Trap: el género que suena en la Red pero no en la radio

Carlos Pereiro

FUGAS

cedida

No sacan discos, hacen videoclips. Sus letras definen y hablan de barrios cargados de armas, drogas y pandillas. Un retrato de la España suburbana que se ha inflado hasta el éxito masivo bajo la etiqueta de una música procedente de EE. UU. que aquí posee sus propias normas y estilo.

14 jul 2017 . Actualizado a las 19:55 h.

Sus vídeos tienen millones de reproducciones. La mayoría de los adolescentes del país (y no pocos adultos) los escuchan a través de sus móviles. Hablan de drogas, de pandillas, de barrio, de sexo. Es difícil contactar con ellos y las entrevistas que conceden acaban por convertirse en un vaivén extraño de preguntas y respuestas singulares. Así son los artistas que han convertido al trap en un género en auge en todo el país. Una etiqueta demasiado abierta que ha acabado por hacer que algunos, como C. Tangana, se desliguen completamente de la misma. ¿Ha llegado el trap para quedarse?

Quizás merezca la pena empezar desde el principio. El trap, propiamente dicho, es una palabra que a la larga ha acabado por designar una subcategoría del rap cuando éste se influenció en los 90 por la música electrónica. Fue en Estados Unidos donde dio sus primeros pasos y, ciertamente, quedan muy lejos ya del bum que se ha vivido en España durante los últimos años. La deriva del género ha creado un conglomerado con piezas de diferentes ramas, tales como el rap original o el reguetón; un abundante uso de los sintetizadores, bases pregrabadas y el abuso habitual del autotune para distorsionar la lírica. El resultado es un sonido generalmente oscuro, que envuelve unas letras que transmiten la vida de barrio y el orgullo de pertenecer a él. Una frontera entre la delincuencia y el orden que no importa sobrepasar porque así se hace, así se vive. Chicos y chicas. Los canutos aparecen en el videoclip, también los bates, las pistolas o el banco del parque donde siempre se queda.

El interés suscitado por el género ha aupado a algunos artistas como Fernando Gálvez (Granada, 1990), Yung Beef, como auténticas estrellas del panorama estatal. Grandes festivales como el Sónar lo quieren sobre sus escenarios, marcas como Calvin Klein se lo rifan y la Semana de la Moda de París quiso contar con él para su pasarela. Hasta Los Planetas encontraron la inspiración en una de sus canciones y la convirtieron en Islamabad, nacida a raíz de Ready pa morir.

En el otro lado del ring se encuentra C. Tangana con su ágil huida de la etiqueta de trap. Aunque algunas de sus canciones pudieran compartir similitudes con el género, el rapero lleva meses tratando de dejar claro que la palabra es más una invención periodística que musical, y que no se siente partícipe de ella. Con apenas 26 años, Antón Álvarez (también conocido como Pucho o Crema) ha sabido reinventarse y ha alcanzado el éxito masivo. En un año, su canción Antes de morirme, junto a la cantante Rosalía, supera la friolera cifra de los 14 millones de reproducciones. Por otro lado, también se ha hecho conocida su rivalidad directa con Los Chikos del Maíz, el grupo de rap valenciano, a los que ha dedicado una canción (Los chicos de Madriz) y se jacta de haber dado un puñetazo a uno de sus miembros tras un concierto en Madrid.

«Me puso las tijeras en el cuello. Loco, no llevo ni tres eurillos […] Ahora qué hacemos, ¿nos matamos?», narra Yung Beef en A.D.R.O.M.I.C.F.M.S, una de las canciones traperas más conocidas del país. Es solo una muestra de su temática habitual. Orgullo de barrio, problemas a pares y, según el momento, la necesidad de un diccionario para poder entender toda la letra.

El trasfondo comercial es un factor relevante y propio. Salvo excepciones, todas las canciones se suben a la Red. El trap no quiere saber de formato físico. Los adolescentes tampoco. ¿Para qué comprar un disco si solo quiero escuchar una canción y está en Youtube? Es una pregunta habitual en las nuevas generaciones. El single con videoclip es efectivo y directo, muy funcional. A día de hoy, sorprende la producción que llegan a tener algunas de las piezas subidas a la Red, más propias de una película que de un artista de barrio. El banquero de Dios, de Kinder Malo; es un buen ejemplo de ello. Iluminación cinematográfica, decenas de actores, toneladas de maquillaje…

También las mujeres se han subido al carro del trap. Bad Gyal o La Zowi han alcanzado cotas de popularidad tan altas como los ya mentados. En el caso de la primera, nacida en Cataluña, se ha ganado la muletilla de ser «la reina del trap»; y en sus letras habla del baile, la rutina, el amor o el dinero. También rehúye de la etiqueta trapera y prefiere términos como dancehall. Se define feminista y cree que la descontextualización de las letras de las nuevas generaciones de artistas ha hecho que sean tildadas de violentas y machistas.

¿Es el trap una moda? ¿Una burbuja musical? El tiempo y la perspectiva tendrán que definir si realmente los artistas que se unieron a la etiqueta de trap, así como sus detractores; si dejaron marca en el público, o serán guardados en algún baúl musical cual experimento fallido. Por lo pronto, la cima del éxito sigue tomada por ellos. Y no parece que la quieran ceder.

YUNG BEEF. DEL BARRIO A LA PASARELA. 

Su éxito como artista de trap le ha abierto las puertas de la moda, los grandes festivales y el estrellato. Todo adolescente lo conoce. Drogas, armas y mujeres se pasean por sus letras.

 

PIMP FLACO Y KINDER MALO. LA UNIÓN HACE LA FUERZA

Por separado ya tenían éxito, pero su unión trajo un tsunami de viralidad en formato de videoclips. Su Terremoto turquesa reventó Spotify.

C. TANGANA. NO QUIERE SABER DE TRAP

El conocido rapero tuvo escarceos con el trap pero se mantiene lejos de la etiqueta. Acumula millones de visitas y sus declaraciones suelen ser polémicas. Sony ya lo ha fichado.

LA ZOWI. UN ÉXITO METEÓRICO

Muchos la definirían como choni, y aunque lo sea, a mucha honra. En sus vídeos presume de estética y modo de vida. Con mucho autotune posee «trucos para engatusarte».

DICCIONARIO TRAP

BOGOS

Del francés Beau Gosse: ‘chico guapo’

BOOTY Culo

CANELO primo, pringado

CLICA Grupo de colegas

DRARIS chavales, en árabe

ESQUIAR esnifar

FEOS policías

FlEX presumir

FLUSH dinero

GOLER esnifar

GUERO barrio

GUILLAO orgulloso, machito

HABIBI mi amor, cariño.

HASH hachís.

HOOD barrio

JAMRA rojo (en árabe)

JOSEAR buscarse la vida

JUNKEAO Enganchado a las ‘drogas sanas’.

KEXAR alabar

KUSH Variedad de marihuana

LACHE vergüenza

LAIFA vida

LANA dinero

LILETA pringado

NINA pistola de 9 mm

PINKI dedo meñique

PIRRI colega

PLOMET fumar marihuana

PRAVIA hablar, discutir

RATCHET chavala, groopie. Joven pintada como una puerta.

ROCA cocaína (debido a su estado al salir del fardo)

SNITCHIN chivarse

TANA báscula

TENER UN TÍO PRIMO Ganarse un guantazo

YEMA guantazo