El Arsenal abrió ayer sus puertas al Cristo de los Navegantes, mientras el buen tiempo y los visitantes llegados de todo el país, que llenan los hoteles y los establecimientos comerciales, transforman estos días la ciudad
17 abr 2014 . Actualizado a las 12:57 h.El Arsenal se abrió ayer de par en par para acoger el fervor de una de las procesiones con más arraigo de la ciudad naval. La ocasión lo merecía. Se trataba de acoger al Cristo de los Navegantes, el paso por excelencia de los marineros ferrolanos. Tras la intervención de la Policía Local, que retiró varios vehículos mal estacionados, la imagen partió de la iglesia del Socorro y prosiguió por Espartero para bajar por la calle San Francisco y adentrarse en el Arsenal.
La expectación fue una constante durante el recorrido. Personas mayores aguardaron el paso en San Francisco, y muchos lo contemplaron desde sus ventanas. Devotos procedentes de toda Galicia viajaron a Ferrol para seguirlo, como la familia de Águeda Reigosa, que no dudó en trasladarse desde Vigo. Gustavo, su hijo, procesionó portando el estandarte.
«Le encanta, pero quería ir encapuchado», comentaba Águeda mientras seguía la marcha. Una comitiva a la que se unió el alcalde, José Manuel Rey Varela, y que partió con unos 20 minutos de retraso que hicieron que se solapase con la siguiente, la del Cristo del Perdón.
A su llegada, el Arsenal recibió la imagen permitiendo la entrada de los que la seguían entre una lluvia incesante de flashes. Todo es poco para inmortalizar un momento único.