Guía para comprar una Smart TV

César Rodríguez Pérez
César Rodríguez REDACCIÓN / LA VOZ

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Adquirir una smart TV puede ser un proceso rápido y fácil, pero también una decisión de la que uno puede arrepentirse pronto. A la hora de elegir, hay que tener muy en cuenta el tamaño (cuanto más grande, mejor), la resolución (el futuro cercano es el 4K), las opciones de conectividad y, por supuesto, el precio.

26 mar 2017 . Actualizado a las 17:15 h.

Más grandes, más delgadas, más capaces… Las teles cada vez son mejores. Y más baratas. Pero a la hora de ir a comprar una nueva, no resulta fácil elegir. Hay un amplio abanico de tamaños y precios. Muchos eslóganes resultones y un montón de siglas y jerga que suele producir confusión en el consumidor. LED, LCD, UHD, OLED, 4K, HDR… ¿Qué significan? ¿Qué es mejor? En definitiva, ¿qué diferencia hay entre los aparatos que ofrecen un montón de prestaciones por 500 euros y los que cuestan lo mismo que un coche? Y para esta pregunta fundamental solo hay una respuesta, muy gallega: poco y mucho, todo depende de lo que quiera adquirir el consumidor.

¿Hace falta renovar ya?

En la sociedad de la información y de la renovación tecnológica permanente todos los usuarios tienen el mismo dilema: ¿me conviene comprar ya o hace falta esperar? En el caso de los televisores, los expertos sostienen que se puede uno plantear una renovación si no se ha hecho en los últimos dos años. Hay varias razones para esta afirmación. La primera, la progresiva adaptación de nuevos estándares en resolución (4K) o tamaño. La segunda, el progresivo abaratamiento de los aparatos. Y la tercera, la entrada en vía muerta de tecnologías que no han acabado de cuajar en el mercado, como las 3D TV o las pantallas curvas.

¿Me compro una curva?

Cuando irrumpieron en las tiendas, parecían el no va más. Llegaron envueltas en una gran campaña publicitaria que las encumbró como las reinas de la inmersión. Pero ese efecto solo se conseguía en condiciones muy concretas. Las teles curvas, atractivas en lo formal, pero discutibles en el rendimiento, fueron una moda, una apuesta de grandes fabricantes como Samsung o LG. Aún se ven en las tiendas, pero están en retirada. Y acabarán extinguiéndose, convertidas en símbolos de una era.

¿Cuántas pulgadas?

La primera decisión es clara. El aparato a comprar será plano y rectangular. Pero, ¿de qué tamaño? Ahí llega otro dilema. Los expertos tienen una máxima, cuanto más grande mejor, y a la hora de escoger una nueva reina del salón recomiendan, si el bolsillo lo permite, empezar en 55 pulgadas, unas dimensiones bastante considerables y que en ciertos hogares compactos pueden parecer excesivas. ¿O no?

La evolución tecnológica de los televisores va en paralelo con un constante aumento de tamaño. Hace unos años una tele de 32 pulgadas era enorme. Y hoy parecen pequeñas cuando las exponen en las tiendas. Por supuesto, hay que comprobar que la distancia de visión sea adecuada. Y ya no hay una única medida de distancia adecuada. Depende de la resolución. Según una fórmula que circula por Internet, si el aparato es HD, hay que situarse por lo menos a lo equivalente a tres veces la altura de la tele. Si es 4K, más cerca. Hay otras ecuaciones aún más complicadas que tienen en cuenta los ángulos de visión, pero tal vez no sean necesarias y llegue con aplicar el sentido común: ante la duda, la más grande.

La resolución

1080p o Full HD es el estándar de resolución vigente. La mayor parte del contenido que ofrecen los canales de la TDT o plataformas como Movistar +, Netflix o Amazon tiene esta calidad. Pero a estas alturas, con el 4K (tiene cuatro veces más píxeles que el HD y, por lo tanto, imágenes mucho más definidas) como nuevo estándar en un horizonte cada vez más cercano, no parece una decisión razonable adquirir un aparato que haya que renovar pronto porque no está preparado para el futuro inmediato. Conviene comprar una tele 4K.

Sopa de siglas

Desaparecidos los famosos plasmas, la mayor parte de los televisores del mercado son LED-LCD, que permite crear aparatos delgados y bastante baratos, incluso con resoluciones 4K. Y hay una tecnología que ha irrumpido con fuerza en los últimos tiempos, la OLED. Permite ofrecer negros más profundos (tal vez el factor más fundamental en la calidad de imagen), mejores contrastes, sombras más detalladas… Supone una gran evolución, pero a cambio de precios mucho más elevados, por encima de los mil euros. Si el consumidor se lo puede permitir, notará la diferencia, pero tal vez no le valga la pena si no tiene grandes pretensiones. Hay teles 4K de 55 pulgadas por 500 euros. Y se ven muy bien.

