El paraíso vacacional de los veganos, «yoguis» y surfistas está en A Frouxeira

Carla Elías Martínez
Carla Elías FERROL

VALDOVIÑO

JOSE PARDO

Deborah y Christian, una pareja alemana que daba clases de surf en Andalucía, se mudó a Valdoviño «enamorada» de la zona y emprendió con el alojamiento O Soño Galicia

27 abr 2024 . Actualizado a las 15:59 h.

¿Cómo acaba dándole un segundo giro a su vida una pareja alemana que trabajaba en Andalucía pero se enamoró de Valdoviño? «Nosotros trabajábamos en Andalucía en un surf camp, pero durante el verano teníamos que cerrar porque no hay olas en el sur. Volvíamos a Alemania en furgoneta cada año por un camino diferente. Una vez llegamos a Galicia y nos enamoramos hasta pensar: ‘¿Por qué no vivimos aquí?’», explica Deborah Stoeckle y su pareja Christian Juengling. Para ellos Galicia y especialmente Valdoviño es «un sueño». «Es un lugar precioso, verde, hay agua, olas, montaña... La naturaleza es impresionante», describe Deborah.

De ahí el nombre de su proyecto de emprendimiento en Valdoviño: O Soño Galicia. «Abrimos un alojamiento en una casita con vistas a A Frouxeira. Christian es cocinero profesional y su sueño fue siempre tener su propio negocio», explica su pareja. Y así nació el concepto de poner en marcha un alojamiento para amantes del deporte en la naturaleza y con espacio para comida saludable. «Encontramos la casa perfecta para nuestra idea», destaca encantada la responsable.

Acaban de abrir ya el alojamiento con la vista puesta en su tercer verano en Valdoviño. Cuentan con seis habitaciones y espacio máximo para diez personas. «Somos un guest house, trabajamos junto con Valdo Surf, la escuela de Valdoviño. Y si alguien quiere hacer una clase yo contacto con Iván y ellos lo organizan», destaca. Pero cuentan en su alojamiento con unas tablas muy especiales para los alojados. «Tenemos tablas de surf de madera elaboradas en Cantabria por una empresa sostenible que trae el corcho de Portugal, la madera de Valencia y dentro un colchón reciclado. La gente que tenga nociones de surf puede usarlas», destaca Deborah.

El surf es un pilar importante de su concepto de alojamiento, pero también el yoga y otros deportes para entrar en contacto con la naturaleza. «Es un concepto más holístico. Una experiencia», destaca. Además promueven la zona para amantes de otros deportes como el senderismo, la escalada o el ciclismo. «Muchísima gente está interesada en el senderismo en la zona. Para los amantes de la bicicleta es más difícil porque necesitas transportarlas hasta aquí y un coche», explica la dueña del alojamiento. Ellos promocionan su localización en una plataforma web para gente vegana amante del senderismo.

Aunque por el momento no tienen su alojamiento abierto todo el año, la pareja está ya empadronada en Valdoviño y es su punto de residencia. «Estamos aquí todo el año, vivimos aquí. Estamos encantados», reconoce. También con sus vecinos. «La comunidad crece. Hay muchos jóvenes emprendiendo con ideas sostenibles para Valdoviño. No es un turismo masivo como el del sur. Y amamos también a los vecinos locales de aquí», reconoce Deborah.

«Gente de 16 países»

¿De dónde procede la gente que se aloja en la casa tan especial de Deborah y Christian? «El año pasado tuvimos a gente de dieciséis países, fue muy divertido. Y este año la mayoría de la gente que ya ha reservado proviene de Suiza y Holanda, pero también familias de Madrid o Barcelona. En general, la mayoría de nuestros clientes son de Europa», describe ella. Aunque han contado con visitantes más exóticos procedentes de Estados Unidos. ¿Cada vez es más popular Valdoviño para el turista extranjero? «Sí, totalmente. En estos años ya hemos visto que ha crecido una barbaridad. En agosto podríamos tener otras dos casas más iguales en Valdoviño. Julio y agosto llenamos», confiesa.

Un punto importante de su alojamiento es su cocina vegana a cargo de Christian, chef profesional. «En Valdoviño es muy difícil encontrar este tipo de comida saludable. Nuestra comida está incluida para quien se aloja con nosotros», destaca la responsable.

Una gastronomía basada en su propio huerto orgánico que cuidan en el mismo alojamiento. «Es todo natural, orgánico, con semillas...», ensalza. Todo un concepto con el que Deborah y Christian están viviendo su sueño.