«Reaprender a comer me cambió la vida»

EXTRAVOZ OK

MARINA DIAS PORTO

Sol y calor son sinónimos de alegría y vitalidad, pero también esconden una cárcel cuyos barrotes parecen expandirse con el anuncio del verano: la tiranía de la delgadez. Afortunadamente, hay vida más allá de los 90-60-90 y los expertos en nutrición recuerdan que no hay por qué sufrir, simplemente, elegir bien lo que se ingiere.

21 may 2017 . Actualizado a las 09:45 h.

Carteles de modelos espectaculares en ropa interior, bronceados exprés, dietas milagro, anuncios que nos recuerdan que la celulitis sigue ahí, enquistada, pero ¡calma!, existe un ungüento prodigioso, y normalmente caro, para erradicarla. El buen tiempo no sería lo mismo sin estos clásicos. Vuelven, como las golondrinas, en primavera. Una levedad cíclica que puede tornarse insoportable. Las mujeres suelen ser quienes más sufren la imposición estética de los cuerpos flacos. «En mi caso, la presión me venía de mi propia familia», cuenta Adriana Liste. Tiene 26 años y sabe qué es eso de que la juzguen por su talla: «Mi madre llevaba meses diciéndome que hiciera algo. Al final, en enero del 2016, empecé la dieta. Pero -subraya-, fue porque quise. Cada uno tiene que ser consciente de cuándo es capaz». Desde entonces, ha pasado de los 98 kilos a los 72. «Mi meta está en los 65», añade. Un peso que sería el ideal para su estatura, 1,62 centímetros, según el índice de masa corporal (IMC), el baremo referente que se obtiene de dividir la masa en kilos entre la estatura en metros al cuadrado. Si el resultado supera los 25 kilos, se considera sobrepeso. Si está por debajo de los 20, delgadez. El peso normal o armonizado con la estatura está entre los 20 y 25 kilos. Más de 30 es obesidad, mórbida cuando el IMC es igual o mayor a 40.

¿Tengo que adelgazar?

Un problema, el de los kilos de más, en el que Galicia sobresale en la media nacional: es la segunda comunidad con mayor tasa de obesidad, un 24,9%, mientras que el sobrepeso afecta a un 43,5% de los gallegos. En nuestra contra juega la pirámide poblacional: la gordura está vinculada al envejecimiento. La fórmula del IMC, con todo, no debe obsesionar. «Ha quedado anticuada. Por ejemplo, no tiene en cuenta el porcentaje de grasa», apunta la nutricionista Fátima Branco Parra. Al igual que el peso y la estatura, la constitución física es igual de relevante. «Medir si tenemos o no unos índices de grasa buenos va a depender de la edad y del sexo. En una mujer, entre un 20 y 30% de grasa suele ser un porcentaje aceptable. En un hombre, se mueve en torno al 10 y 20%», explica la experta en alimentación. La báscula no tiene por qué decir toda la verdad. Al menos, si es una ordinaria. «La de bioimpedancia indica esa proporción», aclara.

Buenos consejos

Estipular un cantidad de calorías diarias de forma genérica es arriesgado, «varía en función del metabolismo de cada persona. Pueden ser 1.800 o 1.300, en función de la estatura, la actividad física que se realice… También de si quieres mantenerte en tu peso o adelgazar», esgrime Branco Parra. Lo que sí enumera son una serie de hábitos que, siempre, sientan bien: «variedad en la dieta. Necesitamos más de 40 nutrientes diferentes. Vegetales todos los días, unas cuatro o cinco raciones. Se incluyen aquí las verduras, las hortalizas o la fruta, con dos piezas al día es suficiente. Huir de las grasas saturadas dejando a un lado la comida rápida, la bollería y los procesados. De pescado, como mínimo, tres raciones a la semana. De carne roja, sin incluir la blanca (pollo, conejo e incluso cerdo), máximo dos. Reducir la sal al máximo y cuidado también con el azúcar refinado, incluido el moreno. Yo recomiendo prescindir totalmente de los sobres de azúcar en yogures, café… Con el que tomamos en la fruta es más que suficiente. ¡Una lata de cola de 330 mililitros contiene 35 gramos de azúcar, la cantidad diaria recomendada está en los 20 gramos! Estar unos 10 minutos al aire libre para recargar las reservas de vitamina D y hacer ejercicio. No hay por qué ir al gimnasio, se puede empezar por aparcar el coche y andar más».

Es comer mejor

Como especialista en dietética, huye de las recetas que auguran pérdidas de kilos fulgurantes. «Seguir una alimentación equilibrada no es cosa de un par de meses, sino de todo el año», añade Branco Parra. Adriana cayó en la cuenta de que ese era el camino. «No me gusta decir que estoy a dieta, es más, no considero que lo esté. Lo que me ha pasado es que he reaprendido a comer», confiesa. Desde el día que tomó la decisión, asegura, no ha vuelto a ser la misma: «me ha cambiado la vida. Esto lo hago por salud y por sentirme bien. Antes, no tenía ganas de salir ni de arreglarme. Ahora, afronto las cosas de mejor manera. Vivo más feliz», revela. Este no es su primer intento: «ya había probado con dietas genéricas, de las que te dan fotocopiadas, iguales para todos. Pero no funcionaba. Ahora, sigo comiendo de todo, pero sé qué alimentos no mezclar. Por ejemplo, una vez a la semana preparo pasta. No la puedo hacer ni con atún ni con carne, sino con verduras, champiñones…. La carne, acompañada siempre de un vegetal. Nada de fritos y las hamburguesas en el plato, con cuchillo y tenedor. Y, si a media mañana como una fruta de tentempié, por la tarde un yogur», desglosa Adriana. Su receta la completa con dos días a la semana de gimnasio y partidas de pádel. ¿Lo que más cuesta de llevar un estilo de vida saludable? El tiempo que requiere y madrugar. «Levantarme temprano para ir al gimnasio no es el mejor momento del día, aunque después me sienta mejor. A veces, no puedo ir por el trabajo», lamenta. Dedicación y compromiso son los dos ingredientes principales. Lo demás, insiste, es pan comido: «alimentarte de forma sana no tiene por qué ser sinónimo de sufrimiento. ¡Cada día disfruto con la comida!».