María Martínez Hervés : «Hay bullying desde el 1897»

Bea Abelairas
Bea abelairas FERROL

FERROL CIUDAD

césar toimil

Esta ferrolana emigró a Inglaterra para formarse y trabajar sobre el acoso a menores en la Red y desde ayer participa en el congreso de psiquiatría de Esteiro

12 nov 2016 . Actualizado a las 13:55 h.

María Martínez Hervés dejó su Ferrol natal en el último año de su residencia de psiquiatría en el Marcide: «Decidí irme a un centro de consultas externas en Londres a hacer una rotación externa, porque siempre había querido formarme en psiquiatría infantojuvenil. Sin saberlo, allí me encontré con uno de los cinco equipos a nivel mundial que reciben becarias de la Fundación Alicia Koplowitz cada año. Me presenté y afortunadamente me la dieron. Esta beca me dio la oportunidad de trabajar en un proyecto de investigación de cyberbullying en el Imperial College y de participar en el programa formativo clínico de los residentes de psiquiatría infantil del mismo centro. Al acabar la beca decidí que quería seguir formándome en Inglaterra, donde la psiquiatría infantil está muy bien desarrollada y ahí me quedé desde entonces: estoy trabajando como psiquiatra infantil en una unidad de agudos para adolescentes». Toda esta experiencia la relatará en el congreso que comenzó ayer en el Campus de Esteiro.

-¿Cómo es trabajar en Londres?

-Muy gratificante, puesto que tenemos un equipo completo con el que discutimos cada caso de una forma global, y desde ahí cada miembro del equipo realiza lo que esté indicado (terapia de familia, psicoterapia, medicación?). Además hay muchos equipos muy especializados colaborando con tu equipo (en neurodesarrollo, tratamientos asertivos comunitarios, intervención temprana en psicosis?), y aunque la transición a servicios de adultos sigue siendo un problema, está bien resuelto.

-¿Cómo ve la psiquiatría infantil en Ferrol o en Galicia?

-Hace tiempo que no trabajo en Galicia, así que no sé cómo esta la situación. Hacen falta psiquiatras formados específicamente en la salud mental de los jóvenes, puesto que el enfoque es diferente, más sistémico y teniendo en cuenta todos los factores de vulnerabilidad (individuales, familiares y sociales). Tengo una idea de cómo está la psiquiatría infantil en general en España, y el hecho de que la especialidad aún no exista está retrasando mucho el correcto diagnóstico y tratamiento de muchos niños y lo que es más importante, la prevención de trastornos futuros.

-Su ponencia se centra en el «cyberbullying», ¿es un problema preocupante ya?

-El cyberbullying es un problema, pero no tanto como parece. Recientemente ha habido muchas noticias muy impresionantes sobre jóvenes que se han suicidado después de haber sufrido el acoso más tradicional y esto ha hecho que se le preste más atención. El bullying tradicional es algo que ya existe desde hace mucho, y los primeros estudios se remontan incluso al 1897. El cyberbullying implica a las nuevas tecnologías y comparte muchas características con el bullying (como que es un comportamiento agresivo, que tiene que ser repetido en el tiempo, y tiene que existir un desequilibrio de poder entre el agresor y la víctima), pero también tiene otras consecuencias diferentes, como que la audiencia puede ser mucho mayor. Igual que si la aparición de los coches ha propiciado la existencia de los accidentes de tráfico, la aparición de las nuevas tecnologías ha propiciado la aparición del fenómeno del cyberbullying, pero no se trata de un trastorno.

-¿Cómo se puede prevenir esta situación?

-El rol de la familia es muy importante para prevenirlo. Varios estudios han demostrado como la comunicación de calidad entre los padres y el niño y las dinámicas familiares son factores muy protectores. En particular se ha estudiado la frecuencia con la que los niños tienen comidas y cenas con sus padres, puesto que es un momento que favorece la conversación y comunicación entre los padres y el menor. En definitiva, pasar tiempo con los jóvenes sería lo más protector. Otros estudios hablan de limitar el tiempo que el niño pasa en Internet o que el ordenador no esté en su habitación. El hecho de que los padres pongan normas sobre cómo usar las nuevas tecnologías reduce significativamente el riesgo de que los niños y adolescentes sean víctimas de cyberbullying, pero el conocimiento de cómo usarlas de forma segura no ha reducido dicho riesgo. Varios estudios también han demostrado que una pobre comunicación en la familia y una pobre supervisión de lo que hace en la Red, aumentan las posibilidades de que el hijo sea un bully. En Inglaterra en los colegios los profesores están entrenados para identificar estos casos.

Los casos más frecuentes

Síntomas afectivos, miedos y ansiedades son los casos con los que se enfrentan con mayor frecuencia los psiquiatras que atienden a niños y jóvenes hasta 16 años, según confirma la doctora Miriam González. Aclara que no configuran trastornos en sí pero que si no se tratan pueden derivar en problemas de adultos. «Uno de los principales motivos de consulta es la sospecha de hiperactividad», afirma, aunque en muchos casos se comprueba que es tal, y también los trastornos del espectro autista.