Miles de corazones laten en Ortigueira

A. F. C. ORTIGUEIRA / LA VOZ

ORTIGUEIRA

José Pardo

El Festival Celta gana público, en continuo tránsito entre la playa y los conciertos

15 jul 2017 . Actualizado a las 17:26 h.

Miles de almas pululan estos días por Ortigueira. El Festival Internacional do Mundo Celta gana público, al calor de la música y la playa, en continuo tránsito entre la Alameda y Morouzos. Natalia, Elba y María, estudiantes de Boimorto y Arzúa, recalaron ayer en el pinar. «É a primeira vez, tennos boa pinta, pero hai moito que andar e o aparcamento é algo caro [15 euros por tres días]», cuentan, con la casa aún a cuestas. Pronto dejarán de sentirse extrañas. «Aquí se convive bien», opina Jorge, madrileño, como sus amigos, y profesor. Planean las vacaciones para coincidir en el festival: «Gratuito, música molona, sitio bonito, temperatura agradable, montaña y playa...». «Y el mar, la acampada en un sitio idílico, la magia del lugar, el buen rollo», apuntala Ana.

Todo se mueve, y a todos horas, estos días en Ortigueira. Folkies de siempre y curiosos bailaron, en la velada inaugural, con los eslovenos Noreia; Gabriel G. Diges levantó ovaciones con la música y la danza irlandesa; y los nipones de Koji Koji Moheji sorprendieron: «Pido desculpas porque non falo moi ben galego, síntoo moitísimo, pero falo a lingua mundial, iso é a música». Alba, psicóloga, repite aventura, por ese lenguaje universal de la banda japonesa (con gaita), y por el ambiente, «tan abierto». «Ahora mejor -subraya-, porque ya no hay raves en el pinar». El tránsito no cesa y la vida se desborda hasta altas horas (con la banda Crebinsky por testigo), de bar en bar, de fiesta en fiesta. Miles de corazones laten en Ortigueira.