Los Dire Straits gallegos vuelven a casa

FUGAS

Óscar Rosende, líder de Brothers in Band, con dos de sus guitarras
Óscar Rosende, líder de Brothers in Band, con dos de sus guitarras PACO RODRÍGUEZ

El grupo-tributo a la banda de Mark Knoffler ha roto moldes. Triunfa en toda España en afortos de entre 1.000 y 2.000 personas, mientras prepara una gira europea en abril. Su próxima actuación gallega será el 20 de febrero en A Coruña

18 feb 2016 . Actualizado a las 18:03 h.

Óscar Rosende (A Coruña, 1981) apenas tenía 14 años cuando cayó una guitarra en sus manos. Antes había mamado mucho Dire Straits en el coche familiar. «Mi padre los ponía junto a grupos como Boston, Eric Clapton, Bob Dylan o Crosby, Still & Nash, pero a mí me engancharon ellos», recuerda. Su canción favorita era So Far Away, del disco Brothers In Arms (1985). Pero cuando la guitarra se amoldó a sus dedos, supo que su papel como fan iba a ir más allá de escuchar aquellas cintas grabadas. 

En la actualidad Rosende lidera Brothers In Band, una banda tributo a Dire Straits. Juega en su bautizo con la fonética del título de aquel álbum. Se trata de una formación con una estructura totalmente profesional integrada por 15 personas. Llenan teatros y auditorios de entre 1.000 y 2.000 personas en toda España. Su calendario más inmediato luce una gira por Alemania y Francia con 18 conciertos. Completan los 14 que han cerrado en España para el 2016. Pocas formaciones gallegas de rock generan cifras así en la actualidad. Banda tributo, ninguna.

¿Cómo un grupo de fans, sin más pretensiones que recrear temas ajenos y que empezó dando bolos en pubs, llega a esta situación? Un momento que reclama honores de punto de inflexión. «En febrero del 2010 actuamos en la sala Capitol de Santiago y decidimos ampliar la banda, con percusión, pedal steel, dos teclados y saxo», recuerda el guitarrista. Brothers In Band llevaban solo dos años juntos. Arriesgaban. Lo sabían. Se plantaban en la mejor sala de Galicia. Su único aval, el paso por pubs y pequeñas salas. Rozaron el lleno. «Metimos 700 personas e incluso se fletó un bus desde A Coruña», recuerda ahora el músico con una sonrisa. Ahí empezó todo.

Brothers In Band convirtieron la carretera en su segundo hogar. Un día estaban en Gijón y otro en Bilbao. Igual tocaban en Valencia como lo hacían en Madrid. Y en el 2011, de nuevo en casa, alcanzaban otro hito: colgar el «No hay billetes» en la taquilla del Teatro Rosalía de Castro. Registraron el directo y lo editaron en cedé y deuvedé. Ningún fan de Dire Straits desconocía la existencia de estos replicantes. Es más, todos sabían que se trataba de su copia más certera.

Brothers in Band en directo
Brothers in Band en directo Pixelin Photo

GUY FLETCHER ENGAÑADO

A Óscar Rosende le encanta contarlo. En Granada llegaron a ser confundidos con los Dire Straits originales por uno de sus miembros, el teclista Guy Fletcher. «Mark Knopfler daba su último concierto en España, en la plaza de toros de la ciudad -explica-. Le pedimos al promotor que montase un pequeño escenario fuera para nosotros. Estábamos probando sonido y apareció gente del equipo. Su mánager nos dijo que habían pedido que apagasen la megafonía, pensando que el sonido era un disco de Dire Straits, cuando éramos nosotros. En principio todo había quedado ahí, pero Guy Fletcher lo escribió en el diario que publica en Internet». 

Lógicamente, Brothers In Band se quedaron petrificados. «Fue tremendo», confiesa Rosende. Pero matiza: «El juicio de la gente que nos viene a ver es tan importante. Tenemos mil Guy Fletchers cada noche pendientes de que todo suene correctamente. Son fans que se conocen de memoria el repertorio, que quieren que se toque todo igual y exigen mucho».

La banda coruñesa no duda en emular al máximo el modelo original. Rosende, por ejemplo, usa la misma técnica finger picking de Knopfler. «No sé ya tocar de otro modo -se ríe -, con la púa soy un auténtico negado». También emplea guitarras iguales, como la bellísima National Reso-phonic, que ilustra la portada de Brothers in Arms. O la Pensa MK2, que tantas veces lució el guitarrista en vivo. No llega, sin embargo, al límite de imitar a su ídolo físicamente. «Tengo mucho más pelo que él», bromea. «En algunos grupos puede que eso tenga importancia pero en Dire Straits creo que la imagen no importaba mucho, la verdad», justifica.

En estos momentos se encuentran inmersos en su gira más ambiciosa The Very Best of Dire Straits Show. Arrancó el año pasado, llenando el Teatro Principal de Alicante. Luego, sumó éxito tras éxito. ¿El último? «Hemos tenido que habilitar una segunda sesión de tarde en la sala Barts de Barcelona, porque se agotó todo el papel de la que habíamos cerrado». ¿La capacidad? 1.000 personas. ¿El concierto? El 6 de febrero.  «Llevamos un espectáculo de tres horas de duración en el que tocamos alrededor de una veintena de canciones con una puesta en escena más profesional y trabajada», detalla. Es el show que se podrá ver en A Coruña el 20 de febrero de la mano de Cávea Producciones

«A nivel europeo, y creo que podría decir a nivel americano, somos la banda tributo a Dire Straits con mayor producción y despliegue técnico que existe», asegura Rosende. Ve plasmadas así sus ansias iniciales de profesionalización. «Ensayábamos para tocar. No era estar ahí en el local cinco años y a ver si sale algún concierto», dice el músico. Vive un momento particularmente dulce. 

De fondo surgen, en ocasiones, voces críticas con las bandas tributo. Las acusan de estar robando el espacio y la atención que deberían pertenecer a las que tienen material propio. Rosende lo tiene claro: «Yo lo veo como una autopista de tres carriles donde pueden ir motos y coches. En ningún momento está colapsada. Esto es lo mismo. Hacemos música. La OSG tampoco hace temas propios, pero no le está ocupando ningún sitio a John Williams. Como cada uno quiera gestionar su grupo, sean temas propios o no, es meterse en la casa de cada uno». Él, desde luego, lo está llevando de maravilla.