Tras publicar «Indigno de ser humano» y «Ocho escenas de Tokio», el sello Sajalín prosigue con el trabajo de recuperación de la obra del escritor suicida Osamu Dazai, autor de culto y todo un icono para la juventud japonesa. En los nueve cuentos que reúne el volumen «Repudiados», Dazai indaga con honestidad y sosiego -aunque sin evitar la crudeza- sus más acuciantes demonios interiores
22 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Creímos durante mucho tiempo que la fundación de la literatura moderna japonesa -esa que se corresponde con el traumático proceso de occidentalización- era cosa de Yukio Mishima (1925-1970); después descubrimos a Yasunari Kawabata (1899-1972), a quien en 1968 había refrendado el premio Nobel. Hoy sabemos que este es un universo infinitamente más rico y que esa senda de transformación no se entiende sin al menos Natsume Soseki (1867-1916) y Osamu Dazai (Kanagi, 1909-Tokio, 1948).
Frente a la serenidad observadora de Soseki, la narrativa de Dazai -cuyo nombre era Tsushima Shuji- está manifiestamente traspasada por su biografía, y, por ello, plagada de demonios: alcohol, soledad, tradición, familia, sexo. Su literatura abre en canal su propia vida para -en esa evisceración- explicar el tortuoso camino hacia el suicidio, que intentó sin éxito hasta en cuatro ocasiones. En 1948, poco después de la publicación de su novela Indigno de ser humano, llevó su empeño a término, de la mano de su amante. En los nueve cuentos -escritos entre 1939 y 1948 e inéditos en castellano- que reúne el volumen Repudiados, editado por el sello Sajalín, responsable del conocimiento por estos pagos de la obra de Dazai, están presentes todos estos demonios, que acosan a los protagonistas de los relatos, acuciados por la culpa que le genera su relación extramarital, por la irresponsabilidad del abuso de la bebida, por la falta de respeto a la esposa, por el descuido de la familia, por la escasa satisfacción de su literatura, por su nulidad en las relaciones sociales, por sus complejos... Fracaso, humillación y autodesprecio son los pilares de su cotidiano tormento y hacen de su existencia un descenso constante hacia el abismo. Casi como si Dostoievski estuviera iluminando su escritura. Consciente de que en su deriva está ofreciendo en sacrificio a su familia, cuenta su drama como cuentan las cosas los japoneses: con lucidez, franqueza, sosiego, distancia y un tono de voz que, para un latino, podría resultar incluso inaudible. En fin, la legión de forofos de Murakami debería abrir el abanico y explorar sin prejuicios un muy fértil territorio.
Repudiados. Relatos. Osamu Dazai. Traducción de Ryoko Shiba y Juan Fandiño. Sajalín Editores. 211 páginas. 17,50 euros