De carreras en coches eléctricos

Juan Torrón

MOTOR ON

Nat Twiss

La Federación Internacional de Automovilismo ya lleva tres temporadas organizando la Fórmula E, un campeonato creado como laboratorio de investigación y desarrollo de tecnologías eléctricas. Su próxima cita será la ciudad de Nueva York

09 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los circuitos de la Fórmula E se encuentran en pleno centro de las ciudades más importantes del mundo. La ausencia de ruido de los monoplazas les permite correr en pleno centro de París, Buenos Aires, Pekín o Nueva York., un fin de semana cualquiera.

 De la mano de su director general, Alejandro Agag, este Campeonato ha logrado acercarse a un público totalmente distinto al de la Fórmula Uno. Las carreras se disputan a lo largo de una sola jornada, los sábados, tanto entrenos como mangas finales, y al ser en el centro de ciudades, como por ejemplo París, los viandantes se encuentran con el circuito durante su paseo matinal. Suben a las gradas y presencian como pasan monoplazas silbando muy cerca de las vallas protectoras.

El sonido de los coches se deja notar, aunque nada que ver con los monoplazas de la Fórmula Uno, con los que se comparan solo en aspecto y diseño. Sorprende su silbido y, sobre todo, los ruidos provocados en las frenadas por los neumáticos y otras piezas como la suspensión, que ahora no quedan solapados por el ruido de los escapes convencionales.

CADA AÑO MÁS MARCAS

Inicialmente, la primera temporada se corría solo con motores facilitados por McLaren, pero el segundo año las marcas potentes empezaron a invertir muchos millones en una tecnología que después pueden aplicar directamente a los coches de serie. Así destacan equipos como Renault, la otra marca francesa DS, Audi, Mahindra y también Jaguar, entre otros. Todos son conscientes de la importancia de la evolución tanto de motores como de baterías, aunque estas las aporta Williams. El hándicap importante lo encontramos en los neumáticos, ya que desde el equipo hay poco que hacer. Michelin es el neumático oficial y todos llevan el mismo, así como el chasis, que lo suministra Dallara.

En los alrededores del circuito, la organización monta el E-Village, en donde las marcas exponen todos sus modelos de calle electrificados y la gente puede acercarse casi a boxes para poder estar con pilotos y mecánicos, con más ordenadores que herramientas.

CASI 300 CABALLOS

Los circuitos suelen tener de media tres kilómetros de longitud y sorprende la aceleración de los monoplazas en la salida de las curvas. Con una potencia media de 270 caballos, el hándicap se fija entonces en el peso, ya que alcanzan casi los 900 kilogramos con el piloto, y sobre todo por las baterías. Su aceleración de 0 a 100 km/h es de tan solo tres segundos, y su velocidad máxima no supera los 225 kilómetros por hora, conseguidos con una caja de cambios de 3 velocidades, cifra más que correcta si tenemos en cuenta que se está corriendo en pleno centro de la ciudad.

EQUIPO DS VIRGIN

Entre los pilotos destacan algunos que como Nelson Piquet JR. o Sebastien Buemi, ambos ganadores de los dos últimos campeonatos. Este año, la marca francesa DS, en colaboración con Virgin, también cuenta con Sam Bird y el piloto del Mundial de Turismos, José María Pechito López, con quien tuvimos la oportunidad de hablar en el Grand Prix de París: «Para mí ha sido un cambio brutal el paso de los turismos a la Fórmula E. Estoy muy contento dentro del equipo DS Virgin, pero reconozco que pilotar un coche como este resulta muy difícil, es más, para mí es el más difícil que he tenido. Y es que los neumáticos te obligan a sacar el máximo de tus manos, mientras te acostumbras a la ausencia de ruido y una caja de cambios de tan solo 3 velocidades. Sin duda, la estrategia del equipo durante la carrera es muy importante. Aquí te pueden adelantar en boxes, tú piensa que a los 45 ó 47 kilómetros de carrera debemos cambiar de coche y, por supuesto, nosotros como pilotos debemos estar atentos a posibles rebufos». El piloto argentino reconoce que hay que cambiar el tipo de conducción. «Aquí el chip hay que ajustarlo a una combinación entre ahorro y prestaciones, todo ello conservando unos neumáticos que son iguales para todos. La verdad es que correr en pleno centro de grandes ciudades resulta atractivo».