El Resu, más que un festival, unas vacaciones

Carlos Pereiro

FUGAS

XAIME RAMALLAL

El festival se conjura a Rammstein y hará de Viveiro, el próximo fin de semana, la capital europea de la música extrema con la llegada de decenas de miles de asistentes y más de cien bandas tocando en directo

30 jun 2017 . Actualizado a las 18:05 h.

Podría decirlo en voz alta sin miedo a equivocarse. El Resurrection Fest, o el Resu para sus visitantes, es el mayor festival de Galicia. Las cifras que maneja lo avalan. Más de ochenta mil asistentes el pasado año y un cartel con nombres astronómicos. En su currículo figuran artistas como Iron Maiden, Korn, Motörhead o NOFX. Son solo algunas de los cientos de bandas que han pasado estos años y que el próximo fin de semana añadirá una nueva hornada de distorsión guitarrera, con Rammstein como plato fuerte, junto a Rancid, Mastodon, Airbourne o Dropkick Murphys.

¿Qué tiene el Resu para haber convertido Viveiro una de las capitales musicales no solo de España, sino de Europa? Al margen de un poderoso cartel; un trato exquisito de sus gentes, una organización que pone al público en primer plano y un ambiente de fraternidad como pocos. Ya lo dijo su director, el viveirés Iván Méndez: «No es un festival donde la gente va a ver a unas bandas y después se va a casa. Son unas minivacaciones».

Lo que empezó como el sueño de una noche de verano se ha transformado en un evento que aglutina ritmos extremos, gastronomía y descanso. Sí, en el Resu la tranquilidad es posible.

Este año, en las cercanías de la playa de Area, ha sido habilitada para crear un camping especial en el que cerrar los ojos con el mar de fondo. Duchas, seguridad, servicio de cafetería… Un lujo para el que han volado los tickets. Esta opción playera se añade a la del Resucamp y el Glamping (donde mejor se duerme). Claro que si uno quiere llevar su tienda y vivir un festival a la vieja usanza, es posible también, y gratuitamente. Lo que pasa en Viveiro se queda en Viveiro. La fiesta gallega por excelencia del metal, hardcore y punk, es aderezada con un entorno ideal y un planteamiento distintivo y único. El mundo ya lo sabe. El pasado año las entradas fueron impresas en cuarenta países diferentes. El Resu es un referente que traspasa fronteras. El que va, repite. No en vano, desde la organización avisan. El cartel de todo vendido está al caer, y apenas quedan 500 entradas para el viernes.

El volumen será alto, pero no basta con oírlo, el Resu hay que vivirlo.