Leo Harlem: «Debo parte de mi éxito a no meterme en berenjenales»

FUGAS

MARTINA MISER

No es un cómico al uso,  pero ha conseguido empatizar con toda clase de públicos. Leo Harlem es el tipo corriente con el que es fácil sentirse identificado. Este mes realiza una gira por Galicia que arranca el día 20 en A Coruña

18 feb 2016 . Actualizado a las 17:55 h.

Asume de buen grado su condición del tío simpático, aquel que anima las cenas familiares con dosis semejantes de naturalidad e ingenio, sin nunca llegar a ofender. Leo Harlem se siente ahora cómodo en su papel estelar porque nunca aspiró a él. Pasaba de los 40 cuando en el 2002 la broma de unos amigos lo llevó hasta la final del certamen de monólogos de El club de la comedia. Antes había sido panadero, camionero, camarero y hasta masajista de un equipo de fútbol de Tercera División. Quizá por ello Leo Harlem representa hoy, como pocos, el triunfo del hombre corriente en un medio rebosante de excesos y artificios.

-¿Son ahora mismo los telediarios la competencia más directa de los cómicos?

No me gusta hablar de política pero la actualidad es la que es, y la verdad es que es descacharrante. Confío en que el ser humano, que ha sobrevivido a tantas cosas, sea capaz también de sacar esto adelante. Y si no, el último que apague la luz.

-¿En un monólogo se puede hablar de todo o hay temas que mejor no mentarlos?

No, yo de política no hablo. Tampoco me gusta hablar de religión. De hecho, creo que una de las claves de mi éxito ha sido el no meterme en muchos berenjenales. Yo creo que esto es como en los guisos, mejor pecar de soso que de salao. Por supuesto, respeto a quienes tienen un estilo más agresivo. Yo no lo tengo porque en mi vida normal tampoco soy así.

-¿Hasta qué punto ha determinado su estilo de humor el hecho de haberse iniciado en la comedia peinando canas?

Creo que me ha favorecido mucho. Mi bagaje cultural y personal se refleja en mi humor. Y evidentemente no es el mismo a los 20 que a los 50.

-Cada vez hay más actores que recurren al monólogo cómico. ¿Qué le parece?

Yo entiendo, por ejemplo, que El club de la comedia recurra a actores conocidos porque le da cuota de pantalla. Pero después, en el teatro, el público es el soberano. Y ya se ve quiénes son los elegidos.

-Dani Rovira ha abierto el camino en la dirección contraria. ¿Es un ámbito que le interesa?

Sí, claro. Ya hice un cameo en Torrente y tengo en proyecto alguna otra cosilla. Pero ese intercambio de papeles es algo que pasado toda la vida.

-¿Qué conoce de la escena cómica gallega?

No la sigo mucho, pero sí que conozco a bastantes cómicos. Lo que sucede es que en Galicia hay un tipo de humor muy propio. Incluso entre la gente. Ese humor de los paisanos gallegos que las sueltan así como quien no quiere siempre me ha fascinado. Y el idioma también añade en Galicia otro factor de humor .

-¿Cuál es la parte de este trabajo que menos le gusta?

El tema de los viajes a veces se me hace cansado. Pero todo lo demás es una bendición.

-Traslada siempre una imagen de tipo afable y bonachón. ¿Qué cosas le cabrean?

Lo que más me molesta del mundo es el ruido. La gente dando voces, gritando en los trenes con los móviles... Después, las redes sociales también me cansan bastante pero  enfadarme, me enfada el ruido.

-¿Qué quiere ser Leo Harlem de mayor?

Quiero vivir tranquilo. No soy de grandes lujos. Me gusta la vida sencilla. Me gusta leer, dibujar, que se me da bien, darme unos paseos, un tazón de caldo gallego para comer y un poco de pulpo para cenar.