La batalla del HDR

Otra tecnología de imagen llamada a ser importante (y que es un paso más allá del 4K) es el HDR. Ofrece más colores, mejores ratios de contraste y más brillo. Supone una gran mejora, pero también ha generado una batalla industrial que recuerda la de los vídeos Beta y VHS (ganador indiscutible) y la de los discos Blu Ray contra los HD DVD. Los contendientes ahora son Ultra HD Premium y Dolby Vision. Y aún no se puede adivinar quién será el ganador, pero hay marcas, como LG, que han probado a integrar los dos.

El refresco y el contraste

Si uno mira con detalle las cajas y las hojas de especificaciones de los televisores, uno de los aspectos a tener en cuenta a la hora de valorar una compra es el refresco de la imagen. En este caso, como en el del tamaño, los expertos coinciden, cuanto más, mejor. También ponen una barrera. Conviene adquirir aparatos capaces de, al menos, ofrecer una tasa de refresco de 120 hercios.

Sobre el contraste, las revistas especializadas cuestionan las cifras ofrecidas por los fabricantes y consideran que hacen lo mismo que los de coches con los datos de consumo de combustible. No son reales. Es mejor fiarse de los propios ojos. Y de los oídos.

¿Qué pasa con el sonido?

El adelgazamiento de los televisores se ha traducido en problemas para los altavoces que traen integrados. Y eso provoca que el sonido no esté a la altura de la imagen. Hay modelos y marcas mejores y peores, pero la solución más efectiva pasa por rascarse el bolsillo. Si el aparato de televisión sale más barato, parte del dinero ahorrado puede dedicarse a la adquisición de una barra de sonido, por algo menos de 100 euros hay modelos competentes.

Puertos, puertos, puertos

La conectividad es un factor determinante a la hora de comprar una tele. Cuantos más puertos HDMI tenga el aparato, mejor. Barras de sonido, consolas, ordenadores y otros dispositivos los necesitan. Cuatro puede ser una cifra razonable. Y nunca sobra un puerto USB, para conectar un teclado, un disco duro o lo que sea necesario.

El sistema operativo cuenta

Casi todas las teles que salen al mercado son inteligentes. Para sacarles todo el partido, hay que conectarlas a la Red, por cable o por wifi. Las Smart vienen equipadas con un sistema operativo. Fabricantes como Samsung o LG tienen uno propio. Otras marcas apuestan por el de Google, ¿acabaremos comprando una tele porque lleva Android TV sin importarnos quién la ha fabricado?

Para no perderse en la jerga

1. LCD-LED

La mayor parte de los televisores que hay en el mercado han sido construidos con esta tecnología, que permite fabricar paneles muy delgados, lograr consumos energéticos ajustados y conseguir colores brillantes y negros muy profundos. LCD son las siglas de pantalla de cristal líquido. LED se refiere al sistema de retroiluminación de los píxeles que componen aquella.

2. OLED y QLED

Una evolución tecnológica que permite ensamblar teles ultradelgadas y con mucha mejor calidad de imagen. Los diodos que utiliza para emitir luz son orgánicos y funcionan de forma autónoma e independiente. Los aparatos OLED son mucho más caros. Una alternativa similar es la de la los televisores QLED, que abandera Samsung.

3. 4K y 1080p

Estos números hacen referencia a la resolución de la pantalla. Hasta hace poco el estándar para alta definición era 1080p. Ahora los nuevos televisores suelen equipar resolución 4K, con cuatro veces más píxeles (una resolución de 3.840 líneas horizontales por 2.160 líneas verticales), aunque de momento apenas hay contenido con esta calidad salvo en Netflix y algunos discos Blu-ray. Luce mucho más en las pantallas grandes.

4. HDR

La tecnología de imagen de Alto Rango Dinámico, complementaria a la resolución 4K, permite ofrecer imágenes con más colores, mejores detalles y más brillo.

5. HDMI

Interfaz multimedia de alta definición, es el conector estándar para transmitir imagen y sonido digital entre un aparato de televisión y todo tipo de dispositivos. Equipa de serie protección anticopia.

6. 3D TV

Hace años estas siglas eran uno de los reclamos comerciales más atractivos, pero hoy en día ya no se fabrican teles 3D por falta de contenido.