viviendas acústica y térmicamente. Si hubo reformas para hacer oficinas, puede ser que haya un mixto», explica el arquitecto.

Se sabe que la lana de roca estaba presente en el edificio por anteriores incidentes en la fachada. Sin embargo, como explica Del Árbol, «en un edificio que lleva construido 19 años es difícil investigar qué reformas se han hecho». Aunque aclara que, en el caso del polietileno, que algunos descartaron, «puede licuarse para caer, pero si tienes toda una fachada hecha de material inflamable, puede arder hacia arriba. Es como quemar un papel desde abajo».

Todo apunta a la lana

La teoría que cobra más fuerza por los hallazgos en las cercanías del edificio es la de la utilización de lana de roca como aislante. Los restos desprendidos del bloque analizados por el diario Las Provincias apuntan a «un termoplástico utilizado, como podría ser una resina aplicada en las placas de aluminio para adherirlas a la fachada», ya que este material de por sí no arde.

Para verificar esta información, el diario cita a la ingeniera Esther Puchades, que realizó un informe pericial del edificio por siniestros anteriores, además de la Asociación de Instaladores de Aislamiento, que hace referencia al Libro del Edificio. «Es importante aclarar que no había aislamiento de poliuretano en la cámara de la fachada ventilada del edificio siniestrado. En conclusión, son falsas las informaciones difundidas acerca de la presencia de poliuretano en este edificio y su supuesto papel como agente propagador del fuego», aseguraron en un comunicado recogido por el diario levantino.

Sin embargo, todas las fuentes remarcan la importancia de que las informaciones aún son de las primeras fases de la investigación, y que compete a las autoridades facilitar las conclusiones finales. Porque expertos como Vicente Terol, presidente del Colegio Oficial de la Arquitectura Técnica de Valencia citado por La Vanguardia, apuntan también a que «no podemos concluir a priori que haya sido el material» el catalizador del fuego.

Climatología adversa

Hubo también un tercer factor clave para que las llamas se propagasen con rapidez. La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) recogió rachas de viento cálido de entre 50 y 60 kilómetros por hora y una temperatura «anómala» de 24,5 grados entre las 17 y las 18 horas del jueves, en el momento en el que sucedió la tragedia. La sequedad que produce el calor y la acción del viento aceleraron también el proceso que de por sí la estructura catalizaba por su confección. A las 18.22 horas, las llamas se apoderaron de todo el edificio. Las labores de rescate se acometen sobre las 20 horas, pero los bomberos continuaron con la extinción de las llamas hasta bien entrada la madrugada. A las 12 horas de ayer, pudieron entrar en el edificio.

Qué son el polietileno, el poliuretano y la lana de roca

Los materiales empleados en la fachada del edificio incendiado de Valencia oscilan entre derivados del petróleo y lanas. Los tres más señalados en las hipótesis del incendio son bastante frecuentes en la construcción.

El polietileno es muy popular. En construcción, sirve para crear aislantes eléctricos, aislantes acústicos, tuberías o incluso lagos artificiales. Es un polímero que a baja densidad recibe el nombre vulgar de plástico, el mismo con el que se fabrican films transparentes, recipientes, bolsas o tuberías de riego. «En construcción, se utiliza en planchas rígidas y se sostiene por sí solo», explica el arquitecto Pablo del Árbol.

De la misma naturaleza aislante es el poliuretano, más viscoso y que hay que «proyectarlo» en forma de espuma para que se expanda y, una vez expuesto al aire, «sella bien todo», recoge también Del Árbol. En su opinión, ambos podrían haber sido utilizadas en la obra de la fachada del edificio de Valencia porque son muy frecuentes.

Respecto a la lana de roca, varias compañías de construcción consultadas indican que es un tipo de lana mineral que se produce a partir de rocas naturales volcánicas, muy abundantes en la corteza terrestre. Al someterlo a elevadas temperaturas y manipularla adecuadamente, se pueden crear hebras que se superponen hasta crear una especie de manta.

Su clasificación A1 en seguridad de incendios le permite ser a la vez una opción segura y de buena calidad en cuestión de aislamientos tanto térmicos como acústicos, sus principales usos.