«El patrón hizo del líder que necesitaban los marineros y, al verse a salvo, se derrumbó»

La Voz REDACCIÓN

CEDEIRA

MARTA CARBALLO / MARCO GUNDÍN / SALVAMENTO MARÍTIMO

La tripulación del Helimer cuenta cómo fue el rescate de los naufragos del pesquero de Cedeira «O Busi»

16 mar 2017 . Actualizado a las 09:28 h.

Pocas veces la casualidad se pone tan de cara para que -aún dentro del infortunio- las cosas salgan bien como en el rescate del pesquero de Cedeira O Busi, que el martes sufrió un incendio a doce millas de su puerto base. Quiso esa casualidad que a unos 17 minutos del punto en el que faenaba el volantero estuviera el Helimer 215 en pleno entrenamiento. Que estuviese cerca de Cedeira era circunstancial, puesto que suelen ejercitarse en el área de Vilagarcía o Muros-Noia. Eventual era también que el adiestramiento se hiciese de día, pues acostumbran a practicar de noche. Y hasta fue coincidencia que escuchasen el mayday que lanzó el patrón del barco cuando dio por hecho que las llamas de la sala de máquinas iban a convertirse en breve en el pavoroso incendio que acabó con el O Busi en el fondo del mar casi doce horas después. Así lo contó Simone Tazzi, comandante del Helimer 215, al equipo de V Televisión formado por Marta Carballo y Marco Gundín.

Aparte del viento de cara que retrasó la llegada y de la cercanía de la balsa al barco en llamas -perceptible en la cámara térmica del helicóptero ya a bastante distancia del punto del siniestro -, pocas complicaciones hubo más. Hasta estaban muy bien de autonomía. «Teníamos suficiente combustible cuando nos llamaron, para una hora cuando llegamos allí», explicó Beltrán Garrote, copiloto del Helimer 215. Por eso le decía al rescatador, Pablo Camino, que no corriese, que se lo tomase con más calma, pero Pablo siguió a su ritmo y en 20 minutos tenía a los ocho tripulantes arriba sin ser consciente del temor del copiloto a que se desfondase.

El papel decisivo del patrón

El último en ser izado fue el patrón, que tuvo un papel decisivo. «Quiso que subieran los marineros primero. Mantuvo la compostura cuando estaba abajo, en la balsa, hizo del líder que los marineros necesitaban y cuando se vio a salvo se derrumbó. Le mandamos un fuerte abrazo», relató Garrote. Más complicaciones encontró el rescatador. «Ao abandonar tan rápido o barco, a algúns non lles dou tempo a poñer o chaleco e, ao ter que botarse á auga para ser izados, se lles encharca a roupa e pesan máis cando se enganchan a ti, así é que a partir do cuarto ou quinto izado notas a fatiga e os momentos nos que estás colgado da grúa veñen ben para coller aire». Pese a todo, Pablo Camino no se desfondó y en 20 minutos estaban en el helicóptero «os oito vivos para contalo».