Cuando 32.300 parados no son una prioridad

José Manuel Rubín SIETE DÍAS, SIETE VOCES

FIRMAS

28 abr 2013 . Actualizado a las 06:00 h.

Será verdad que el árbol nos impide ver el bosque? ¿Será verdad que tenemos vista de águila para la paja en el ojo ajeno pero no para el árbol en el propio? ¿Será verdad que no hay peor ciego que el que no quiere ver? ¿Será verdad que lo único que nos interesa es el clásico «pan y circo»? ¿Será verdad que el fútbol es hoy más que nunca el opio del pueblo? ¡Tiene que ser todo esto y bastante más! Porque solo así se entiende que en estos siete días, las mayores voces se hayan entretenido en asuntos como la debacle futbolística hispana en tierras de Ángela Merkel, la cárcel de Ortega Cano, el puñetazo de Beiras («¿imaxinas a Castelao en actitud similar?», que le preguntaba Caneiro) o, ya en clave ourensana, esos minutos televisivos en La Sexta sobre las cuitas paterno/filiales de un apellido ilustre de la vida política y social. En estos y similares asuntos se ocupaban dirigentes y ciudadanos mientras la semana nos dejaba un dato para el escalofrío: 32.300 parados en una provincia que, con 330.257 vecinos, tiene una tasa de desempleo del 24 %, una de actividad del 48% (de cada 100 personas solo 48 están activas) y una de empleo del 36,47% (de cada cien personas en edad de trabajar solo 36 están ocupadas). Esta realidad o el desmantelamiento de T-Solar, la empresa que nació en el 2008 con un fortísimo apoyo institucional (la Xunta tenía el 29 % del capital y el Gobierno de ZP la subvencionó con 3 millones de euros), parecen no ocupar ni un segundo de la cuitas cotidianas de líderes y vecinos. Debe ser porque no hay peor ciego que el que no quiere ver.

La frase. «Al recorrido iniciado en 1977 aún le queda por cumplir muchos objetivos y aún le quedan por vivir grandes momentos y acontecimientos. El futuro acaba de visitarnos, para quedarse y para instalarse». Con esta frase ponía Francisco Rodríguez el punto final a 20 años de exitoso mandato en la CEO. Lo hacía tras dejar ese futuro en manos de José Manuel Pérez Canal que llegó para quedarse y lo hizo por la vía imbatible de las urnas. A él le corresponde hacer realidad el positivo epílogo llevando a la entidad a vivir grandes momentos.