Concellos unidos

Gerardo G. Martín

FIRMAS

10 abr 2012 . Actualizado a las 11:27 h.

El pesimismo dominante nos dice que faltan lustros para hacer realidad aquello de «Concellos unidos jamás serán vencidos», remedando el grito sobre el pueblo, que tanto éxito tuvo en la transición.

Estos días hemos tenido una noticia buena y otra mala. De un lado se anuncia que Mos, O Porriño, Salceda de Caselas y Tui formarán un consorcio para el abastecimiento de agua y la depuración. Está por ver el empeño con que acometan la tarea y el éxito final. De otro, que casi media docena de municipios de A Paradanta, desde Arbo a Covelo, han sido obligados por el Gobierno a disolver la entidad, después de estar ¡un cuarto de siglo sin actividad!

Los males nunca vienen solos y el presidente de la Xunta ha dicho una vez más que las fusiones de ayuntamientos iban a crear recelos. Cuando un político se repite es que huele a chamusquina. Estamos en el típico callejón sin salida: la mayoría de la población entiende que agrupar municipios es necesario? pero a la hora de la verdad, si le tocan el ayuntamiento de uno, pone el grito en el cielo. Y eso que nadie ha salido con la tesis de un viejo municipalista, como Manuel Olivié ?con paseo en el Castro- que después de décadas como secretario del Concello vigués decía en 1927 que los municipios no debían tener menos de 50.000 habitantes para proporcionar los servicios elementales. Él escribía algo tan sugerente como esto: «Si se dictara una disposición, mandando que los recién nacidos ingresaran en filas y fueran a la guerra a defender la patria, como soldados, la voz unánime sería pedir que fuera el autor a un manicomio. Pues sin exageración alguna, esto sucede con el ejército municipal de España».

Seguiremos con ayuntamientos minúsculos para necesidades mayúsculas.

En 1927 un municipalista aconsejaba ayuntamientos de 50.000 habitantes

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