Que Ferrol está en una esquina del mapa es algo que tenemos bien presente los que habitamos esta ciudad. Parada final, aquí muchas cosas llegan tarde, mal y a rastro. Pero no le echen la culpa a la geografía, porque puestos a extender la piel de toro y a buscar otros salientes, encontramos otros ejemplos que en nada se parece a los retrasos de todo tipo experimentados aquí.
El caso es que apelar a que esta es una esquina a la que no quiere venir nadie se ha expuesto de argumento de peso después de que quedase desierto el concurso convocado para cubrir la plaza de comisario-jefe de policía en Ferrol y Narón. Claro que si el máximo responsable de los policías nacionales quiere llegar en avión a la ciudad de los astilleros no puede, y también que si precisa viajar a Madrid, mejor que no lo haga en tren, pero tampoco necesita atravesar la meseta siberiana para llegar hasta Ferrol.
También se apela a que la comarca se ha convertido en el gran supermercado de la droga en la zona noroeste, un problema al que indiscutiblemente tendrá que hacer frente el futuro comisario. A cambio, podríamos animarlo a ver el vaso medio lleno, resaltando que esta escarpada esquina no se caracteriza, muy al contrario de otras áreas de nuestra geografía, por presentar una elevada tasa de delitos graves. Vamos, que no se vive tan mal.
Estamos en la ciudad menguante, nos faltan niños y savia nueva, y nos sobra, ya lo hemos contado otras veces, demasiado autocastigo y derrotismo. Y aquí nos conocemos al dedillo los efectos de la dramática falta de empleo, así que un poco de seriedad cuando se habla de la cobertura de un puesto de trabajo.