En los primeros meses del año que viene llegará al mercado el nuevo Audi Q5, un modelo que sirvió el su lanzamiento como referencia dl segmento y que ahora se renueva en su totalidad.
09 oct 2016 . Actualizado a las 19:49 h.Audi mostró en París la silueta de su SUV de tamaño medio, cuyo frontal, gracias al diseño de su parrilla Singleframe, recuerda al Q7. Sus contenidas dimensiones lo hacen más atractivo y desde su lanzamiento presumirá de cinco motorizaciones diferentes y una nueva suspensión neumática con control de la amortiguación. Con una longitud de 4,6 metros, este nuevo modelo presume de haber adelgazado 90 kilogramos que se dejarán notar en la dinámica del coche. El Q5 podrá equipar luces LED Matrix e intermitentes dinámicos, y en su interior tendrá conexión wifi con capacidad para hasta ocho usuarios, así como multitud de elementos de infoentretenimiento.
En cuanto a motores, algunos mejoran sus prestaciones aumentando la potencia hasta en 27 caballos. El conocido 2.0 TDi podrá ofertarse con 150, 163 y 190 caballos, mientras que el 3.0 TDi ofrecerá 286 caballos. Todos ellos combinados con cajas de cambios manuales o automáticas de doble embrague y tracción Quattro. El precio de la versión de 163 caballos con S-Tronic será de 46.800 euros.
Otra novedad en el Salón de París fue la nueva silueta del RS3. Un Audi con carrocería sedán que estrena un motor de 400 caballos, 33 más que el modelo anterior, convirtiéndose así en el motor de 5 cilindros más potente. Acelera de 0 a 100 km/h en tan solo 4 segundos y alcanza velocidades máximas superiores a los 280 kilómetros por hora. Con tracción total y suspensiones deportivas, este nuevo sedán fue fruto de numerosas miradas en su stand.
Otra novedad destacada era el A5 con carrocería Sportback que se sitúa a mitad de camino entre un cupé y un familiar. En realidad se acerca más, por sus líneas traseras y de techo, a un cupé, pero de 5 puertas. Su capó llama la atención por sus nervios muy marcados.
La marca alemana también presumió en su stand del RS7 autónomo. Un coche capaz de conducir solo y alcanzar velocidades en circuito superiores a los 300 kilómetros por hora. Su manejo se basa en las imágenes captadas por cámaras 3D y un GPS de alta precisión y sobre todo rapidez.