Escritores

José A. Ponte Far VIÉNDOLAS PASAR

FERROL

28 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Siempre tuve a los escritores en una gran consideración, me interesaban más que otros personajes del mundo del arte y de la cultura. Desde mi época del bachillerato me los imaginaba como unos tipos singulares, distintos al común de los humanos que me rodeaban. En las fotografías que podíamos ver de ellos en los libros de texto, yo apreciaba un aura de misterio y de sabiduría que hacía que mi interés por ellos se convirtiese en declarada admiración. Pero todos eran inaccesibles para mí, unos porque se habían muerto (Pío Baroja, Valle-Inclán, Antonio Machado, García Lorca…) y otros (Camilo José Cela, Torrente Ballester, Miguel Delibes, Juan Marsé…) porque vivían lejos, en Madrid y Barcelona mayoritariamente. El caso es que también pasé por la Universidad sin conocer de cerca a ninguno de los escritores que había leído y admirado. Una vez que Cela vino a dar una conferencia en la Facultad de Filosofía y Letras, no pude asistir porque estaba en cama con gripe…Vaya suerte.

Tuve que esperar un tiempo, empezada ya mi carrera docente, para conocer a un escritor de verdad, admirado y famoso. Era Dámaso Alonso, uno de los grandes poetas de la Generación del 27, por entonces Director de la RAE. Ya era un señor mayor, pero resultó ameno y agradable. La Caja de Ahorros que lo había traído a Ferrol para una conferencia nos invitó a unos amigos a comer con el escritor, no sin avisarnos antes de que teníamos que beber solo agua para no tentar con el vino a don Dámaso, pues tenía prohibido por los médicos beber alcohol. Padecía una enfermedad hepática que, al cabo de un tiempo, sería la causa de su muerte. Cuando vino el camarero, y todos, para beber, pedimos agua, el veterano escritor quedó muy sorprendido por estar rodeado de jóvenes que eran todos abstemios. Nos miró confundido, pero sólo hizo este comentario: «Bueno, lo siento por ustedes, tan jóvenes y tan sanos; pero yo me voy a tomar un wiski». Y dirigiéndose al camarero: «Que sea doble, por favor». Y nosotros seguimos bebiendo agua con cara de tontos…