Tejidos Santy regresa al centro de Ferrol tras el exilio por las obras: «Estoy más a gusto ahí»

FERROL CIUDAD

Santiago Martínez Pérez, atendiendo ayer en el local de Ultramar al que se mudó por las obras.
Santiago Martínez Pérez, atendiendo ayer en el local de Ultramar al que se mudó por las obras. JOSE PARDO

El veterano establecimiento de telas que cerró para esquivar las molestias de la reurbanización de la calle de la Iglesia reabre este viernes tras un año y medio en Ultramar

27 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace un año y medio Santiago Martínez Pérez hacía las maletas de su tienda y se mudaba a Ultramar. Tejidos Santy, establecimiento especialmente conocido por sus promociones de retales a un céntimo de euro, echaba la persiana en el 110 de la calle de la Iglesia ante la inminente llegada de las vallas de obra a su manzana. Y el temor de que con ellas sitiando la zona, la clientela dejase de acudir por las dificultades de acceso. Así que este veterano comerciante abandonaba con el final del mes de agosto del 2022 el emplazamiento que había ocupado los últimos 33 años. Tras dieciocho meses de exilio emprende ahora la operación retorno. Y el 1 de marzo, este viernes, Tejidos Santy reabrirá en el local de siempre en una calle ahora renovada. «Estoy más a gusto ahí», resume desde el comercio de la calle Villa Soledad donde mantuvo vivo el negocio a 1.600 metros en este tiempo de ausencia. Esa distancia la salvaron a pie incondicionales como la clienta de más de ochenta años que lo llegó a emocionar: «Vino andando y hasta le tuve que poner una silla. Y me dijo: ‘Vengo a verte', porque venía a por una cosa y quería comprármela a mí. Cuando ves estas cosas te emocionas», cuenta.

No es la única. «Tengo mucha gente que está deseando que baje. Me lo estaban pidiendo clientes que aquí no suben», dice en referencia a Ultramar, echando mano de esa modismo ferrolano de «bajar al centro». En Ultramar, dice, hay más personas por la calle, pero «mis clientes son de abajo».

Para él volver a la calle de la Iglesia es como volver a casa. «Llevo toda la vida, desde niño, en el centro, y estoy más contento. Ahora no sé cómo va a funcionar, es una incógnita: no sé si voy a vender, pero con que venda un poquito a mí ya me llega». Hablan sus setenta años de vida, prácticamente la mitad dedicados a un negocio para el que no encuentra relevo. «Y si la cosa no llegase a funcionar, me iría para casa».

No se arrepiente de la decisión tomada. «Marcharse fue un acierto porque las obras siempre conllevan tener menos gente. Y las obras ya se sabe lo que son. Mis clientela es gente mayor y no pasa por un sitio con obras, porque tiene miedo a caerse y hacerse daño», apunta.

El regreso lo emprende ahora a un entorno bien distinto del que dejó. «La nueva calle me gusta, queda bien», dice destacando sobre todo la amplitud de la acera a la que mira su escaparate. «Quedó más ancha, más bonita. Estéticamente queda bien», pero su temor es otro: «El problema es el aparcamiento, que para el comercio es un desastre. A ver cómo funciona esto ahora, porque sin aparcamiento no se puede trabajar», sostiene. «Y no sé si van a solucionar esto o van a dar facilidades para algún estacionamiento», analizando que el éxito de superficies comerciales como Odeón, en Narón, radica precisamente en la comodidad para aparcar. «Aquí llegan, dan una vuelta, otra vuelta... Es muy difícil».

Estrenará etapa con el mes de marzo, y el género de la nueva temporada primavera-verano. Y el local del número 13 de la calle Villa Soledad quedará, de nuevo, vacío. Pero hasta el viernes, continuará allí con las promociones de retales características de Tejidos Santy. Las piezas a un céntimo se han agotado, pero todavía quedan otras ventajosas oportunidades. Y los retales a ese precio mínimo volverán a la calle de la Iglesia en agosto.

Santiago Martínez busca quien quiera quedarse con el local del Ultramar. «Lo alquilo o lo vendo». Y si se tercia, también daría de buen grado el relevo de la tienda de la calle de la Iglesia. «A mi edad, si la vendo sería una lotería», asegura. «Si alguien la quiere, la alquilo, la traspaso o lo que quieran. Si hay algún interesado, llegaría a fácilmente a un entendimiento, no sería duro para negociar», garantiza.

La reforma de la calle no acabará en febrero y habrá sanciones

Lo que parecía obvio a los inexpertos ojos de vecinos y comerciantes quedó ayer confirmado de forma oficial: la obra de la calle de la Iglesia no estará terminada este mes. Lo reconoció ayer el alcalde, José Manuel Rey Varela, en rueda de prensa, después de haber sostenido desde el verano que la reforma concluiría en febrero. «Desgrazadamente non o fará no prazo que comprometimos», señaló. Y ante esta situación, el regidor incidió en lo avanzado en las últimas semanas: «A ute [unión temporal de empresas] ten a advertencia por parte do departamento de Urbanismo que se iniciarán os procedementos de sanción para quen non cumpre o prazo». No obstante, «vimos un incremento de traballos importante e somos conscientes das dificultades que houbo nos últimos meses e en función deso actuaremos en consecuencia», matizó.

No hay nueva fecha para el fin de obra. Rey Varela evitó precisar el plazo que se maneja: «Meses non, non falta moito», respondió, aunque «preferimos non dar unha data concreta para evitar equivocarnos». Con la Semana Santa en el horizonte, la incógnita es si se llegará a esa temporada clave para la ciudad con la obra terminada. No se suscribirá, aseguró, ninguna prórroga. Y actualmente, añadió, se estudia «a documentación e as alegacións que presenta a empresa» al acta de recepción negativa levantada por el Concello la pasada semana. La empresa ya ha hecho su propuesta, admitió, y ahora «o Concello ten que determinar a proposta viable no menor prazo posible». Civis Global y Prosema ejecutan la obra de la calle de la Iglesia por 4,5 millones de euros.