«Los niños de Rusia fueron un filón para la CIA»

FUGAS

BENITO ORDOÑEZ

La agencia estadounidense utilizó a los que volvieron a España como fuente de información de primera mano sobre la URSS

30 jun 2017 . Actualizado a las 05:10 h.

Sobre los niños de la guerra que la República envió a la Unión Soviética en plena Guerra Civil para alejarlos de los horrores de la contienda, en especial de los bombardeos sobre la población, se ha escrito mucho, pero muy poco de los que regresaron a España. El periodista y profesor universitario Rafael Moreno Izquierdo (Madrid, 1960) lo hace en Los niños de Rusia. La verdadera historia de una operación de retorno (Crítica), un estudio minucioso basado en los testimonios de los protagonistas y en miles de informes de los servicios de espionaje y la policía franquistas, inéditos hasta ahora.

-¿Cuántos niños de la guerra volvieron a España?

-Después de la guerra se calcula que alrededor de 7.250 españoles terminaron en la URSS, de los que 3.250 eran los niños de la guerra, que tenían entre 3 y 12 años. El resto eran dirigentes del PCE, marinos y pilotos que se encontraban allí cuando acabó la guerra y un grupo muy pequeño de prisioneros de la División Azul que no habían sido liberados. Los que regresaron entre 1956 y 1959 fueron 2.622, entre ellos 37 gallegos. Unos 1.800 eran niños de la guerra, que ya tenían entre 23 y 35 años. Algunos de ellos retornaron más tarde a la URSS y otros se fueron a Cuba en los años 70.

-¿Cómo se gestó la salida de la URSS?

-Las peticiones de salida empezaron mucho antes de que se les permitiera hacerlo. Los cambios que se produjeron en la URSS con la muerte de Stalin y la consolidación de Kruschev suponían una mayor apertura, que posibilitó que los dejaran irse. Los niños de Rusia llevaron a cabio una campaña increíble de protestas y manifestaciones, llegaron incluso a casi tomar las oficinas del PCE en Moscú, y enviaron cartas para presionar a la embajada francesa o a la Cruz Roja. Todo esto mostró a los soviéticos que el PCE, que intentó desincentivarlos por todos los medios, incluso amenazándoles con represalias, ya no los controlaba, y decidieron dejarlos marchar. La URSS y España mantuvieron contactos secretos a través de hombres de negocios, periodistas y diplomáticos.

-¿Qué supuso su llegada para el régimen franquista?

-Al principio a Franco le sorprendió que los soviéticos los dejaran salir e intentó retrasar al máximo la operación. Pero con el tiempo se dio cuenta de que podía sacar provecho propagandístico del regreso, para demostrar que España no era una dictadura. Durante más de un año el Gobierno no hizo prácticamente nada: los recibe, los envía a sus provincias y establece un seguimiento policial. Pero cuando empiezan a generar problemas de adaptación y muchos de ellos piden el regreso a la URSS asume que tiene que hacer algo para evitarlo. Crea una comisión interministerial que se dedica a intentar resolver sus problemas más acuciantes, empleo, vivienda, el reconocimiento de los títulos universitarios de la URSS y los antecedentes penales de los mayores. Para Franco, que basaba su política en el anticomunismo, recibir de golpe a 2.000 personas que vivían bajo el comunismo era muy problemático. Mantengo que de alguna forma fue el primer gesto de reconciliación. Aquellos niños, educados como la vanguardia de la revolución y el modelo de hombre comunista que iba a regresar a España cuando Franco cayera, abandonaron sus planteamientos ideológicos y decidieron volver porque querían vivir en su patria por encima de todo. Por su parte, Franco descartó ejercer represalias en una época en que la represión del PCE clandestino en España era brutal.

-Su regreso era un problema de seguridad para el franquismo, ya que había infiltrados.

