Lucha de un abogado ferrolano por una maltratada: «La tiró por la ventana y bajó a rematarla»

Bea Abelairas
Bea abelairas FERROL / LA VZ

FERROL CIUDAD

El abogado ferrolano Felipe Patiño
El abogado ferrolano Felipe Patiño cesar toimil

Felipe Patiño defiende a la víctima Raquel Díaz, una abogada que quedó parapléjica y que necesitará ayuda de por vida

06 abr 2024 . Actualizado a las 17:12 h.

El pasado 25 de febrero Pedro Muñoz, un exconcejal de Ponferrada, ingresaba en prisión para cumplir una condena de casi 17 años por maltratar a su mujer, Raquel Díaz, una abogada de 44 años que está en una silla de ruedas por sus golpes. Hubo muchos episodios, pero en el más grave fue en el 2020 cuando la empujó al vacío: «La tiró por la ventana y bajó a la calle a rematarla, a darle más golpes y a decirle ‘aún estás viva, hija de puta'». Así lo recuerda Felipe Patiño, un abogado de Ferrol al que recurrió la familia de la mujer, que también es abogada y cuya carrera quedó truncada en cuanto se casó con su maltratador.

¿Cómo llegó Felipe Patiño a este caso? «Fue a través de una amiga de ella, buscaban a un abogado ajeno a su zona, a un entorno muy marcado por la influencia de él, tanto que en el juicio se relataron otros episodios de violencia en los que no llegó a intervenir la policía y él le dijo a la víctima que no los volviese a llamar, porque nunca la ayudarían», explica un letrado al que este caso le calado muy hondo por la brutalidad y por las secuelas que sufre la mujer.

Patiño cuenta que no solo está parapléjica en una silla de ruedas, sino que tiene demencia por los golpes que recibió en la cabeza y un estrés traumático irreversible. «Ella quería confrontar a su maltratador en el juicio, hablarle a la cara, pero no pudo», cuenta su letrado que no ha dado carpetazo al caso con esta sentencia condenatoria, sino que va a recurrirla.

Una residencia adecuada

Además, junto a la familia y los amigos de Raquel están buscando una residencia adecuada para sus necesidades, porque en la actualidad está en un geriátrico. «Raquel pasó de ser una abogada a una mujer en silla de ruedas con demencia que necesitará cuidados de por vida, es cierto que la sentencia implica una indemnización alta, pero no sabemos cuándo se va a poder hacer uso de ese dinero, así que ahora trabajamos para buscar ayuda y un lugar donde puedan atenderla bien tras el calvario que ha pasado», detalla el abogado ferrolano con una larga trayectoria en la comarca. «Precisamente con la finalidad de lograr el centro adecuado para Raquel me recibió hace un par de meses la ministra de Igualdad, Ana Redondo, y estamos a la espera de que fructifiquen las gestiones, por lo que toda ayuda es necesaria», detalla.

El proceso judicial fue durísimo, porque hizo revivir a Raquel y a su familia años de angustia. «Una de las ocasiones una hermana oyó sus lamentos cuando la arrastraba por las escaleras y escuchamos de nuevo grabaciones escalofriantes en la que se la escucha gritar, quejarse de dolor. Sin embargo en los atestados figuraba que se trataba de ruido entre vecinos», señala el letrado con despacho en Ferrol.

Insiste en que las deficiencias psicofísicas de Raquel le imposibilitan para cualquier tipo de profesión u oficio y necesita asistencia para todas las actividades básicas de la vida diaria. «Los forenses dejaron claro que había golpes en ambas caras de las extremidades, 17 lesiones, imposible que solo fuese por una caída».

Raquel Díaz, a su llegada al juicio
Raquel Díaz, a su llegada al juicio J. Casares | EFE

«Aquí mando yo», la frase que repetía el exconcejal condenado a 16 años de cárcel y a abonar 1,5 millones de indemnización

En mayo del 2020 Raquel Díaz sufrió una agresión que la dejó en una silla de ruedas. Tenía 40 años y ya llevaba muchos más sufriendo golpes de un maltratador que solía comenzar sus agresiones con una frase: «Aquí mando yo». Entre las palizas que figuran en el sumario hay una de agosto de 2017, cuando Pedro Muñoz entró en la habitación y la sacó de la cama a la fuerza, arrastrándola después por las escaleras de la vivienda, al tiempo que le gritaba «aquí mando yo, aquí se hace lo que yo diga». Al año siguiente hubo otra agresión en la que ella solicitó ayuda: «Realizó una llamada telefónica de auxilio y ayuda al servicio público de emergencias del 112. Ayuda que nunca llegó —precisa su abogado—. Basta con oír el contenido de esa grabación para constatar la escalofriante situación que estaba padeciendo». Todavía se registró otro episodio antes de que la arrojase por la ventana.

La Audiencia de León le ha condenado a 16 años y once meses de cárcel, una sentencia que Felipe Patiño ha recurrido. Le condenan por un delito de lesiones agravadas, con las circunstancias agravantes de parentesco y discriminación por razón de género a 12 años de cárcel; por tres delitos de maltrato familiar a nueve meses en el caso del primero, nueve meses por el segundo y once meses por el tercero, y un delito de maltrato familiar habitual a dos años y medio de prisión. También le imponen 1,5 millones de indemnización a la víctima, pero absuelven al exedil de los delitos de asesinato y homicidio en grado de tentativa, de otro delito de amenazas y de uno leve de injurias de los que había sido acusado.