«¿El mejor compañero de fiesta? Sin duda, Ricardo Darín»

FUGAS

Cedida

Hoy estrena el thriller «Nieve negra» con un trío de ases: Luppi, Sbaraglia y Darín. «Sé que tengo buenas cartas y estoy preparada para hacer cualquier cosa», confiesa la actriz

14 abr 2017 . Actualizado a las 05:15 h.

Empezó en el teatro por la necesidad de hacer algo después de su trabajo intenso en una agencia de publicidad. Jugadora de baloncesto profesional, asegura que lo suyo no ha sido vocacional, pero hoy todos los directores se la rifan. Tiene cinco proyectos internacionales sobre la mesa y su último éxito, después de Victoria, llega a las pantallas este fin de semana con Ricardo Darín, Leonardo Sbaraglia y Federico Luppi. Laia Costa (Barcelona, 1985) está en racha.

-Es tu segundo thriller, ¿qué han visto en ti que te llaman para este tipo de filmes?

-Bueno, es mi primer thriller clásico, es casi una tragedia. Victoria era más de acción, pero esta peli es más psicológica, aunque yo creo que lo que quieres es que te den oportunidades diferentes y saltar de un sitio a otro; cada director te pide una cosa distinta, y lo bonito es que esta vez me han ofrecido una manera de relatar la historia trabajando mucho los silencios, escondiendo lo que pasa.

-En este caso, el personaje está muy distanciado de ti.

-Sí, cuanto más distinto sea tu personaje de ti, más interesante. Al final si es cercano no aprendes mucho, si es diferente tienes que obligarte a entenderlo primero, a ser tolerante con esa nueva vida y a defenderlo. Por eso a mí este oficio me mejora como persona, porque me obliga a salir de mi zona de confort, de mi ombligo.

-Tú has triunfado más fuera.

-Sí, es un hecho. Esta es la primera película que hago en España, y es una coproducción. Tengo cinco proyectos y son todos americanos. No es una decisión que haya tomado yo, ha salido así. Y si mañana me llaman de la India cojo las maletas, eso tiene que ver con la salud de las industrias: en Francia, en Alemania, EE.UU., son muy potentes.

-Muchos te conocen por el anuncio con Jean Reno de Estrella Damm.

-Sí, ellos han sido de los primeros en hacer esta especie de cortos, de pequeños filmes para publicitarse transmitiendo valores. Empezaron con Quim Gutiérrez y Dakota Johnson, y eso tuvo un bum y luego lo repitieron conmigo y Jean Reno, y fue un placer. Me ha dado mucha más visibilidad, por ejemplo, que Victoria.

-¿Cómo fue ese momento en que te rapas al cero en ese filme?

-Ahora lo recuerdo como algo muy bonito. Al principio lo rechacé por conciencia, porque era consciente de que el papel era muy interesante, ¡la consecuencia era que iba a tener la cabeza rapada! Pero me di cuenta de que hay que afrontar el miedo. Ahí aprendí que esta profesión es tan volátil que no puedes andar con el miedo de dar el paso correcto. Hay que hacer las cosas de corazón, lo mejor que puedas y punto. Lo único que vale la pena es disfrutar con lo que haces. Eso lo aprendí mientras me rapaba la cabeza. Ahora tengo claro que en esa escena Laia hubiera llorado el triple. Pero el personaje de la Rym es muy valiente. -¿Y tú a qué tienes miedo?

-A dejar de trabajar.

-Entonces, ¿cuál dirías que es tu fortaleza?

-Saber adaptarme; ser flexible, hay que ser muy camaleónico y eso lo aprendí desde que jugaba a baloncesto. También estuve cinco años trabajando como ejecutiva de cuentas en una agencia de publicidad y ahí no te queda más remedio que adaptarte a los clientes.

-¿Serías capaz de volver a esa vida?

-Sí, sí. A mí me encantaba, yo en la agencia tenía un equipo muy joven, fue maravilloso. Y tengo claro que si esto no sale bien, porque con las mujeres esta industria se la cobra bien, cambiaría. Yo no sé si volvería a la vida de antes, pero sé que tengo cartas y puedo hacer muchas cosas. Si me preguntases hace cinco años, no hubiera pensado jamás que podría hacer todo lo que he hecho.

-Con Sbaraglia y con Darín has jugado buenas cartas [risas].

-Son maravillosos, muy dulces, muy divertidos, muy comprometidos con el trabajo. Hacen equipo.

-¿Qué te sorprendió de Darín?

-Que es muy divertido. No me lo imaginaba así, empecé a ver pelis suyas, lo veía tan intenso, papeles tan dramáticos. Y él es tan divertido, una persona ligera, con un sentido del humor finísimo. Después de rodar una tragedia como esta nos íbamos todos a cenar y yo no paraba de reírme. Él no paraba de hacer el tonto. Yo creo que si conoces a Ricardo y te ofrecen una noche de fiesta con quien sea todo el mundo lo escoge a él [risas]. Sbaraglia también es muy sensible, nunca se queda con la primera opción. Los dos son maravillosos.

-Estar con ellos y con Federico Luppi, ¿te provocó mucha exigencia?

-Sí, pero ellos al ser grandes compañeros te relajan. Piensas que alguien que tiene tanto oficio puede ser más distante, pero es todo lo contrario. Enseguida te relajas y lo pasas genial. Eso es lo importante, pasarlo bien.