­Inmersión total en el miedo

Carlos Pereiro

EXTRAVOZ RED

La saga de terror más famosa de los videojuegos entierra el modelo de disparos y regresa notablemente al terror y la tensión más puros, poniendo al jugador como protagonista y abriendo una nueva época que se antoja brillante.

26 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Pocos videojuegos han logrado disparar la adrenalina al pulsar un botón del mando como la saga Resident Evil. Una voz fuerte y profunda lee el título de la obra junto a su número. «Resident Ivol… Chu». Pura leyenda fonética de la industria. El terror vuelve ahora en primera persona y, cómo no, persigue incansablemente al jugador en cada escenario.

Capcom ha acertado de pleno. Prometió un nuevo camino por el que seguir y ha cumplido. Lo que comenzó en 1996 como un juego de survival horror, en el que escaseaba la munición, los puzles estaban a la orden del día y los zombis eran los auténticos protagonistas; mutó en el 2005 (de manera muy eficiente) en un juego de acción en tercera persona, donde los tiros mandaban. La fórmula prosiguió en entregas siguientes y la claustrofobia inicial de verse con un solo zombi se transformó en la diversión de matar a cientos. Dada la multitud de juegos similares y el apogeo del género de terror en primera persona (como el aplaudido Outlast, con el que el nuevo Resident Evil guarda ciertas similitudes), se ansiaba una nueva vuelta de tuerca.

Resident Evil VII es un viaje a las raíces de la saga, aunque con ciertos matices. No estamos a finales de 1996 y no hace falta una cámara fija que no nos permita ver qué hay en el siguiente pasillo para asustarnos. La nueva entrega juega con la tensión y lo gráfico que es vivir una aventura a través de los ojos de su protagonista. Mención especial a la posibilidad de jugarlo en realidad virtual (VR), lo que implica una inmersión total (todo el juego se puede disfrutar en este modo) haciéndolo, sin demasiadas dudas, el mejor trabajo de una compañía en este campo hasta la fecha.

De nuevo vuelve a escasear la munición, aunque en los modos bajos de dificultad no sufriremos por ello demasiado; y de nuevo nos sentimos acorralados por los monstruos que habitan la casa en la que transcurre buena parte de la historia. Mención especial a la familia Baker, sus dueños. Cada uno con una personalidad única que harán que el jugador sude la gota gorda para saber si está yendo por el camino correcto a la hora de escapar o luchar contra ellos.

Clásicos del cine

Hay referencias a clásicos del cine como La matanza de Texas, u otros juegos de la saga, junto a guiños y secretos que se esconden en las cinemáticas y las decoraciones. Los puzles son generalmente sencillos, pero obligan a la exploración total del escenario. Uno acaba por aprenderse cada rincón de la casa, pero nunca sin la tensión de saber que algo puede atravesar la ventana, romper la pared o cogerlo por la espalda. Resident Evil abraza el miedo de nuevo.