Esta pantalla ya me la he pasado

Carlos Pereiro

EXTRAVOZ RED

Los estudios apuestan por revivir y traer de vuelta algunos de los videojuegos más emblemáticos de las generaciones pasadas. El éxito está garantizado, y, mientras en algunos casos no supone más que un pequeño lavado de cara gráfico, en otros conlleva la destrucción y reconstrucción de un clásico.

23 jul 2017 . Actualizado a las 04:00 h.

Si hubiera que elegir dos palabras que unieran las industrias actuales del videojuego y la del cine, probablemente nos viéramos en la obligación de recurrir a dos anglicismos: remake y reboot. La originalidad no siempre está a la última (ni tiene por qué ofrecer los mejores números), al fin y al cabo crear y presentar un nuevo personaje o una nueva saga conlleva un riesgo. Jugar con el pasado y la nostalgia puede ser siempre un arma efectiva a la hora de despachar títulos. Los estudios lo saben y en los últimos años se ha propiciado una fiebre por los lavados de cara a viejos títulos, y por dotarlos de una segunda (o tercera) vida.

Por norma general, los videojuegos suelen hablar de remake o remaster, y, aunque léxicamente las palabras sean parecidas, el resultado aplicado a una obra es bastante diferente. El remake es recoger la idea original, el juego como tal, y de sus bases crear algo novedoso. Un ejemplo de ello, y que está por llegar todavía, es el ansiado Final Fantasy VII de Square-Enix. Definido el juego original como uno de los mayores hitos de la historia de las consolas, es una arriesgada apuesta el tocar su código y es que, por lo mostrado hasta ahora, cambiará todo el sistema de juego que en su día lo hizo tal y como fue. Un cambio profundo que lo hará otra obra, para la que tocará esperar un tiempo y comprobar si está a la altura. Un remaster o remasterización es un cambio más ligero, una especie de ducha gráfica y de rendimiento que en algunos títulos llega absurdamente pronto. The Last of Us, de PS3, tuvo su propio remaster para PS4. El primer título de la saga Resident Evil vivió dos evoluciones diferentes. La primera cuando fue relanzado en el 2002 en Game Cube con un nuevo motor gráfico, nuevas voces y algunos cambios de interés (se convirtió en su momento en una de las mejores adaptaciones hechas hasta la fecha). Un remake en toda regla, que recibió el beneplácito del público. Trece años después se haría un remaster para todas las consolas y PC del momento, bajo el nombre de Resident Evil HD Remaster. El resultado fue aplaudido, pues mantenía la esencia de supervivencia y terror, pero con unos gráficos actuales.

También se da el caso del reboot, que no es otra cosa que romper con todo, olvidar lo escrito y tomar a un personaje clave, su nombre, y empezar con su historia de cero. Una resurrección en toda regla. Así fue como Lara Croft volvió a la cima del mundo del videojuego, tomando como referencia la saga de aventuras Uncharted. Tomb Raider renació en el 2013 como un juego de acción y supervivencia que hizo las delicias de los jugadores y volvió a encontrar la senda del éxito tras años de altibajos para la famosa arqueóloga británica.

Por supuesto, estos relanzamientos y vueltas de tuerca no satisfacen siempre a la comunidad de jugadores. No pocas veces se cuestiona la necesidad real de los remakes, y, al igual que en el cine, se comenta la peligrosidad de tocar un clásico que en su día ya funcionó. Quizá por eso la remasterización sea una opción más usada (y obviamente más rentable para el estudio, que suele pulir todo el apartado gráfico y de movimientos) y con menos objeciones. Misma historia, idéntica jugabilidad, mejores gráficos. Suena perfecto. No es de extrañar ese razonamiento general, y es que el apartado visual es uno de los factores determinantes entre el público a la hora de hacerse con un videojuego. La Entertainment Software Association (ESA) publicó hace unos meses un informe que posicionaba ese factor como el primero a la hora de comprar un nuevo título. Le seguían el interés de la historia, la jugabilidad online o que el juego formase parte de una saga ya lanzada. No es de extrañar pues que el reconstruir una aventura ya jugada parta con un colchón de éxito casi garantizado dentro de la industria.

No siempre un relanzamiento sale bien, aunque en números redondos ha habido más aplausos que críticas reales. También existe la indiferencia. Este año, en el E3 de Los Ángeles, se presentó un remake del añorado Shadow of the Colossus. El público reaccionó fríamente, casi sin darle importancia. Quizá por la pérdida del factor sorpresa en este tipo de anuncios, o quizá porque fue un título tan redondo en su momento que cuesta pensar cómo lo podrán hacer ahora mejor. El tiempo dirá si el clásico de Ueda necesitaba revivir, o permanecer en el Olimpo.

«Crash Bandicoot»: el regreso del marsupial más famoso

Símbolo de Play Station para una generación, Crash Bandicoot es uno de los héroes del género de plataformas. Quizá no sea un Mario Bros, un Sonic o una Lara Croft; pero su desternillante estilo, así como el buen trabajo que llevó a cabo Naughty Dog (que con el tiempo abandonaría para siempre el género y se centraría en crear joyas como Uncharted o The Last of Us) a través de una trilogía hizo que el marsupial fuera uno de los personajes de segundo plano más conocidos de la época. Otros como el dragón Spyro o el caballero esquelético Sir Daniel Fortesque de Medievil deben estar frotándose garras y huesos, al comprobar el éxito de su compañero, y que quizá propicie una avalancha de vueltas similares.

Sería un lujo que cualquier resurrección mostrara el nivel de desarrollo que el estudio Vicarious Visions ha proporcionado a este remake. Son varios los factores que lo están convirtiendo en un éxito de ventas. Por un lado, un precio muy competitivo (menos de 40 euros), pese a tratarse de un lanzamiento novedoso. Un hecho que ojalá se tenga en cuenta en futuros remakes, y que recuerda que la originalidad también se paga. Por otro, la curiosa e insana dificultad que posee el Crash original, que los años lograran ocultar u olvidar, y que ahora revive en las redes a través de foros y publicaciones, llegando a compararlo con la famosa saga Dark Souls.

Crash Bandicoot N. Sane Trilogy es por el momento exclusivo de PlayStation 4, e incluye los tres títulos originales de la saga (Crash Bandicoot, Crash Bandicoot 2: Cortex Strikes Back y Crash Bandicoot: Warped) adaptados al siglo XXI de una manera exquisita. Un torbellino de diversión y de saltos en el que las manzanas y la ruptura de cajas forman parte indispensable de una aventura en la que predominan la velocidad y la pericia a la hora de medir los movimientos. También está Coco, su compañera femenina, que regresa como personaje jugable.