Arturo Rey: «Mi ilusión siempre fue el Galicia de Caranza»

Álvaro Alonso Filgueira
ÁLVARO ALONSO FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

JOSE PARDO

El directivo ferrolano, premio «Toda unha vida» de la federación gallega, asegura que sigue disfrutando tras casi cuatro décadas trabajando para el club

26 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Encontramos a Arturo Rey Fontela (Ferrol, 1955) en el cámping del Raso, donde descansa después de sumar una temporada más inmerso en el Galicia de Caranza, el club del barrio donde nació y en el que lleva desde 1978 poniendo todo su afán. La semana pasada, en la Gala del Fútbol Gallego, organizada por la Federación Galega de Fútbol, recibió el premio a «Toda unha vida».

-¿Por qué considera que le otorgaron el reconocimiento?

-Porque el Galicia de Caranza es como una familia para mí. Llevo ahí metido desde los 20 años, ayudando, entrenando, trabajando, haciendo fontanería... lo que sea. Entonces me reconocieron todo el tiempo que he invertido.

-¿Qué es para usted el club?

-Para mí es un entretenimiento. En vez de jugar al tute o andar por ahí de paseo, voy allí a trabajar y a luchar para que los niños tengan un aliciente más en el barrio. El club al principio era de pobres. Ahora los pobres casi se acabaron, pero la idea inicial era ayudar a los niños que no podían. Ahora ya tienen coches, pagan cuotas... las cosas cambiaron.

-Ha vivido toda la etapa de democracia en el club...

-Sí. Serví a Franco, al rey y en el Galicia de Caranza me hice un hombre [se ríe].

-¿Cuál era su función cuando entró?

-Mi padre, Arturo, ya estuvo en la primera directiva del Galicia de Caranza, cuando se fundó. Después, mi tío Juan Fontela estuvo de entrenador de atletismo. Se podría decir que yo soy una herencia de mi padre ahí, la continuidad.

-¿Qué recuerda de esos años?

-Empecé a entrenar poco a poco con Gumersindo Roca, Sindo, y después llevábamos los equipos de alevines e infantiles. Siempre estuve participando y ayudando. Más adelante, como había problemas en el club y hacían falta responsables, pasé a la directiva. Tocó luchar por el local, porque aquello estaba todo empeñado y teníamos problemas. Entonces mi misión fue luchar, mano a mano con Pedro Garrote, Pepe Llanos... y después incorporamos a más gente, como a Changüelo o a Luis Cobelo. Y a seguir. Se iban unos, se iban otros y yo, como no tenía otra cosa que hacer, me fui quedando ahí.

-¿Cambiaría haber sido un entrenador de éxito por la trayectoria que ha llevado?

-Mi ilusión siempre fue el club, conseguir que no desapareciera, sobre todo con los problemas que había con los clubes pequeños, que cerraban y los niños se quedaban sin nada que hacer. Entonces mi deseo siempre fue tenerlos allí ocupados. A esos niños que existen en el mundo, que son aquellos que no tienen dinero y a los que había que buscar camisetas y botas para jugar.

-Muchos de ellos lo considerarán a usted y a otros miembros del club como sus segundos padres...

-Es que con algunos pasamos mucho tiempo juntos. Y después de ser jugadores, pasaron a ser entrenadores, y más adelante serán directivos. Es la idea que tenemos los que estamos ahora, de que se vaya consiguiendo el relevo generacional. Ahora mismo tenemos una escuela por la que también luchamos en su día y en la que tenemos más de trescientos niños en una veintena de equipos. Tuvimos que conseguir los campos de fútbol que no teníamos, luchar con la asociación de vecinos, con el Ayuntamiento, con la Diputación, pedir a la gente que nos echara una mano... Unos se fueron, otros tuvieron problemas y, al final, como dije, quedé yo ahí metido. Y por eso me dieron el premio. O al menos es lo que me dijeron... [se ríe]

«Estoy muy satisfecho de lo que he hecho, porque es algo con lo que he disfrutado»

-Si echa la vista atrás, se sentirá orgullo de lo que ha hecho...

-¡Claro! Estoy muy satisfecho de lo que he hecho, porque es algo con lo que he disfrutado. La gente mayor tenemos que buscar donde haya niños, alegría y movimiento. Si no, aunque ya lo somos, nos volvemos más viejos.

-¿Cómo ve el fútbol en Ferrol y en el resto de la comarca?

-Está funcionando bastante bien con respecto a como estaba. Hay instalaciones suficientes y los niños pueden entrenar sin problema dos veces a la semana. En Ferrol se mejoró mucho y se están consiguiendo buenos jugadores. Es que teniendo medios es cuando se consiguen. Y en el resto de la comarca también se está trabajando muy bien. Creo que los chavales disfrutan más del fútbol. Eso sí que se nota.

-¿Se queda con la hierba del cámping Raso o con el césped del campo Caranza?

-Esto es un desahogo para las personas... [se ríe] Venir aquí, relajarse y olvidarse un poco de lo otro. Pero bueno, pronto se empieza otra vez a funcionar. Y hubo años en los que no te dejaban disfrutar ni del Raso ni de nada. Aunque eso ya pasó. Ahora somos mayores y hay que buscar un sitio donde jubilarse. Con el importe del premio a ver si nos da para comprar un barquito e ir para Canarias.

-¿Cuánto le dieron?

-No me dieron nada [se ríe]. Me dieron un trofeo que es un balón roto por un lado, muy bonito, y una insignia de plata.

-¿Y qué le dijo el presidente de la federación, Rafael Louzán?

-Me dio la enhorabuena y me dijo que me lo merecía, pero bueno, se lo decía a todos... [se ríe] No, ahora en serio, el premio ha sido una alegría, porque podían haber contado con otros, pero contaron conmigo. Es de agradecer que te reconozcan el trabajo.