La cruzada sanitaria de Silvia

Toni Silva VILARMAIOR / LA VOZ

VILARMAIOR

Una joven de Vilarmaior que entró en coma tras dar a luz acaba de descubrir que su alta hospitalaria fue firmada por una médica residente sin la firma de un adjunto

27 abr 2017 . Actualizado a las 09:55 h.

Casi el mismo día en que Silvia Maroño dio a luz a su hija, también se alumbró un litigio con el Servizo Galego de Saúde del que aún no ha logrado desprenderse. Silvia y su familia han llevado al sistema sanitario a los tribunales de Justicia porque consideran que fue una negligencia darle el alta hospitalaria a los pocos días de parir.

Cuando aún no llevaba ni 24 horas en su domicilio en Vilarmaior, sufrió una eclampsia, término médico para referirse a una brutal subida de tensión. Aquello le provocó violentas convulsiones y su organismo entró en una crisis que a punto estuvo de provocarle la muerte. Se salvó después de dos semanas en coma, pero nunca se recuperó completamente y arrastra serias secuelas. Tiene especialmente afectada la facultad del habla, pero al menos ya puede hacerse cargo algunos días de su propia hija, Yanira, de cuatro años, los mismos que dura esta batalla legal en la que acaban de descubrir un dato trascendental: el alta de Silvia la firmó exclusivamente una médica residente.

Declaración desde Valladolid

La doctora es hoy ginecóloga, pero no lo era en aquel entonces, cuando firmó el alta a la joven madre. Era, como ya se ha dicho, médica residente en el hospital materno infantil Teresa Herrera. Hace varias semanas prestó declaración por videoconferencia desde Valladolid, su actual lugar de trabajo. Consultado por este periódico, el Sergas declinó ofrecer su versión por tratarse de un caso que todavía se encuentra en fase judicial.

«Los médicos en formación, aunque sí son médicos, no tienen responsabilidad legal, deben estar siempre supervisados por un adjunto», indica, por su parte, un médico del Sergas que pide no ser identificado. Así las cosas, el hospital coruñés estaría incurriendo en un acto ilegal, porque un médico residente nunca es responsable último en este tipo de casos. «Si hubiera firmado otro médico adjunto a ella, seguramente habría sido esa la persona que acudiera a declarar en lugar de la residente», añade la misma fuente.

En su declaración ante la jueza, la doctora llegó a reconocer que no había supervisado a Silvia Maroño ni durante el embarazo ni durante su estancia hospitalaria tras el parto. «Pero sí vi los controles que había tenido», declaró.

Silvia tenía entonces 22 años y pesaba 140 kilos, un peso más que suficiente para determinar unas medidas de prevención que no se tomaron para evitar precisamente lo que luego le sobrevino. En el interrogatorio, la respuesta de la ginecóloga fue que ignoraba el peso de la paciente porque no tenía «una báscula para ir pesando».

Delito de lesiones

La familia ya denunció por un delito de lesiones imprudentes al poco de producirse los hechos. Al episodio del alta médica sin firma autorizada se suma la supuesta tardanza de la ambulancia en llegar a la casa de Vilarmaior para trasladarla. «Tardó más de media hora y no era medicalizada», recuerda Fina Crespo, madre de Silvia, y quien cuida a su hija Silvia desde entonces al tiempo que cría a su nieta, la pequeña Yanira.