¿Por qué siempre tengo frío?

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La grasa corporal o el ejercicio influyen, aunque la mayoría de los frioleros nacen así y poco pueden hacer para cambiar. Sin embargo, la médica Sabela Sánchez alerta de que enfriamientos constantes pueden esconder enfermedades, alergias o infecciones. La primera medida pasa por descartar que no es fiebre, otra regla de oro es no recurrir al alcohol

18 dic 2016 . Actualizado a las 16:00 h.

Algunas personas siempre están heladas y a otras les sobra la bufanda aunque nieve. Los médicos explican que la constitución física de cada uno determina durante toda su vida su tolerancia a las bajas temperaturas, aunque hay muchos otros factores que influyen y que incluso pueden ir cambiando esta predisposición. Sabela Sánchez es especialista en medicina interna del Arquitecto Marcide de Ferrol y cuenta que, para empezar, el volumen de grasa corporal puede influir; cuantas más lorzas se tienen, menos frío se sufre, aunque esta ecuación no siempre es así, porque las personas que hacen mucho ejercicio aceleran su metabolismo y se hacen más resistentes. «En xeral as persoas que fan máis actividade física teñen máis acelerado o metabolismo, queiman máis calorías e iso fai que suba a temperatura corporal e tenden a ter menos frío. Aínda que tamén se sabe que a xente que traballa en entornos máis cálidos, con calefacción, toleran peor o frío que aquelas personas que -apunta esta médico- pasan máis tempo o aire libre ou que viven en casas sen calefacción. Ademáis esto pode ir cambiando o longo da vida en función de si se leva unha vida máis sedendaria ou non». Eso sí, por mucho que nos acostumbremos a ambientes gélidos, si nuestro cuerpo no los tolera bien, siempre vamos a sufrir, en especial si se atraviesan algunas etapas o circunstancias vitales como una dieta o la menopausia.

«Cando hai pérdidas de peso importantes ou en pouco tempo debido a trastornos alimentarios ou en pacientes con enfermedades que teñan esta repercusión tamén se comeza a tolerar peor as baixas temperaturas. O mesmo pasa cos cambios hormonais, como se produce por exemplo na menopausia, cando, ás veces, se pasa dos sofocos á sensación de frío», explica una especialista en medicina interna que también alerta de que a veces esta sensación es el síntoma de una enfermedad. Precisamente por eso recomienda comprobar siempre la fiebre de la persona que se encuentra helada, en especial, si está en un ambiente en el que otros no acusan tanto las bajas temperaturas. «Se unha persoa ten frío que non remite en circunstancias nas que o resto da xente non o te habería que consultalo. Se xa se descartou un proceso febril, hai outras enfermedades que poden manifestarse con esta sensación, como o hipotiroidismo, pois un dos síntomas é ese frescor constante que non se vai nunca», cuenta una especialista, que también relata que las anemias pueden manifestarse de esta manera y que algunos medicamentos, como los betabloequantes que se usan para las enfermedades cardíacas, causan este mismo efecto secundario.

Las benzodiacepinas para el insomnio también pueden generar este malestar.

¿Y si es alergia?

Existe una dolencia que se describe como alergia al frío y sobre la que la doctora Sánchez explica que es una suerte de urticaria que se desencadena por las bajas temperaturas. Otra secuela de acusar el mal tiempo es el fenómeno de Raynaud: una enfermedad que afecta los vasos sanguíneos, sobre todo en las manos y en los pies, y provoca que se contraigan de forma que no circule bien la sangre cuando la persona acusa las bajas temperaturas. «Non é o mesmo -apunta la facultativa del Marcide- que os denominados sabañóns, no Raynaud hai un cambio de coloración dos dedos que se poñen blancos primeiro e despois azuis e cando volven a entrar en contacto cunha fonte de calor se volven a poñer rosados. As veces asóciase a enfermedades autoinmunes, como pode ser o lupus». Todas estas enfermedades tienen como desencadenante el frío, pero otras, denominadas sistémicas, como puede ser la vasculitis (inflamación de los vasos sanguíneos) son más frecuentes en invierno. Sobre aquellas personas que noten el invierno en las manos o los pies la doctora apunta que probablemente sea porque tengan la tensión baja o problemas circulatorios, aunque, en contra de lo que recomiendan muchas recetas populares, no prescribe ningún remedio o receta basado en el alcohol: «Como médico non podo recomendar en ningún caso a inxesta de alcohol, sobre todo porque aporta calorías vacías: poden incrementar o nivel calórico momentáneamente, pero ese alivio desaparece rápidamente».