Las alarmas vuelven a saltar en San Pablo

FERROL CIUDAD

JOSE PARDO

Los vecinos se quejan de las fiestas nocturnas, con piscinas incluidas, y la gestora llevará a pleno una moción en la que pide un plan de seguridad ciudadana

15 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los problemas de convivencia en el ferrolano barrio de San Pablo vuelven a salir a la luz, después de que se hubiese rebajado la presencia policial que se había incrementado hace unos meses por una serie de robos en domicilios. Ahora, las quejas vecinales se refieren al malestar ocasionado por las fiestas que celebran una noche sí y otra también miembros del colectivo de etnia gitana que residen en el barrio, con la excusa de cumpleaños, bautizos y prebodas, a las que acuden familias de otros lugares.

Los vecinos aseguran que incluso llegan a instalar dos o tres piscinas de plástico de grandes dimensiones en la calle, por lo que no se pueden aparcar los coches, además de poner música a todo volumen.

La noche del pasado miércoles, en una de esas veladas festivas con medio centenar de participantes, se produjo una reyerta multitudinaria entre ellos, que se disolvió rápidamente ante la llegada de tres coches patrulla de la Policía Local de Ferrol y dos de la Policía Nacional, en respuesta a las llamadas de vecinos.

No obstante, el presidente de la gestora vecinal de San Pablo, Kepha Fúster, aseguró ayer que los problemas de convivencia no están ocasionados únicamente por el colectivo de etnia gitana, sino que hay más residentes en el barrio cuyo comportamiento «deja mucho que desear».

La gestora ha elaborado una moción que se pretende presentar en el pleno de fin de mes, para la que dicen contar con el apoyo de los grupos de la oposición. Además de otras cuestiones de carácter urbanístico, como la puesta en marcha de un ARI, el estudio de un plan integral para el conjunto de las viviendas y la regularización de las mismas, solicitan la activación de un plan de seguridad ciudadana para el barrio que actúe especialmente en materia de convivencia.

También demandan que se haga un control del censo de residente y el uso de las viviendas, en el que también se tiene que implicar el IGVS. A este respecto, Kepha Fúster asegura que está habiendo ocupaciones de viviendas vacías con mucha frecuencia, por parte de familias que primero acuden a visitar a otras y después entran en las casas vacían con la patada a la puerta.