Juan Carlos Mora: «Tras dar muchas vueltas, en Ferrol encontré el sitio ideal para echar raíces»

beatriz antón FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

CESAR TOIMIL

Desde que llegó a España hizo de todo, desde trabajar de camarero en Marbella hasta recoger castañas en La Alpujarra, pero Galicia lo enganchó y ya no quiere marcharse

01 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Mientras muchos jóvenes ven Ferrol como un páramo laboral del que no queda más remedio que emigrar, hay quien ha hecho de esta ciudad su particular tierra de las oportunidades. Y, si no, que se lo pregunten a Juan Carlos Mora, un ecuatoriano de 37 años que hace ya tres decidió montar el Rich Café a orillas de la carretera de Castilla. Decorado al estilo rococó, con camareros uniformados que son todo sonrisas y una amplia carta de batidos y cócteles, el local está siempre de bote en bote y en el ambiente nocturno sus fiestas temáticas son ya famosas.

«Puede que sea cierto que en Ferrol no haya muchas oportunidades, pero yo soy un ejemplo de que con mucho esfuerzo, constancia y siendo positivo se pueden sacar adelante los proyectos», dice sonriente este hostelero de espíritu emprendedor.

Pero, ¿cuándo y por qué decidió convertirse este ecuatoriano en ferrolano de adopción? Para dar respuesta a esta pregunta, Juan Carlos rebobina en su memoria hasta el año 99, cuando decidió abandonar su país y viajar a España para reunirse con su hermana Nelly, una profesional de la aguja y el dedal que trabajaba para una diseñadora de Marbella. «Al principio no quería venirme, pero como mi hermana no dejaba de insistirme y ella y yo siempre hemos sido como uña y carne, al final decidí hacerle caso», cuenta el hostelero echando la vista atrás.

A partir de ese momento, Juan Carlos inició un camino vital y laboral muy intenso. En Marbella trabajó como camarero en la marisquería Santiago, adonde solían acudir comensales famosos como Isabel Pantoja, Gil y Gil o la duquesa de Alba. Y, después de tres años y medio, el ecuatoriano decidió poner rumbo a Madrid para vivir nuevas experiencias. Allí se ganó el pan en firmas como H&M o Planet Hollywood, pero entre trabajo y trabajo también tuvo tiempo para recoger castañas en La Alpujarra o recolectar uvas en Campo de Criptana.

«La verdad es que fueron años de mucho trabajo, porque la vida en Madrid era cara y además yo siempre quería guardar dinero para enviárselo a mis padres a Ecuador», recuerda Mora. El final de todo aquel estrés llegó en el 2006, cuando Juan Carlos decidió mudarse a A Coruña, para seguir otra vez los pasos de su hermana Nelly. Ella se había casado con un gallego y, una vez más, convenció a su hermano para hacer las maletas y vivir junto a ella.

En la ciudad herculina, como ya había hecho en Marbella y Madrid, Cora no tardó tiempo en encontrar un empleo en el sector hostelero, pero llegó un momento en el que le entraron ganas de volar en solitario y montar su propio negocio. Y fue así como Juan Carlos terminó en Ferrol: «En A Coruña los precios de los locales eran desorbitados y, como aquí tenía amigos, decidí tirarme a la piscina y probar suerte en esta ciudad», comenta el hostelero.

De eso hace ya tres años y Juan Carlos no se arrepiente ni una pizca de su decisión. «Tras dar muchas vueltas, en Ferrol he encontrado el lugar ideal para asentarme y echar raíces», cuenta sonriente. Aquí dirige un negocio que va viento en popa, aquí tiene amigos y vive feliz junto a sus tres perros y su conejita belier... Y aquí también se ve a sí mismo en el futuro, peinando canas a orillas del mar. «La vida da muchas vueltas, pero Galicia me ha enganchado y yo ya no me imagino en otro lugar. Cuando sea viejecito me gustaría seguir aquí, dirigiendo mi negocio y viviendo con mis perros en una casita junto a la playa».

Lo que le gusta de la ciudad. Las playas, San Felipe y «el verde del paisaje», porque le recuerda a Ecuador. También los ferrolanos, porque aunque al principio son «sosos», al conocerlos «te abren el corazón»

Lo que no le gusta. «Que las calles estén llenas de baches y lo descuidadas que están algunas zonas».