Uxío da Pena, exfutbolista y abogado: «Al jugador se le respeta poco»

FUTBOL GALLEGO

MARCOS MÍGUEZ

Tras militar en numerosos equipos de Galicia, el delantero ha cambiado el campo de fútbol por el de golf y admite que al árbitro le protestaba todo, pero al juez, nada

21 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

 Uxío da Pena (Lugo, 1990) es uno de esos miles de chavales que soñaban con ser futbolistas, que pusieron todo de su parte pero que, por la razón que fuera, no llegaron donde esperaban. Pero Uxío no solo se fajó en el terreno de juego, sino también en las aulas. Y ahora es un abogado conforme con su destino.

—¿Cuándo colgó las botas?

—En diciembre.

—¿Echa de menos la vida de futbolista?

—La vida de futbolista es estupenda porque te ofrece una gran calidad de vida. Estás siempre cuidándote, es una obligación y eso sí que lo echo de menos.

—La competición, el colegueo, la vida de equipo...

—Eso ya no tanto. Yo dejé el fútbol por una lesión grave, de la que aún me estoy recuperando, así que todo eso que dice lo estoy supliendo bien con mis amigos y compartiendo otras cosas con otra gente.

—¿En cuántos equipos ha jugado?

—Profesionalmente en tres. Como aficionado, en un montón. Desde los 5 años, imagine. Estuve en el Castro, Mugardos, Eume, Arteixo, Cerceda... Luego ya en el Dépor B que fue el que me impulsó para jugar en el Salamanca. Allí sufrí una lesión muy importante que me hizo volver a Galicia, donde jugué en el Bergantiños y en el Arenteiro.

—¿Recuerda alguna temporada con más cariño?

—Desde la ilusión con la que empieza un niño de 5 años por llegar a ser futbolista profesional y la constancia con la que trabajé, quizás lo más bonito fue jugar algunos minutos con el Dépor en pretemporada.

—¡Qué difícil es llegar!

—Es muy complicado. Hay muchísimos factores que influyen. No solo el talento. La mayoría de los que llegan son los que más trabajan.

—Muchos pensaron que valía solo con tener talento.

—Y no es así. Lo bueno de esforzarse y llegar hasta donde tu cuerpo te permite es que luego no tienes nada que reprocharte. Esa es la clave del éxito: darlo todo.

—Usted estaba en el Arenteiro cuando jugaron la eliminatoria de copa contra el Atlético de Madrid. ¿Llegó a jugar ese partido?

—No pude por la lesión de rodilla de la que, de hecho, aún estoy recuperándome. Pero lo viví desde la grada como una fiesta.

—En esos campos se dan buenas patadas.

—El fútbol es un deporte de contacto, con una gran exigencia física. Pero ya no se ven entradas tan fuertes. Los defensas también se han especializado mucho y tienen un gran sentido táctico. A mí me gustaba el contacto y me pitaban muchas faltas.

—Marcaba territorio con los defensas.

—En cuanto salía y tenía oportunidad le hacía falta al defensa. Eso sí, le ayudaba a levantarse. Era como una guerra psicológica.

—Últimamente, con el caso Vinicius, se vuelve a hablar de si se protege adecuadamente a los jugadores con talento.

—Yo diría que, en general, al futbolista se le respeta poco por parte del público. En Estados Unidos, los deportistas son héroes nacionales, aquí solo los de tu equipo. Al del equipo contrario se le menosprecia constantemente. Sobre el terreno de juego ya existen bastantes protocolos para cuidar al jugador.

—A usted las lesiones le han hecho mucho daño.

—No he tenido muchas pero han sido muy graves. Cuando estaba disponible, lo disputaba todo. Y si no podía, eran lesiones de ocho meses. La primera la encajé muy bien. Me recuperé y volví a coger el ritmo. Las dos últimas de rodilla ya fueron distintas. El cuerpo no es el mismo. Pero las lesiones me han enseñado mucho.

—Así que se hizo abogado.

—Ejerzo desde finales del 2015. Me viene de cuna porque mi padre ya fue abogado y mi hermano también lo es. En la familia tenemos el gen del jurista.

—Seguro que al juez no le protesta lo que le protestaba al árbitro.

—En absoluto. En el terreno de juego fui muy protestón, aunque nunca me expulsaron por eso. En la sala del juzgado no se puede protestar igual, estás ante un profesional que domina el hecho de decidir.

—¿Cómo está viendo lo del Barçagate?

—Cuando se habla del odio hacia el fútbol moderno, también se habla de esto. El fútbol se ha convertido en un negocio en el que no todos se lucran igual. Y se concede más a los que más dinero generan. Por eso pasan estas cosas.

Pilar Canicoba

—¿Celta o Dépor?

—Incuestionablemente, Dépor. Nací en Lugo, pero A Coruña me adoptó en el 2009. Además, lo que hace el Dépor influye directamente en el estado de ánimo de la ciudad. Cuando gana, la gente está más contenta, se consume más. Valoro mucho también lo que hace el Celta.

—En su tiempo libre...

—Estoy recuperando mi afición por el golf, que engancha muchísimo. Me gusta mucho la música y comerme algún cocido, por ejemplo, ahora que no tengo que seguir una dieta. Aunque debo empezar a frenarme, que ya lo estoy notando.

—¿Cocina algo?

—Sí, me gusta mucho, pero sin prisa.

—Defínase en pocas palabras.

—Soy trabajador, impulsivo y muy amigo de mis amigos.

—Su mejor momento del día.

—Seguramente la ducha después del deporte. La alargo todo lo que puedo. Soy de los que se lavan los dientes dentro de la ducha. A veces hasta meto un botellín de agua fría.

—Una canción.

Famoso en tres calles, de Carolina Durante.

—¿Lo más importante en la vida?

—Valorar la salud y a los seres queridos. Si tienes eso, no hay queja. Yo, que he perdido a mi padre hace poco, lo sé.