Suelte aire, luzca fabulosos abdominales

Manuel Blanco

EXTRAVOZ OK

MARCOS MÍGUEZ

Es un sueño compartido por estetas y preparadores físicos: la tableta de chocolate. Un cinturón abdominal perfecto, en equilibrio. La gimnasia hipopresiva se ha convertido en apenas unos años en una de las disciplinas de moda. Un camino eficaz para cultivar una zona del cuerpo tan exigente como caprichosa por la pertinaz acumulación de tejido adiposo

20 nov 2016 . Actualizado a las 10:36 h.

Son ese oscuro objeto de deseo. Así seas un amante de la cuestión estética o un apasionado entrenador. Para los primeros, porque pocos grupos musculares dan tanto lustre a un físico como cuando lucen cual tableta. Para los segundos, porque son algo así como el arco central que ha de sostener la arquitectura corporal. Abdominales. Una suerte de obsesión que ha alimentado durante años toda clase de rutinas llamadas a fortalecer y esculpir el abdomen: básicos, con carga, isométricos... No son pocas además las disciplinas que han focalizado buena parte de sus esfuerzos en trabajarlos: pilates, TRX, yoga... Lo último de lo último en este singular territorio es la gimnasia abdominal hipopresiva, una sucesión de ejercicios en apnea respiratoria que desarrollan todo el potencial de esta zona.

Celebrities como la modelo Miranda Kerr o la presentadora Pilar Rubio se han declarado devotas de esta práctica, especialmente indicada durante el embarazo y el post parto, así como para atacar problemas de estreñimiento u obesidad. Y es que además de para el cinturón abdominal, se considera muy eficaz para activar el suelo pélvico. Con el objeto de conocer en qué consisten y si son tan eficientes, asistimos a una de las sesiones que se celebran en el Coruña Sport Center (CSC), un espectacular centro deportivo localizado en el barrio coruñés de Matogrande. Allí nos esperan Tamara Barreiro, la responsable del curso sobre hipopresivos y suelo pélvico, y Delio Arias, el director deportivo de la instalación.

La definición técnica de los hipopresivos resulta un tanto farragosa para el profano: la generación de una presión negativa dentro de la cavidad abdominal y pélvica que, a su vez, desata una reacción tónica refleja (una contracción refleja muscular) que acaba por vigorizar todos estos músculos. ¿La explicación mundana? Pues el hipopresivo consiste en meter barriga en una posición concreta mientras se aguanta la respiración después de haber expulsado todo el aire de los pulmones.

Lo cierto es que si la teoría puede generar cierta confusión, todo queda despejado con la práctica. Al ejecutar cada uno de los ejercicios, se siente una llamativa tensión en el abdomen, tensión que por momentos alcanzará una exigencia máxima. Seguramente sea por eso por lo que muchos gimnastas -sin duda el paradigma del deportista con la tan deseada tableta- han incorporado también estos ejercicios a sus rutinas de entrenamiento diarias.

A lo largo de la sesión, Tamara alterna distintas posturas que trabajan con estas técnicas hipopresivas sobre la zona abdominal o sobre el suelo pélvico: de pie, con los brazos en jarra, con una pierna adelantada, de rodillas, boca arriba... Cada uno de estos ejercicios está compuesto por tres series que ejecutamos en apnea respiratoria durante 15 segundos, esto es, sin tomar oxígeno y una vez exhalado todo el aire. Entre serie y serie, realizaremos tres inspiraciones lentas y profundas antes de volver al ejercicio, lo que en el fondo son apenas unos segundos de alivio. Pero es que además habremos de mantener la posición de los brazos y piernas, una exigencia mayúscula en alguna de las posturas que ordena Tamara.

La secuencia es mucho más dura de lo que pudiera parecer como espectador. Al negarle oxígeno al cuerpo y abrir el abdomen al máximo con la contracción, uno percibe en carne propia cómo los abdominales se endurecen y se violentan. En esos instantes de sufrimiento aflora la mejora física, el ansiado progreso del core indispensable para fortalecer el tronco central del cuerpo y prevenir lesiones.

La sesión dura alrededor de 50 minutos en los que apenas se verán movimientos explosivos o sudor a raudales, esos síntomas que identifican el deporte en el imaginario colectivo, y sin embargo sí deja en el que suscribe la sensación de mejora física. De esfuerzo, objetivos cumplidos... Esas pequeñas cosas que acreditan que la visita ha valido la pena.