Los lores se pasan de la raya

Rita Álvarez Tudela

EXTRA VOZ

LEON NEAL

El escándalo de Lord Sewel es solo la punta del iceberg de una larga lista de excesos y corrupción que han acabado con varios miembros de la cámara ante los tribunales

02 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Podría ser el argumento de un capítulo de una serie de televisión,  pero lo triste es que es el último escándalo en el que ha sido pillado un lord británico. El escándalo ha sido tal que el barón escocés John Sewel ha pasado a ser apodado Lord Cocaína en Londres.

Tras la publicación del vídeo y la ola de críticas pidiendo su dimisión, a Sewel, aliado político de Tony Blair, le costó tomar la decisión de irse e inicialmente pidió una excedencia, con la esperanza de las aguas se calmaran y poder volver a hacer vida normal. Sin embargo, nos encontramos en un país donde dimitir es un verbo a la orden del día y donde demasiados escándalos y comportamientos inauditos están dejando por los suelos la reputación de los lores. Y Sewel pasó así a ser uno más de la lista.

Sin embargo, antes de Sewel hubo otros lords que dieron mucho que hablar. En los últimos cinco años, algunos se han visto implicados en escándalos por un uso indebido de los gastos que reciben por ser parlamentarios. Ese fue el caso en 2010 de Lord Hanningfield, declarado culpable de falsa contabilidad y condenado a nueve meses de prisión.

Hanningfield cumplió parte de su condena en la cárcel de Standford Hill, en la isla de Sheppey, que también tuvo entre sus barrote a Lord Taylor of Warwick, un conservador encarcelado durante 12 meses por recibir más de 16.074 euros para pagar viajes entre Oxford y Westminster, así como noches de hotel en Londres, que en realidad nunca necesitó.

También Lord Uddin fue suspendidoa de los Lores para un tiempo récord de 18 meses después de recibir 178.000 euros al pedir un subsidio por alojamiento al que tienen derecho los parlamentarios que no viven en la capital. Uddin defendió que ella vivía en Kent, pero la investigación probó que esa casa estaba completamente sin amueblar y que sus vecinos no habían visto ocupantes en el piso desde la compra del inmueble hecha por la parlamentaria. La realidad era que ella llevaba viviendo en Londres los últimos 30 años, donde ejercía su derecho a voto, no teniendo derecho a esa cuantiosa ayuda.

En el caso de Lord Paul, uno de los hombres más ricos del país con una fortuna estimada de más de 700 millones de euros y uno de los que más donan en la campañas del partido Laborista, apuntó a que su hogar estaba en Oxfordshire y recibió más de 54.000 euros que luego devolvió voluntariamente.

En 2009, Lord Truscott y Lord Taylor de Blackburn fueron los primeros lores en ser suspendidos desde 1642. En aquella ocasión, Lord Taylor, primer lord negro de los conservadores,  confesó sus malas prácticas a un par de reporteros, creyendo que eran hombres de negocios de Hong Kong.

En total, el conservador ingresó unos 13.000 euros por viajes y gastos nocturnos desde la que alegó era su residencia principal, cuando en realidad era la vivienda de su nieto en la ciudad de Oxford y él estaba viviendo en Londres. 

«Los lores certificaron que sus gastos estaban justificados. No tenían que aportar recibos. Se considera que las personas que consiguen el título de lord deben ser honestas», defendió el juez Justice Saunders durante el juicio. 

Otro caso que salpicó a los miembros del parlamento fue un escándalo de una red de pedofilia, en el que la policía nombró a 22 figuras de alto nivel relacionadas con el abuso de chicos jóvenes e incluso el asesinato de alguno. El periódico The Sunday Times dijo que la lista incluía a tres lores.

La profesora de la Universidad College London Meg Russell cree que pese a los escándalos, la Cámara de los Lores «ha sido reformada a lo largo de su historia con pequeños pasos», por lo que le parece incorrecto que la opinión pública se quede con la imagen de que es una «institución que no cambia» y cita como ejemplo las reformas de 1999, que apostaron por abolir casi todos los títulos hereditarios.