«Creía que el alcohol me hacía pasarlo bien y se convirtió en mi infierno»

FERROL CIUDAD

césar toimil

La asociación, que acaba de cumplir un año, tiene su sede en la calle San Diego, 46

30 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El Grupo 24 Horas de Alcohólicos Anónimos Ferrolterra cumple un año y tiene su sede en la calle San Diego, 46, bajo. Su presidente, Manuel García, de 41 años, analiza para La Voz una enfermedad que padecen muchas personas, aunque algunas no lo sepan.

-¿Qué ofrece el grupo a quienes solicitan su ayuda?

-Lo que intento es compartir mi experiencia, para poder ayudar a otras personas a dejar de beber. Cuando yo llegué al grupo en A Coruña ya había probado con psicólogos y psiquiatras, sin resultado. Entré muy desesperado, por que no sabía dejar de beber. Ya no tenía relaciones familiares, no podía acceder a un trabajo porque llegué con temblores y no sabía que el alcoholismo era una enfermedad, porque yo me sentía como un vicioso. Me explicaron que es una enfermedad incurable, progresiva y mortal, porque así lo dice la Organización Mundial de la Salud desde el año 1956. Yo no lo vivía igual cuando tenía 16 años, porque en aquel momento me desinhibía. Sufría muchísimo, porque me costaba tener relaciones familiares y personales, siempre estaba con mucha vergüenza y angustia de lo que iba a pasar. En el momento que tomaba dos copas me hacía un efecto que me dejaba hacer esas cosas. En realidad, lo que hice durante muchos años fue esconderme tras esa pantalla y al pasar el tiempo me di cuenta de que esa copa ya no me producía efecto. Entonces empezaron las depresiones, decía y hacía cosas que no quería y al día siguiente era un infierno y volvía a beber para tapar lo del día anterior. Empecé a acumular borrachera tras borrachera, llegué a perder trabajos, no sabía dónde metía el dinero, tenía lagunas mentales. Cuando llegué al grupo mi pareja ya me había invitado a salir de casa, porque no se podía vivir conmigo. Allí me encontré con gente que llevaba tiempo sin beber. Eso es lo que yo comparto ahora.

-¿A qué edad dio el paso?

-Llegué al grupo con 35 años, pero ya había estado con psicólogos y psiquiatras, y con otras terapias, pero cuando creía que me encontraba bien volvía a beber. Con la medicación fue peor. Porque, al mezclar, las lagunas mentales fueron a más.

-¿Qué pasó allí para que su vida cambiase?

-Hablaban mi mismo idioma, nadie me echó una bronca y me dijeron que no era culpable. Tuve que aprender a estar sin beber, tal como lo hacían ellos. No fui capaz de verlo antes. Creía que el alcohol me hacía pasarlo bien y se convirtió en mi infierno. Lo más bonito que me dijeron cuando llegué al grupo fue que ya no estaba solo, porque yo me sentía diferente y no podía relacionarme. Sin quererlo, acabé teniendo una vida que no quería.

-¿Tuvo recaídas?

-No volví a beber, recuperé la relación con mi familia y por la necesidad de estar sin beber monté el grupo en Ferrol, porque vivo aquí.

-¿Asiste mucha gente?

-Recibo llamadas todos los días. Aún somos pocos pero da igual, porque con tal de que haya una persona que esté salvando su vida nos basta.

-¿Hay diferencias sociales?

-No. El alcoholismo es una enfermedad muy democrática, no distingue de clases sociales ni de sexo. Todo el mundo tiene el concepto del alcohólico que ya está tirado en la calle con un cartón de vino, pero esa persona antes tuvo una vida. Hay ingenieros y médicos tirados en la calle, gente que no quiso llegar nunca a ese extremo, pero que por su manera de beber ha ido perdiendo cosas.

-¿Y los jóvenes?

-Yo hice botellón y el único que acababa tirado con problemas y broncas era yo. De esos jóvenes que hacen botellón, seguro que a uno de cada diez le sale la enfermedad del alcoholismo.

-¿Cómo funciona el grupo?

-Tenemos un local alquilado y lo mantenemos con nuestras propias contribuciones, pero no hay una cuota, porque a lo mejor el que llega por la puerta no tiene dinero, pero puede echar una mano haciendo la comida o limpiando el local. Estamos abiertos 24 horas -teléfono 981 945 082-, porque yo bebía igual a las tres de la mañana que a las tres de la tarde, y lo que me recomendaron es que cuantas más horas pasase en el grupo mejor.

-Con frecuencia se queda con alguien para tomar una copa, ¿cómo hacen ustedes?

-Yo quedo todos los días para tomar un café. Tuve que hacer conciencia de que no puedo beber alcohol y así lo hago.