La construcción en Miño

Manuel Couce DESDE LA ALAMEDA

FERROL

26 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Es sabido que el sector de la construcción ha quedado muy tocado desde su exclusión con la burbuja inmobiliaria. En algunos casos como el nunicipio de Miño, el panorama que dejó la quiebra de la empresa constructora, es desolador, con un ingente de viviendas inconclusas, otras a medio hacer y un número elevado de esqueletos de edificios amenazando ruina. Han pasado ya muchos años y los problemas entre las empresas terminaron en los juzgados, en algunos casos con propietarios que han hecho un esfuerzo para reutilizar lo construido, pero todo está parado, incluso las deudas con propietarios de los terrenos que cedieron sus propiedades pensando que algún día Miño, con su incomparable playa, que produce muy buenas sensaciones, y con ese complejo de viviendas, sería la mejor atracción para el turismo.

Pero aquel panorama con sus suelos hipotecados, que alcanzan la décima parte de su valor, es en su mayor parte un pedregal por el que pasan los años sin que allí se mueva una hoja y las autoridades discutiendo entre lo épico y lo ridículo, la extensión desocupada morirá en sus cenizas, pues solo se está salvando un precioso campo de golf y unos servicios. A Miño tienen que ayudarle las autoridades gallegas y estatales, para salvar con sentido común e inteligencia, un proyecto de viviendas único, por su ubicación y con unos servicios de calles excelentes, entre paisaje en el que se pierde el sentido del tiempo.

Volvió la primavera y llegará el verano, y un año más el municipio de Miño y todos los demás seguiremos viendo el abandono en que está sometido su mejor proyecto, la gente pasará por allí y se le encogerá el corazón al ver tanta estructura de obra parada, tantos hierros retorcidos y tantas familias perjudicadas. Y esto no lo puede permitir Galicia, si quiere fortalecer su papel en un turismo que sea fiel a las señas de identidad del país. Para ello hay que darle a Miño la oportunidad de pasar de ser una población de alto paro, a convertirse en un emporio de trabajo permanente, y también se daría un paso más contra los tramposos, que echaron tanta arena en los engranajes de un pueblo, que llevó a muchos vecinos a perder sus propiedades, por unos gobernantes, sin supervisión, y que les iría muy bien restablecer la autoridad, tan deteriorada por asuntos como este, que afecten a tan buena gente como es la del pueblo de Miño.