-Eran más de 2.500 personas que llegaban a mogollón. Por eso el régimen establece un seguimiento policial de todos ellos durante mucho tiempo, en algunos casos he constatado que más de diez años, que consistía en recabar informes periódicos, preguntando a los compañeros de trabajo, al cura del pueblo, a las autoridades, poniendo énfasis en qué grado de adaptación tenían. Los clasifican en tres grupos: satisfechos, descontentos y peligrosos. Buscaban también a los que venían como caballos de Troya para reconstruir el PCE o supuestos niños que en realidad eran infiltrados del partido. He encontrado un documento del PCE donde aparecen un listado de supuestos agentes y colaboradores del partido, sus misiones, sus contraseñas, sus contactos en España.

-¿Cuántos regresaron a la URSS después de estar un tiempo en España?

-Unos 400. Hay dos grandes grupos. Por un lado, los que vinieron sin intención de quedarse, a los que una parte del régimen quería impedirles el regreso a la URSS, pero Fraga, que formaba parte de la comisión interministerial, se opuso, argumentando que si decían que la diferencia entre el comunismo y España era que aquí había libertad no podían hacer lo mismo que los soviéticos hicieron durante 20 años, no dejándolos salir. Su tesis se impone. Luego hay otro grupo, que venden todo lo que tienen en la URSS y llegan a España con la intención de quedarse, pero por razones diversas, discriminación, falta de adaptación, rechazo de sus propios padres, deciden regresar. De hecho, a los que volvían de la URSS no les daban el DNI español, sino un papel amarillo que los estigmatizaba. Las mujeres, que venían muy formadas de la URSS, notan un cambio total en aquella España ultraconservadora. Hubo muchos que se adaptaron muy bien, como los obreros especializados o los titulados cuando les convalidaron sus estudios. Los que volvieron a la URSS sufrieron discriminación, los trataron como traidores.

-La gran revelación que hace en su libro es la utilización por parte de la CIA como fuente de información fundamental sobre la URSS de los niños que regresaron ya siendo hombres, el llamado Proyecto Niños.

-En los años 50 la CIA tiene un gravísimo problema de falta de información sobre lo que pasa en la URSS. De pronto, se dan cuenta de que más de 2.000 personas que no son extranjeros, que han vivido en todos los niveles de la sociedad soviética en diferentes partes del territorio salen de golpe y ven que es un filón de oro. Franco se entrevistó con altos representantes de la CIA a finales de 1956 o principios de 1957 para dar el visto bueno a la operación. La CIA, que había abierto una oficina en Madrid en 1955, amplía la misión cuando vuelven los niños, en algún momento llega a haber más cien analistas e interrogadores. Querían sacar el máximo de información y lo antes posible a los niños, que tenían un conocimiento de cómo funcionaba la URSS, lo que representaba una información de gran importancia.

-¿Cómo eran los interrogatorios?

-Preparaban durante días las preguntas, teniendo en cuenta dónde había estado el refugiado y qué podía saber, basándose en unos primeros interrogatorios policiales, en los que contaban su vida. Con esa información seleccionaban las fuentes más interesantes. Las preguntas era muy precisas. Incluso les traían botes con líquidos para que olieran los combustibles que se suponía llevaban los misiles balísticos para saber si se fabricaban en las industrias donde trabajaron. Muchos habían trabajado en infraestructuras, líneas férreas, presas, minas, en ciudades cerradas a extranjeros. A algunos los incentivan prometiéndoles prebendas. Ofrecieron información muy valiosa. La mejor información sobre la URSS de aquel tiempo estuvo en España, desde el programa de protección civil en caso de ataques nucleares o la industria armamentística hasta la situación de la sanidad pública o el nivel científico. Fue una de las mayores operaciones de inteligencia de la Guerra Fría y la repatriación más significativa de la historia española. De hecho, el Proyecto Niños duró cerca de cuatro años, hasta el 22 de julio de 1960, en los que se interrogó a unos 1.800 repatriados y se confeccionaron más de 2.000 informes. Hay miles de páginas que aún están clasificadas en España y Estados Unidos sobre áreas tan importantes como el desarrollo de misiles, la fuerza área o las ciudades secretas.

Fue una de las mayores operaciones de inteligencia de la Guerra Fría

Franco quería demostrar con su regreso que España no era una dictadura