Las Fuerzas Armadas dirigen operaciones en Líbano, Irak, Malí, Mediterráneo y Atlántico y están presentes en otras 12
08 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Una sala climatizada con pendiente descendente y cinco filas de mesas largas con ordenadores interconectados. Al fondo una pantalla digital ocupa casi toda la pared y a su derecha se sitúa un panel con diez husos horarios de lugares estratégicos para la seguridad nacional. En este fortín del Mando de Operaciones (MOPS) de las Fuerzas Armadas, ubicado en la Base de Retamares de Pozuelo de Alarcón (Madrid), se supervisan todas las misiones internacionales donde están presentes los militares españoles.
Este centro de mando cuenta con 50 puestos donde se sientan representantes de las diferentes unidades operativas afectadas en cada momento. La sala se puede ver a pleno rendimiento cuando se gestionan las crisis que surgen tanto en las misiones nacionales como extranjeras. Así ocurrió con la operación Balmis en el 2020, desplegada durante la pandemia de coronavirus, o en la evacuación aérea desde Afganistán en el 2021 tras la caída del Gobierno en manos de los talibanes. «En el año 2000 teníamos dos operaciones en el exterior y ahora tenemos 17 con más de 3.000 militares españoles en cuatro continentes. Esta situación ha supuesto un salto cualitativo para las Fuerzas Armadas y requiere una supervisión permanente», resume el teniente general Francisco Braco, comandante del mando de operaciones del Estado Mayor de la Defensa.
«Somos un socio fiable»
Durante la presentación en la base de los actos con motivo del vigésimo aniversario de su departamento, Braco puso en valor la relevancia que España ha adquirido en los organismos multinacionales de seguridad y defensa. «Somos un socio fiable», destaca. Desde enero pasado el Ejército ha pasado a liderar cinco operaciones bajo banderas de la ONU, la UE y la OTAN. Otro acontecimiento en un momento geopolítico especialmente convulso, dominado por la guerra en Ucrania, la operación militar israelí en Gaza y la creciente inseguridad en la región africana del Sahel, patio trasero de Europa. Pacificar, adiestrar y vigilar El Ejército de Tierra lleva la batuta en las misiones de Líbano, Irak y Malí, y la Armada dirige la operación de vigilancia del Mediterráneo y, desde esta semana, bajo bandera española, la denominada Dédalo 24. Se trata de un grupo aeronaval de combate expedicionario conformado por cuatro buques, que navegan hasta julio desde aguas de Turquía hasta el mar Báltico. En el 2023 el coste de todas las misiones ascendió a 1.023 millones, 100 más que dos años antes. Solo la presencia en operaciones de la OTAN sumaron unos 650 millones.
En la misión de la ONU de Líbano, llamada UNIFIL, 700 cascos azules españoles integran la brigada multinacional formada por 10.000 militares y 800 civiles de 46 países. El general español Aroldo Lázaro está al mando de toda la fuerza y ha adquirido un papel relevante en la pacificación de la frontera con Israel tras la invasión de Gaza. Desde hace diez meses, España también lidera la fuerza en la misión de adiestramiento de la OTAN en Irak, llamada NMI, bajo el mando del teniente general José Antonio Agüero. El Ejército aporta unos 400 efectivos y es el principal contribuyente.
También lidera la aportación de efectivos en la misión de entrenamiento de Malí bajo bandera europea, que está en fase de estudio para su finalización. Cuenta con 160 uniformados de nueve países, de los que España aporta el 80 %. Dirige el contingente el general Santiago Fernández. Por su parte, España dirige la operación naval Sea Guardian de la OTAN contra el terrorismo en aguas del Mediterráneo. El capitán de fragata Álvaro Huelin, comandante de la fragata Navarra, está al mando de la agrupación desde finales de marzo, que además la componen un buque italiana y otro belga. Finalmente, en la expedición de combate Dédalo 24 está al mando el contralmirante Gonzalo Villar y la conforma parte de la fuerza naval española, con el buque anfibio portaeronaves Juan Carlos I a la cabeza.