«En la guitarra no busco técnica ni pirotecnia, sino sentimiento»

PONTEDEUME

MONICA IRAGO

La Vargas Blues Band presenta mañana en la sala Coliseo su último trabajo discográfico

24 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Mañana, sábado • Sala Coliseo (Pontedeume) • 22.00 horas (apertura de puertas) • 12 euros (anticipada) y 15 euros (taquilla) • Hablar de Javier Vargas es hablar de uno de los más grandes maestros de la guitarra en España. Con cuarenta años de trayectoria, el alma máter del blues latino y líder de la Vargas Blues Band recorre estos días Galicia dentro de la gira de presentación de su último disco, Hard time blues, un trabajo en el que ha contado con la colaboración del vocalista norteamericano Paul Shortino. Sus canciones resonarán mañana en la Sala Coliseo de Pontedeume, donde Vargas actuará junto a su banda y una artista invitada: la cantante y guitarrista argentina de blues Vanesa Harbeck.

-¿A qué sabe este nuevo trabajo discográfico?

-Yo creo que, sobre todo, es un álbum muy variado, porque encuentras de todo un poco. Hay temas en la onda del blues latino, pero también otros más soul, algunos experimentales... Y en cuanto al fondo, Hard time blues es un disco que habla de lo que sale en las noticias a diario: las guerras, la desigualdad, la desilusión. El mundo está viviendo un momento muy extraño, está peor que nunca.

-¿De eso trata el blues? ¿De cantar sobre aquello que no está bien? ¿Cómo le explicaría a un joven lo que es el blues?

-El blues es el grito de los oprimidos. Nace de un sentimiento profundo del alma al que los músicos ponemos melodía y ritmo. Es un estilo que nació en los campos de algodón y que ha ido evolucionando hasta convertirse en algo mántrico y visceral. Actualmente basta con abrir el periódico para encontrar temas que inspiren sus canciones, aunque el blues también puede hablar del desamor. Pero, en cualquier caso, el blues es la música de lo más profundo del alma.

-Lleva más de media vida pegado a la guitarra. ¿Qué significa para usted este instrumento?

-Para mí la guitarra no es técnica ni pirotecnia, sino puro sentimiento. Prefiero tocar dos o tres notas que transmitan que veinte que no digan nada. Si al final de un concierto alguien se me acerca y me dice «me has puesto los pelos de punta», yo ya me doy por satisfecho porque eso es lo que yo busco. Transmitir.

-¿Algún proyecto nuevo en la cartera?

-Vamos a presentar muy pronto un nuevo álbum con quince temas en castellano. Se llama Cambalache y bronca y dentro de un mes comenzaremos con la promoción. Estoy ilusionado porque es un trabajo diferente, cien por cien en castellano, que era algo que me pedía mucho la gente, y que además incluye un tema que hice con Manolo Tena que se llama No te rindas. Con él solo compuse dos canciones: Sangre española y este tema, que lo tenía guardado en el cajón.

-Supongo que para usted su pérdida fue un golpe duro.

-Pues ya te puedes imaginar. Me llamó su ex a las ocho de la mañana para decirme que se había muerto y me puse a llorar de la emoción y la tristeza. Fue como si se me hubiese muerto un hermano.

-Además de con Manolo Tena, usted ha trabajado con grandes estrellas de la música. ¿Quién le ha dejado más huella?

-¡Uff! Es muy difícil elegir, porque ha habido muchos. Me ha tocado sobre todo Carlos Santana. En estilo español, Joaquín Sabina. Y también Miguel Ríos, junto al que hice trabajos que ya forman parte de la historia de la música de la Transición, como Rock and Ríos, en el que tenía seis temas. También he trabajado con la Orquesta Mondragón, Raimundo Amador... He colaborado con muchos artistas, tanto en solitario como con la banda, y todos me han enriquecido.