Cómo tener a su humano sano y feliz

Tamara Montero
Tamara Montero LÓGICA GATUNA

EXTRAVOZ OK

20 nov 2016 . Actualizado a las 04:00 h.

Por supuesto que tener humanos es de lo más saludable. Son seres volubles, difíciles de educar. Necesitan de mucha disciplina y de rutinas claras. No comen cualquier cosa. Son exigentes. No duermen en cualquier sitio. Tampoco comen cualquier cosa. Ni se conforman con cualquier juguete. Así que hacerse cargo de un humano es toda una responsabilidad. La educación es dura. Adiestrar a una persona puede llevar años. Puede llevar toda la vida. Lo primero, establecer horarios. Hay que madrugar. Así que a las siete de la mañana deben darnos el desayuno. Sin excepción. Aquí no hay fines de semana, no hay vacaciones. No hay días libres. Se madruga todos los días. De todo lo que ellos se lleven a la boca, tenemos que probar un poco. Porque a veces se alimentan con cualquier cosa. Y eso puede hacerles engordar. O lo que es peor, enfermar.

Segundo punto, jugar. Hay que jugar todos los días, varias veces al día. Con diferentes juguetes. El ejercicio es básico para la salud de los humanos. Hay que azuzarlos, hacer que se levanten del sofá, que corran por la casa, que se escondan, que intenten engañarnos. Jugar, jugar, jugar. Tienen que hacer ejercicio todos los días para evitarles problemas a futuro. Cansarlos para que a última hora se vayan a dormir satisfechos.. Para que podamos descansar.

Disciplina. Sobre todo, mucha disciplina. Así que hay que enseñarles desde el primer día a limpiar la arena. A diario. Y si algún día se les olvida, hay que reprenderlos. Perseguirlos por la casa, reñirles. Gritar si hace falta. No valen las excusas. No vale que por un día no pasa nada. Disciplina. La clave es la disciplina.

Pero no solo con mano dura se educa a un humano. Una de cal, otra de arena. Así que por la noche, cuando ya están cansados, cuando solo tienen ganas de tumbarse y echarse a dormir, tenemos que dar cariño. Tumbarnos junto a ellos. Hacernos una pelota frente a la tele. Ronronear. Acicalarlos. Al fin y al cabo, son nuestra responsabilidad. No se adopta un humano para luego no hacerle caso.