Fomento mantiene el horizonte del 2015 para las obras más complejas del AVE gallego

Pablo González
pablo gonzález REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Quedaría la vía y la electrificación para más adelante, así como el tramo Taboadela-Ourense

05 may 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Parece que si hay un nuevo plazo para el AVE gallego será el propio presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quien lo anuncie en compañía del presidente de la Xunta y, probablemente, como uno de los principales reclamos políticos de cara a las autonómicas. De momento, los siete tramos autorizados por el Consejo de Ministros por 927 millones se ciñen a los pliegos que fueron redactados al abrigo del pacto del Obradoiro y, por tanto, permiten albergar ciertas esperanzas de que la obra no se retrase tanto como la propia Xunta anunciaba cuando era el Gobierno socialista el que tenía que pelearse con los tramos de la montaña ourensana. Es decir, si no hay demasiados obstáculos en la ejecución y se mantiene un impulso presupuestario sostenido, sería posible que, a excepción del tramo Taboadela-Ourense, el resto del trazado pueda estar en servicio antes del 2018.

Así, los siete contratos que la ministra Ana Pastor llevó al Consejo de Ministros del 20 de abril, en plena campaña de políticos catalanes contra la inversión en Galicia, tienen plazos de ejecución que, al menos para la plataforma, mantienen el horizonte del 2015 para su finalización. Todos ellos, por tanto, están en el entorno de los tres años para la ejecución de las obras, consistentes principalmente en perforar los túneles que conforman el 72 % de los 53,5 kilómetros cuya licitación fue publicada ayer en el Boletín Oficial del Estado.

De esta forma, los siete contratos oscilan entre los 33 meses de plazo de ejecución para el túnel de O Espiño hasta los 38 meses que se emplearán en las dos vías del tramo Vilariño-Campobecerros. El plazo para la presentación de las ofertas termina el 21 de junio, por lo que los siete contratos podrían estar adjudicados este verano. Las obras de plataforma podrían empezar a principios del otoño y, por tanto, todas ellas podrían estar terminadas, al menos sobre el papel, a finales del 2015. Después habría que instalar la vía y las instalaciones de seguridad y electrificación, un proceso que podría demorarse hasta el 2017.

Solución provisional

Por esa fecha aún quedaría pendiente de ejecución la variante ourensana, el tramo conocido como Taboadela-Ourense, que algunos técnicos proponen electrificar -y en paralelo habilitar un carril de ancho internacional- para que todo el trazado entre Madrid y Galicia pueda ser recorrido por los servicios AVE de Renfe, mientras se acometen los trabajos en el entorno urbano. Sería una solución provisional que, según algunas fuentes, el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) estaría planteándose ya. Pero es este tramo el que alargaría la fecha del 2017 hasta, probablemente, más allá del 2018.