El estrés, la pesada carga de la vida cotidiana

EXTRAVOZ OK

Lois Balado

El estrés ayuda a ofrecer una respuesta rápida a situaciones que se consideran amenazantes y se vincula a la capacidad que tiene el ser humano para adaptarse a dificultades a las que se tiene que enfrentar

05 mar 2017 . Actualizado a las 09:52 h.

Eu sempre poño como exemplo o tema das gacelas, dos documentais de La 2, cando aparece un león os seus corazóns empezan a latexar moi de présa, bombean máis sangue, os músculos contráense e iso lles permite saír moi rápidas. Se non tivesen esa activación automática morrerían devoradas». Así explica Juan Carlos Díaz del Valle, médico especialista en psiquiatría, lo que supone una situación de estrés, remarcando que es un proceso adaptativo que permite responder a acciones amenazantes de una manera rápida. «É algo bo e grazas a el podemos seguir evolucionando como especie, se non o tivéramos non existiriamos», remarca. En este sentido, incide en que todas las personas están sujetas a estrés en sus vidas y puntualiza que es un proceso que no necesita tratamiento, sino que lo que abordan los especialistas son los casos en los que a consecuencia del estrés se desarrollan otro tipo de trastornos, como la ansiedad, la depresión o el estrés postraumático. A este último, vinculado a accidentes o a acontecimientos peligrosos, los especialistas lo sitúan como el nivel más alto a nivel patológico y consideran que en estos casos, si el trauma persiste mucho tiempo, es necesario que se recurra a ayuda profesional.

 Díaz del Valle reconoce que, si bien un estrés puntual se vincula a un proceso de adaptación al entorno e incluso se considera bueno porque permite responder ante estímulos, este puede generar problemas cuando las situaciones son repetidas, se vuelven crónicas o se viven con mucha intensidad, lo que hace que la persona no logre acomodarse a la nueva situación y acabe desarrollando un malestar psicológico o derivando en desequilibrios emocionales e incluso físicos. En este sentido, el especialista señala que en el estrés patológico pueden aparecer déficits cognitivos a nivel de atención, de problemas de memoria o incluso de un empeoramiento de la conducta. A nivel físico encontramos síntomas como contracciones musculares, dolores, malestares gastrointestinales, aumento de la frecuencia cardíaca o de la tensión arterial e incluso trastornos de los hábitos alimenticios, que serían la respuesta física a la situación de presión.

Atajar las causas

La manera de abordar este tipo de situaciones es diagnosticar la causa que provoca el estrés e intentar ponerle fin. «Se estás traballando e tes un xefe que está todo o día meténdose contigo e presionando de maneira inadecuada, non hai que tomar un tratamento, o que hai que facer é que esa persoa deixe de traballar aí ou que cambie a actitude», explica, remarcando que las patologías asociadas al estrés se abordan, en la mayoría de los casos, a través de psicoterapia. «Está demostrado que en este tipo de incidencias é máis efectiva que o psicofármaco, que actúa sobre os síntomas, pero non sobre a base do problema», que asegura es lo que hay que intentar eliminar. Este psiquiatra puntualiza que solo se recurre a la psicofármacos cuando se detecta una patología concreta y como complemento al abordaje psicológico.

«Non existen trastornos e enfermidades, senón persoas que teñen trastornos e enfermidades, e cada persoa precisa tratamento individual. Hoxe en día xa se está falando de medicina personalizada, incluso en oncoloxía os cancros de pulmón non son tratados igual, estanse facendo estudios de xenética que permiten que cada persoa se trate dunha forma diferente. Hai que buscar as características desa persoa, do seu ambiente, o axente que provoca a situación de estrés, a patoloxía que ten e, en función deses factores, establecer un tratamento personalizado», señala Díaz del Valle como pautas a seguir con los pacientes.

Admite que no siempre se pueden eliminar las causas o las circunstancias que provocan los trastornos, pero se trabaja en estrategias de enfrentamiento para que la persona pueda ir poco a poco resolviendo el trauma. En este sentido, Díaz del Valle señala como ejemplo los procesos de dolor con los que se intenta afrontar, por ejemplo, la pérdida de seres queridos en accidentes.

Causas comunes

Los picos de estrés más comunes están relacionados con factores laborales, problemas familiares e incluso con dificultades a la hora de enfrentar enfermedades, pero la reacción ante una misma situación varía en función de cada persona. Estas distintas reacciones las vincula Díaz del Valle a la vulnerabilidad y la capacidad de resolver los problemas que cada uno tiene. «De xeito similar a que fisicamente non todos respondemos igual, nin resolveriamos igual unha carreira ou fuxida, a nivel psicolóxico pasa o mesmo, hai persoas máis vulnerables, persoas que ante niveis de estrés pequenos poden desenvolver algún tipo de patoloxía, e hai outras con capacidade de resiliencia, con capacidade de aguantar niveis altos de estrés sen que lles supoña unha situación difícil», comenta este psiquiatra.

Díaz del Valle señala que, en los últimos años, se han detectado picos de trastornos vinculados al estrés debido a dos situaciones concretas, por una parte a la crisis y, por otra, a los nuevos hábitos de consumo que se han extendido entre los adolescentes. En cuanto a la situación económica, remarca que el hecho de que muchas personas hayan perdido su vivienda o el trabajo ha disparado los niveles de estrés, con repercusiones emocionales por el empeoramiento que se ha producido en las condiciones de vida. En cuanto a los jóvenes, que reconoce como un colectivo especialmente sensible a las situaciones de estrés, remarca que si hace tres décadas la edad media a la que comenzaba el consumo del alcohol o de otro tipo de sustancias como los estupefacientes se situaba en torno a la mayoría de edad, entre los 17 y los 19 años, actualmente ha bajado a los 13 años. «Empezar a tomar tóxicos nunha idade como son os 13, cando o cerebro non está maduro e está formando as conexións, o que vai a provocar é unha poda neuronal e vai facer que o cerebro sexa máis vulnerable, o que pode levar, dende o punto de vista biolóxico, a ter máis dificultades», afirma.

Asimismo, el experto reconoce que la vida urbanita, que lleva aparejada padecer atascos, un mayor nivel de ruido y una mayor velocidad en las labores que se realizan, puede elevar el nivel de presión, aunque matiza que debido a la capacidad de adaptación los que se han criado en las ciudades registran menos impacto que alguien que provenga de una sociedad más pequeña y deba asimilar lo que conllevan las aglomeraciones. En los últimos años se ha popularizado el movimiento denominado slow, que apuesta por la desaceleración en la vida cotidiana y asume muchos de los parámetros que se recomiendan para reducir el nivel de estrés, como es dedicar más tiempo al ocio, a la familia y a los amigos, una recomendación que tampoco olvida Díaz del Valle.