Estoy entre dos tallas, ¿qué hago?

FERROL CIUDAD

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SI ESTÁS ENTRE DOS TALLAS, ¿CUÁL COGES? Mucha gente se encuentra entre dos tallas. ¿Qué se hace ante un vaquero? O no se respira, o se renuncia a que no siente como debe. ¿Y con los zapatos? Peor que aprieten es que se caigan. Hay que consultar a modistos y zapateros, que son los que terminan arreglándolo.

24 oct 2016 . Actualizado a las 11:49 h.

Estar entre dos tallas es un quebradero de cabeza casi peor que disimular kilos de más o de menos. Los que lo padecen reconocen que siempre tienen la misma duda: coger la talla más grande o enfundarse en la más reducida; con los zapatos el tema es mucho más complicado de resolver y duele más. Precisamente los que se encuentran con las consecuencias de estas deliberaciones en los probadores son modistos y zapateros, que reciben muchos encargos para tratar de recuperar para el uso alguna de las prendas no ajustadas a la talla de su propietario. Lo que tienen claro es que optar siempre por la más grande no es la solución.

En el mundo del calzado lo ideal es apostar por las firmas que tienen medios números. De hecho, el 38,5 es uno de los más buscados. Aunque, ¡ojo!, el problema puede estar solo en un pie. «Todos tenemos el izquierdo más grande que el derecho o viceversa, así que muchas veces lo ideal sería coger un zapato de cada número», explica Francisco López, que regenta un taller de reparación de calzado con historia, ya que lo heredó de su padre (abrió en 1952). Ahora mismo en este establecimiento (la zapatería El Cubano del barrio ferrolano de Canido) hay una larga fila de zapatos esperando para la horma. «He tenido que comprar dos aparatos más, porque cuando los zapatos son de calidad y de piel queda mejor comprarlos justos y alargarlos así. De hecho, los corredores y los deportistas lo hacen, lo único que no funciona son las botas de goma: me traen muchas, pero es inútil tratar de que cedan, siempre vuelven al mismo sitio», cuenta.

Otras soluciones son las medias plantillas y sistemas de sujeción con siliconas que asientan el calzado en el pie. «Cuando baila delante se puede recurrir a plantillas de silicona, incluso cuando son zapatos de tacón, pero lo que más molesta a muchos de los clientes que tengo es el calzado que le hace bolsas, para eso nosotros hacemos una especie de goma que abraza al talón y consigue que le siente bien», explica un zapatero que siempre define su trabajo como restauración más que arreglos.

DEPENDE DE LA TELA

Pilar Arnosi Aneiros es modista e imparte, además, clases de costura en Ferrol y comarca. A ella llegan muchas personas cansadas de jugársela cada vez que compran una talla que no les va. «Yo lo que recomiendo en estos casos es hacerse las cosas a medida, es la mejor solución, arreglar no siempre se puede», cuenta. Ella piensa que, por regla general, lo más seguro es comprar la prenda grande para cogerle por donde le sobra, pero a veces con tejidos que ceden es preferible elegir la que queda más apretada.

«El problema es que alguna ropa tiene una tela que resiste pocos arreglos, así que es mejor apostar por hacerse una cosa que comprar varias que no sientan como deben. Por eso, cada vez son más las chicas jóvenes que vienen a mis clases, que, además, hacen de terapia mental», apunta esta costurera que ahora casi pasa más tiempo enseñando que ante una máquina de coser. María es una de las que ha optado por hacerse algunos modelitos, como vestidos o faldas: «No es tan complicado como pueda parecer y puedes elegir una tela con más calidad. Yo estaba harta de que en la misma tienda una dependienta me dijese que, por ejemplo, el algodón encoge y otra de sus compañeras que alargaba una vez usado. Al final no es la solución, sobre todo con los pantalones», se queja. Precisamente con los pitillos Pilar Arnosi puntualiza que no se trata de pensar que encojan o alarguen al ponerlos un par de veces: «Hay que ajustarlos al tiro de cada persona, por eso nos equivocamos de talla».