Italia, del limón siciliano a la novela negra

FUGAS

El «giallo» -como se conoce la novela policíaca en Italia- goza de envidiable salud, de la mano del impulso que Camilleri ha dado al género negro. Carlotto, De Giovanni, Manzini o Carrisi son un ejemplo de esa pujanza y acaban de publicar en España. Dejando a un lado el tándem de Fruttero y Lucentini, ambos ya fallecidos, podría hablarse también de Donna Leon, Roberta de Falco, Marco Vichi, Gianrico Carofiglio, Ben Pastor, Carlo Lucarelli, Stefano Tura, Veit Heinichen, Gianluca Morozzi, Giancarlo de Cataldo, Marcello Fois... El «giallo», definitivamente, está de moda

24 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Si el rentable cultivo de limones, que en el siglo X introdujeron los árabes en Sicilia, está en el origen de la mafia en el último tercio del siglo XIX, hay que añadir entre los méritos derivados del amargo cítrico su aportación en el alumbramiento de la novela policíaca italiana. En ese nacimiento son claves los nombres de Giorgio Scerbanenco (ucraniano de madre italiana) y sobre todo Leonardo Sciascia, escritor que indagó los abusos del poder, las trampas de la política, la corrupción del Estado y los efectos perversos de la mafia en la sociedad. Casi sin pretenderlo, con estos mimbres, y pegado a la realidad, con la ética como guía, fundó el noir en Italia. Lo de Scerbanenco fue menos directo, pero su héroe el exmédico Lamberti es hijo de un policía que se enfrenta a la mafia siciliana y él, como detective, tendrá al crimen organizado entre sus objetivos.

El gran heredero de Sciascia es otro siciliano, Andrea Camilleri, escritor tardío pero tan prolífico como excelente, y uno de los mejores conocedores de la Cosa Nostra. Su comisario Montalbano es su mayor y más próspera creación. Anda ya por la treintena de libros publicados y ahora llega a España Un filo de luz, una nueva aventura en que el carismático funcionario se ve envuelto en una confusa investigación que inicialmente parece un caso de tráfico de armas. Aunque aquí su crisis de la edad madura y sus tribulaciones sentimentales con Livia casi resultan más seductoras. Montalbano es ya alguien de la familia, y al lector le preocupa su vida. El Camilleri de La banda de los Sacco es más reportero que novelista, reconstruye la historia de la modesta familia Sacco, abnegados trabajadores del pueblo de Raffadali, en la Sicilia de los años 20, que presionados por la mafia -y abandonados por el Estado- echan mano de las armas y se toman la justicia por su mano. Camilleri desentraña la historia real de aquello que se había convertido en leyenda. 

Pero la producción del patriarca ha fortalecido tanto el giallo -como se conoce la novela policíaca en Italia por el color amarillo que lucían las portadas de la pionera colección de Mondadori- que su salud es envidiable. Solo hay que leer a Massimo Carlotto, que, en colaboración con Marco Videtta, trae ahora al español de la mano de Navona el primer volumen de la serie Las vengadoras, cuatro mujeres que, al modo de los Sacco, se rebelan contra la realidad que les impone la Italia de hoy, hecha de machismo, violencia y hombres corruptos. El tomo inaugural aborda el caso de la rusa siberiana Ksenia, engañada por las mafias de trata de blancas.

De prostitutas trata la última entrega del comisario Ricciardi, aunque como siempre que se ocupa de su principal creación Maurizio de Giovanni regresa al Nápoles de los años 30. Un asesinato en un burdel pone al atormentado Ricciardi y sus conexiones con los muertos ante un nuevo caso de esos de habitación cerrada.

Muy distinto es Rocco Schiavone, subjefe de policía romano trasladado a una pequeña población de los Alpes y que llevó al clamoroso éxito a un escritor poco bregado, Antonio Manzini, pero que ha mostrado sobrado pulso. Manzini, alumno de Camilleri en la escuela de arte dramático, crea una especie de caradura de moralidad dudosa pero que seduce desde el inicio y que augura grandes tardes de lectura junto al fuego. Schiavone, héroe sarcástico de inclinación persistente por el sexo opuesto, trae un poco de humor y espíritu hedonista a una Italia cabreada que atraviesa una crisis tozuda como ocurre en España. El subcomisario, pese a su perfil de macho clásico, se implicará en asuntos de violencia contra las mujeres y de inmigración.

Menos le preocupa la realidad a Donato Carrisi, que regresa con la intuitiva inspectora Mila Vasquez metida en La hipótesis del mal en un caso de asesino en serie tras su gran éxito con Los lobos.

Seis ultimísimas

La banda de los Sacco. Andrea Camilleri. Traducción de Juan Carlos Gentile Vitali. Ediciones Destino. 192 páginas. 15 euros

Un filo de luz. Andrea Camilleri. Traducción de Teresa Clavel Lledó. Colección Narrativa. Ediciones Salamandra. 219 páginas. 16 euros

Ksenia. Las vengadoras. Massimo Carlotto y Marco Videtta. Traducción de Valentina Mercuri. Navona. 367 páginas. 17,5 euros

Y todo a media luz. Maurizio de Giovanni. Traducción de Celia Filipetto. Editorial Lumen. 333 páginas. 19,90 euros

Pista negra. Antonio Manzini. Traducción de Teresa Clavel Lledó. Colección Black. Ediciones Salamandra. 251 páginas. 17 euros

La hipótesis del mal. Donato Carrisi. Traducción de Maribel Campmany. Editorial Planeta. 495 páginas. 21 euros