«No es cierto que lo que no te mata te hace más fuerte»

Ana Montes

EXTRAVOZ OK

DANI PUJALTE

La genética nos marca, de eso no hay ninguna duda. El especialista Miguel Pita describe en su libro «El ADN dictador» hasta qué punto nuestra carga genética influye en nuestra vida

21 may 2017 . Actualizado a las 04:00 h.

Tenemos estrés, agotamiento y fatiga porque llevamos un tipo de vida y un ritmo diferente al que nos pide nuestra fisiología que, tras miles de años, aún no se ha adaptado a que seamos oficinistas en vez de recolectores. La clave está en El ADN dictador (Ariel) que «en algunas cosas nos trata como marionetas aunque en otras tiene su propia capacidad de decisión e independencia». Lo explica Miguel Pita, Doctor en Genética y Biología Celular que nos recuerda que estamos gobernados por nuestros genes más de lo que pensamos y que cada cambio evolutivo nunca se fragua a la carta y sí en miles de años.

 -La genética tiene sus normas y aún no estamos adaptados ni al ratón del PC ni a estar tantas horas sentados. ¿Vivimos en una sociedad antinatura?

-Es un poco antinatura porque va más rápido que nuestra biología y se olvida de que somos animales. No tiene en cuenta esa parte de nuestra existencia. La idea del libro es recordarlo y no solo dejar constancia de que el ADN es un dictador, pero relativo.

-¿Estamos muy verdes en todas estas nociones?

-Sí, pero a la gente le interesa mucho todo lo que la genética puede estar modificando: sus relaciones de pareja, la agresividad o su implicación en el origen de las enfermedades.

-¿Tratamos bien a nuestras células?

-Aunque son muy resistentes, no las tratamos bien y no somos conscientes de lo hábiles que son. No nos comportamos como lo que somos: un cuerpo en el que están ocurriendo millones de procesos metabólicos complejísimos que no se deben desajustar. Pero el tipo de vida que llevamos está lleno de excesos.

-Una creencia extendida es que nuestra capacidad para adaptarnos depende de la selección natural y la supervivencia del más fuerte en vez de valorar las causas que realmente nos enferman

-La idea de la selección natural no se emplea de forma correcta. Es mentira que lo que no nos mata nos hace más fuertes. Exponernos a elementos que nos agreden o nos alteran no nos está haciendo más resistentes ni hace que el cuerpo se adapte. La selección natural no funciona así. Si maltratas a tus células, dejan de funcionar. Siempre hemos resistido mucho y en el pasado nos hemos enfrentado a todo y nos hemos adaptado. Pero que estemos adaptados a ciertas radiaciones o algunos tóxicos solo nos está debilitando.

-¿Tampoco nos está inmunizando?

-No, exponernos a elementos tóxicos no nos inmuniza. El cuerpo no responde a la carta. Si tú lo enfrentas a un elemento tóxico muchas veces no aprende que ese tóxico le tiene que sentar bien. Si es una vez, quizás puede soportarlo porque esa toxicidad nos agrede muy poco a poco. Pero si son muchas, acabas desarrollando problemas y enfermando. Los cambios se producen por azar y la mayoría son a peor: son mutaciones nocivas.

-Sorprende que aún no nos hayamos adaptado a productos como la lactosa

-Aún no estamos fisiológicamente adaptados ya que se necesita muchísimo tiempo para que ocurra una evolución. Solo unos individuos de una parte del planeta se adaptaron a digerir la leche en edad adulta. Pero no todos descendemos de ellos, aunque lo originario sí fue poder digerirla durante la lactancia. En el caso de la intolerancia al gluten no existe una historia evolutiva tan bien reconstruida porque en algunas personas se ha desarrollado tardíamente, y en otras, su genética está adaptada a otro tipo de cereal. Hay muchos postulados pero aún no veo ninguno claro. Pero lo cierto es que los cereales son la fuente elemental y fundamental del compuesto que más necesitamos: los glúcidos. Y la primera gran revolución del hombre moderno que le permitió ser sedentario fue cultivarlos.

-Llevamos ya unas décadas conviviendo con la tecnología. ¿Llegaremos a adaptarnos evolutivamente a sus efectos?

-Hay una probabilidad prácticamente cero de que nazcan personas adaptadas a ella porque los cambios solo pueden darse en nuestras células y ya sabemos que a las células las radiaciones no les sientan bien. Además necesitaríamos millones de años como poco para que se produjeran cambios adaptativos y que las nuevas generaciones se adapten mejor al ambiente. La mayoría de las radiaciones electromagnéticas naturales son inocuas pero, si nos exponemos a radiaciones más energéticas, no nos estaríamos adaptando sino padeciendo sus efectos porque nos alteran las rutas metabólicas.

-Muchos padres piensan que las nuevas generaciones ya nacen adaptadas a la tecnología.

-Pero no es cierto. Solo han ejercitado desde una edad temprana la habilidad que nosotros también tenemos. Para que hubiera habido una evolución antes de su nacimiento tendría que haberse dado un cambio por azar en las células reproductoras de la generación anterior e implantarse en la población, algo imposible porque requiere además mucho tiempo.

-Nos interesa potenciar su talento pero damos más valor a la formación que a nuestras características innatas.

-Porque esta sociedad encuentra más meritorio que los talentos se adquieran con nuestro esfuerzo que sean fruto de nuestra genética cuando el talento es algo con lo que se suele nacer aunque también se cultive. Somos animales y por eso tenemos cosas que nos vienen de serie.

-¿Nos molesta pensar que tenemos un límite?

-Claro, porque es un techo, pero hay que asumirlo. En la Edad Media se abusó tanto de las diferencias genéticas que a posteriori las sociedades querían que todos fuésemos iguales. Y si en derechos y deberes hay que serlo, no tiene por qué ser así en la biología. Somos distintos y eso nos enriquece.

-Tampoco somos conscientes de los mecanismos innatos de nuestros comportamientos más básicos como el sexo, que «sirve para pasar la copia de ADN»

-Es muy interesante cómo la evolución nos ha llevado a actuar sin pensar por qué lo hacemos, como cuando comemos o cuidamos de nuestros hijos porque son la copia más directa de nuestro ADN. Todo es para mantenernos vivos.

-El ADN es una hoja de ruta para intentar arreglar lo que necesite arreglo. ¿Ponemos demasiadas expectativas?

-La genética y sus disciplinas como la nutrigenética van a tener un papel muy importante para anticipar enfermedades como ciertos cánceres y cardiopatías, sin olvidarnos de la epigenética, porque ya no solo vale conocer el código genético para prevenir las enfermedades en el grado en el que nos gustaría. Según el rasgo a analizar, el ADN tiene más o menos importancia. Pero aunque la genética nos dirá con una seguridad al 100 % si tendremos algunas enfermedades, en otras lo definen tus hábitos y tu entorno, como en el cáncer, que son muchos tipos de enfermedades porque es distinto uno de páncreas de una leucemia. Otras enfermedades autoinmunes suelen tener una base genética muy fuerte, aunque algunas no tienen pruebas genéticas concretas o porque intervienen centenas de miles de genes o porque no los conocemos todos. Pero se está avanzando.