La que se puede liar con los coches listos

MOTOR ON

afp

¿Que pasaría con las agencias de seguros si los coches dejasen de tener accidentes? ¿y con los chapistas? Analistas económicos, juristas y e incluso sociólogos estudian el nuevo escenario

08 may 2016 . Actualizado a las 09:46 h.

Ante todo, conviene aclarar que los coches sin conductor ya están aquí, no son ciencia-ficción. Si hablamos del proyecto de Google (pese a que algunos de sus coches han recorrido 2,5 millones de kilómetros con solo 17 accidentes) habrá quien piense que es cosa de unos iluminados de Silicon Valley; pero si citamos a Mercedes, que han reconducido sus proyectos de futuro (ahí está el último spot del clase E) hacia este camino, el asunto se pone serio. Por otra parte, muchos modelos que ya ruedan por nuestras carreteras son auténticos robots que, según los especialistas, incorporan hasta un 85% de automatismos. El 15 % restante quizás sea el trayecto más duro del recorrido. Pero las primeras consecuencias ya se perciben. Por ejemplo, la DGT se está planteando la hipótesis de que, para obtener el carné de conducir, en un tiempo no lejano se prescinda de las pruebas de aparcamiento puesto que muchos coches ya lo hacen por su cuenta. Algunas visiones apuntan a que este documento será tan raro como «ser profesor de latín». Los analistas estiman que a partir de 2020 podrían estar habilitados los primeros coches autónomos, siempre que la ley lo permita. De momento, siguen sin solucionarse problemas en situaciones extremas en las que, al final, debe intervenir el humano: ¿como actuaría un ordenador en la disyuntiva de desviar la trayectoria para evitar el atropello de varias personas si a cambio ponen en riesgo la vida del conductor? Es solo una pregunta al azar.

El último Salón del Automóvil de Ginebra mostró que la tecnología cada vez resta mayores responsabilidades al conductor. Modelos domésticos como el Ateca de Seat, el Opel Astra GT, el 2008 de Peugeot, el Renault Scenic o el Toyota CHR incorporan dispositivos móviles que incluyen navegador, conexión a Internet, avisos sobre el tráfico, reproductores multimedia... sin olvidar las pantallas que muestran los alrededores del vehículo en situaciones peligrosas como la conducción marcha atrás. «Los coches ya nos están ofreciendo una promesa muy real de mayor seguridad en la carretera y de una significativa reducción del tráfico», señala Camille Hammerer, directora del laboratorio Trend Experience de Samsung Europe. A principios de este mes, Samsung anunció la formación de un nuevo equipo centrado específicamente en la tecnología de automoción, incluyendo la innovación del coche sin conductor, así como el entretenimiento y la navegación integrados en el coche. En EEUU, donde más cerca se ve la posibilidad de que los coches puedan moverse sin colaboración humana, los debates de todo tipo ya se suceden. Uno de ellos, en el terreno jurídico. ¿Se podría en un futuro quitarle a las personas el derecho a conducir, puesto que el riesgo de causar daños a terceros sería mayor que si el automóvil está dirigido por un ordenador? ¿Podrían subirse los octogenarios a a su propio coche sin que una revisión médica se lo impida? Son algunas de las preguntas que lanzaba hace pocas fechas la revista Time en un amplio reportaje sobre el coche autónomo, titulado: «¿Por qué (en un futuro) no deberían permitirle conducir?» y en el que esta publicación aseguraba: «Cuando estos coches sean legalizados el siguiente paso será dejar que ellos tomen el mando». La polémica se extiende a lo económico: ¿Que pasaría con las agencias de seguros si no hubiese accidentes de coche? Los más tremendistas aseguran que el sector se hundiría totalmente y tendría que reinventarse. Un estudio de la consultora KPMG, más cauto, habla de una caída «del 40% del negocio» en 25 años. Incluso hay lecturas sociológicas: aunque los millenials ignoran cada vez más el coche como bien de consumo, hay toda una generación para la que el puesto de conductor aún es el centro del escenario y a la que le costaría asumir que una máquina lo haría mejor. ¿Ciencia-ficción?

Revolución en el interior

El coche sin conductor se va perfilando en el horizonte y las marcas ya sueñan con habitáculos que sean al mismo tiempo una sala de estar, una oficina ultraconectada y un espacio de relajación. Asientos futuristas tapizados con biomateriales innovadores, iluminación con colores cambiantes, salpicaderos saturados de nuevas tecnologías: nada escapa a la imaginación de los diseñadores de ambientes que han presentado sus ideas en los últimos salones internacionales. «El automóvil autónomo está llegando a toda velocidad. La relación entre el conductor y su coche cambiará», asegura con entusiasmo Han Hendriks, jefe de ventas y productos avanzados de Yanfeng Automotive Interiors, una empresa líder del sector, formada por una subsidiaria de la china SAIC y la multinacional estadounidense Johnson Controls.

Pero, según algunos analistas, la auténtica tarta del negocio estará fuera del coche: Google desarrolla proyectos de realidad aumentada en la que edificios y otros elementos del exterior se convertirían en gigantescas pantallas desde las que los viajeros, ahora ociosos, podrían ver publicidad e incluso ir haciendo su compra. Y es que el día en que el conductor pueda desentenderse del volante «querrá tener otras ocupaciones», sostiene Christophe Aufrère, director técnico de la compañía francesa Faurecia. «El comportamiento en el habitáculo se modificará y el bienestar del módulo se convertirá en un tema prioritario», añade. La empresa Yanfeng presentó recientemente una treintena de novedades prontas para pasar a la etapa de la fabricación en serie, como un volante retráctil, un asiento giratorio, una nevera adaptada, pantallas de conexión a las redes sociales del lado de los pasajeros y espacios para depositar objetos. «El interior de los coches incorporará cada vez más elementos de entretenimiento, como pantallas más grandes, juegos, espacios para ver películas, navegar en Internet, responder a los correos electrónicos o mantener videoconferencias», afirma Hendriks. El parabrisas es un terreno fértil para la innovación, apunta Eelco Spoelder, vicepresidente ejecutivo de la firma alemana Continental, que ha desarrollado un sistema HUD (head-up display) o pantalla de visualización frontal, que permite al automovilista ver la información que le interesa sin girar la cabeza. Y ni siquiera le hará falta desviar la vista para consultar en el GPS la salida que debe tomar en una rotonda: una flecha tridimensional se lo indicará en el parabrisas, que podrá convertirse en pantalla de cine durante los trayectos de pilotaje automático, según algunos expertos. Estas tecnologías futuristas podrían popularizarse rápidamente, con la llegada de una generación de automovilistas que nunca conoció un mundo sin smartphones.

«Esta tribu digital y multipantallas exigirá que sus coches tengan el mismo nivel de tecnología intuitiva y conectiva que sus smartphones», afirma en un estudio reciente el especialista de reparación de lunas de automóviles de la firma Carglass. «El ambiente interior de un coche podrá modificarse totalmente, modulando la temperatura, los aromas, la iluminación, sin contar con la música. Y eso podrá influir de manera positiva en el humor de los pasajeros. Vemos mucho potencial en ese campo», recuerda Dieter Zetsche, jefe de Daimler.

Peugeot presentó en el último salón de Francfort el Fractal, un vehículo eléctrico que pretende modificar totalmente las percepciones sonoras gracias a un innovador sistema instalado en cada asiento, que permite sentir, más que oír, los sonidos.