La melancolía que todo lo toca

FUGAS

JOHN MACDOUGALL / AFP

Haruki Murakami centra en las relaciones sentimentales los siete relatos de «Hombres sin mujeres», donde explora la sombra nostálgica del pasado y demuestra su capacidad para fabular extrañas pero verosímiles historias

27 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La ficción de Haruki Murakami (Kioto, 1949) está impregnada de un poso melancólico, unas veces enmascarado, otras veces en primer plano. Este es el caso de los siete relatos que componen Hombres sin mujeres: contados en tercera persona o por un narrador -generalmente un narrador poco fiable- que trae al presente un episodio que el tiempo ha alejado pero cuya influencia sigue patente. En este sentido, el lector habitual de Murakami reconocerá en este libro ese aliento nostálgico e interrogante que preside las relaciones sentimentales de sus personajes. Porque también en estos relatos juega bien algunas de sus mejores bazas, como son por un lado la capacidad de evocación y, por otro, el situar sus textos en situaciones y escenarios que pese a su evidente extrañeza resultan totalmente inverosímiles.

Un buen ejemplo de lo primero es Yesterday, un relato emparentado en espíritu con su novela Norwegian Wood, como cabría esperar por la elección de otra canción de los Beatles como título. El narrador, como el Nick Carraway de El gran Gatsby, testimonia el peculiar noviazgo de un compañero de estudios, sin llegar a involucrarse aunque bien podría. En la segunda categoría, la del extrañamiento, encajan Samsa enamorado o Kino, quizá el mejor acabado de los relatos del libro: el propietario de un bar de jazz conoce a una enigmática mujer, con consecuencias para su negocio y su vida. La atención por el detalle y la narración fluida completan el habitual estilo de Murakami.

Hombres sin mujeres. Haruki Murakami. Traducción de Gabriel Álvarez Martínez. Novela. Tusquets. 269 páginas. 19 euros