San Felipe denuncia su abandono

FERROL CIUDAD

josé pardo

Los vecinos demandan soluciones al muro caído y al aparcamiento en la zona

29 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Es uno de los puntos neurálgicos del turismo en Ferrol, pero no todo son ventajas para quienes residen allí todo el año. Vecinos del barrio de San Felipe, donde se ubica el imponente castillo del siglo XVI y orgullo monumental de la ciudad, han elevado sus protestas para denunciar su «abandono». Como ejemplo exponen los problemas de tráfico que sufre un núcleo de población de difícil acceso por la orografía, pero más aún por la falta de soluciones a dos situaciones. La primera, es el corte de la carretera desde hace dos años por el desprendimiento, en varias etapas, de un muro que daba sostén a una vía que se ha hundido parcialmente.

El problema se remonta un lustro atrás, cuando la pared paralela a la carretera que baja hacia la cetárea comenzó a caerse. Pero empeoró cuando en marzo del 2015 el terreno cedió y dejó parcialmente hueco el espacio inferior sobre el que discurre la calzada. Ante el evidente riesgo, se colocaron vallas para evitar el paso. Y así sigue hasta ahora, poniendo a prueba la paciencia de los residentes.

Desde la Asociación de Vecinos su presidente, José Luis Vivero, mostró su indignación por la situación. Pero sobre todo, por la falta de solución desde el gobierno municipal. «A pesar de que está todo presupuestado y hay fondos de la Diputación, el Ayuntamiento no lo ha hecho. Dicen que la parte superior del muro es particular, pero si la de abajo colapsó, la de arriba no puede sostenerse», razona. Tras reiteradas visitas considera que «es absurdo ir al Concello, porque unos se echan la culpa a los otros», resume.

Pero además, a ese problema se suman las dificultades de estacionamiento en un barrio donde si es difícil circular, más lo es aparcar. Especialmente en verano y durante los puentes, cuando los vehículos de visitantes y turistas copan los escasos huecos disponibles e ignoran las señales de dirección prohibida excepto para residentes. Y muchas veces los vecinos no encuentran dónde dejar sus vehículos.

Vivero relativiza estas quejas porque expone que «cada uno quiere tener el aparcamiento delante de su casa», señala. Pero admite que «el castillo nunca estuvo preparado para tener tantos coches. Y el problema es que no se puede ampliar», dice. El barrio está constreñido contra el mar. Así que las posibilidades son limitadas. Jose Ortega, otro directivo, aboga por habilitar aparcamiento disuasorio para visitantes y evitar que los turistas tengan que atravesar el pueblo.