El gran mito del pop gallego ya tiene su biografía 

EXTRA VOZ

CEDIDA

«Saudade» es el libro que recoge la vida, obra y milagros de Andrés Dobarro, el artista que logró que la canción pop cantada en gallego alcanzase el número uno en las listas nacionales 

03 ago 2015 . Actualizado a las 17:17 h.

Fernando F. Rego es un apasionado de la música. Nació en Ferrol. Y escribe libros. Este triángulo determina la existencia de Saudade, la biografía de Andrés do Barro que acaba de ver la luz. Al modo de una deuda personal con su paisano, ha querido reivindicar en cerca de 300 páginas la figura del mito fundacional del pop gallego. «Siempre ha sido un referente para mí», señala. «Siempre he sentido una importante vinculación sentimental y emocional con su música», añade. Y no, no se trata en este caso de sentarse a escuchar los discos en casa y colgar, a mayores, una foto suya en la pared del dormitorio. Aquí hay más, mucho más. 

«Desde que empecé a escribir de música fui recopilando información sobre el artista -señala Rego-. Discos, ediciones extranjeras de esos discos, recortes de prensa, revistas originales de época como Mundo Joven, Diez Minutos o Semana». Todo ese afán coleccionista se desperdiga por el libro. Si hasta ahora sobre Andrés do Barro hablaban otros -los que estuvieron con él, los que lo conocieron luego- aquí también habla él. Con un elogioso trabajo de documentación, el autor sitúa en el contexto político y social el milagro: llevar una canción pop escrita en gallego al número 1 en 1969. Ocurrió con O tren

Para ello hubo que mentir. Tal y como señala Rego en su obra, lo habitual en la época es que un tema en gallego se topase con el portazo de la censura. Por ello, indicaron que se trataba de una pieza en portugués. Tras la falsedad se encontraba la certeza de contar con una joya: una pieza soberbia de folk-pop contagioso con coros felices. Entre sus versos, la sencilla historia de un joven que viaja en ferrocarril con el corazón latiendo a cien por hora al pensar que lo puede recoger allí su novia.  En el libro se habla de ella así: «O tren ha quedado ya en el inconsciente colectivo, como si hubiera estado ahí siempre. Una canción que ha traspasado la barrera del tiempo y ha entrado con todos los honores en la cultura popular. Ahora ya no es de Andrés es parte del corazón de todos los gallegos».   

El tema sonó en toda España y se incluyó en el primer elepé del ferrolano: Me llamo Andrés Lapique Do Barro (1970). El disco incluye también Corpiño xeitoso y San Antón. Seguirían la misma suerte que O tren, irradiando luz por todas las emisoras nacionales y situando a su autor a un nivel de popularidad similar al de Joan Manuel Serrat o Raphael. 

Esta hazaña no ha sido valorada en su justa medida, según  Fernando F. Rego. «Se habla de sus números uno como si fuese algo sencillo, cuando fue el único artista gallego que alcanzo siquiera una vez el número uno -reflexiona-. Andrés fue muchas cosas más que esa. Fue uno de los responsables de la génesis del pop gallego y también nacional. Creo que él abrió un camino que otros que vinieron después, transitaron, ya fuese de manera consciente o inconsciente. Al igual que lo hicieron Los Tamara y algunos otros. Creo que la música en lengua gallega tuvo en Andrés su único éxito de masas dentro de la cultura pop».

Ahí descansan los datos. También las lecturas históricas. Pero, quizá, en lo que normalmente no se ha hecho el hincapié necesario es el fantástico material de esa primera etapa del artista. Más allá del exotismo, en ese disco hay un crisol de sonidos que van desde el pop soulero de San Antón (muy en la línea de los Bravos o Los Canarios) al fastuoso sonido a lo Henry Mancini de un Teño saudade que se recrea en la poética de su colaborador Xabier Alcalá. Enmedio, el oyente se puede encontrar con Vou a Bueu, con un indisimulada querencia por los experimentos lúdico-musicales de The Beatles en el White Album

En el libro se detalla una a una cada pieza, con anécdotas de lo más jugoso.  «Los coros de O tren, el famoso pi-pi-pi-pi-pi eran Juan Pardo, Emi de la Cal, Camilo Sexto y mi madre que taparon el microfóno», señala la hija del cantante Andrea Lapique. También se rescata la delatadora hoja interior del disco. Dice así: «Me llamo Andrés Lapique Do Barro y os presento unas cuantas de mis canciones. Hoy son en gallego porque así las he sentido y por que quiero colaborar con todo el interés y cariño a dignificar mi idioma materno, caído durante muchos años en el más cruel menosprecio». Ante algo así sobran más explicaciones. 

MÁS HITS EN EL SEGUNDO DISCO 

Tras el éxito de su primer disco, Andrés de apresuró a lanzar la continuación Pum! (1971) que incluirá otro éxito masivo: Pandeirada. Tirando de la cultura popular más enraizada en Galicia sería su último gran éxito. Sí, porque luego llegaría una carrera errática y oscura en la que Fernando F. Rego dedica una especial atención. Para él Do Barro es «un alma libre, un hombre con una sensibilidad a flor de piel que no supo, ni quiso, luchar contra una industria musical que no entendía». 

«No es que haya muchos mitos sobre la figura de Andrés -añade el autor-, pero lo que si hay es un profundo desconocimiento acerca de muchos aspectos de su persona. ¿Por qué se produce un descenso tan vertiginoso? ¿Qué pasó en México? ¿Por qué desaparece de escena?... a todo eso intenta dar luz. Creo que el libro consigue desmontar la imagen general que se tiene de Andrés, y descubre a un artista completo que abarcó géneros como el góspel o la americana, y que cultivo la narrativa, por ejemplo».

Le que vino después es un tercer elepé muy poco aprovechable y un cuarto, que permanece inédito. En Saudade se recoge el track-list del mismo de su puño y letra. Pero entre los allegado a Do Barro el disco no se conserva completo. «Lo más normal es que termine viendo la luz -sostiene el autor-. En los últimos años apareció una parte del máster, unos cinco temas, pero continúan faltando más de la mitad. Esperemos que al final, salga todo a la luz y se edite. Hay grandes canciones en ese disco».

En los ochenta se produce la decadencia. Problemas con el alcohol, arrinconamiento artístico y falta de autoestima lastran los pasos del músico. En la parte final del volumen se recrea una entrevista que Jose Ramón Gayoso le hizo a Andrés en 1989, poco antes de morir. Así se narra: «Intentaba agradar y mostrar la mejor versión de sí mismo pero por dentro lo comían los demonios. Es fácil entender la situación: el olvido, el orgullo herido... Muchos de los que le dieron palmadas en espalda en los días de vino y rosas, desaparecieron sin avisar».

Sería una de las últimas apariciones del músico en los medios. Un tumor hepático terminó con él el 22 de diciembre. Empezaba ahí el mito. Se agrandaría con el tiempo.